Dos emprendedoras forman una empresa tras coincidir en un curso de tiempo libre

Cristina Molina e Irene Pracht coincidieron en un curso de tiempo libre que organizó la Agencia de Desarrollo Local de Medio Cudeyo. La primera, licenciada en Magisterio natural de Asturias y de 48 años de edad, quería crear una Academia de Enseñanza y la segunda, natural de Pontejos, de 28 años, diplomada en Turismo y en Danza Española, algo relacionado con la animación. De la simbiosis de ambas ideas surgió en 2002, la empresa de Tiempo Libre Arco Iris, que tiene su sede social en Solares y sus oficinas en El Astillero.

Las dos empresarias reconocen que abarcan todos los campos de animación socioculturales. «Organizamos campamentos urbanos, actividades en centros educativos; comuniones, cumpleaños, ocio nocturno, programas para la dinamización de tercera edad y actividades relacionadas con las nuevas tecnologías».

Molina y Pracht coinciden en que en el sector hay mucha competencia ante lo que ofrecen un trato muy personal. «Hacemos nuestros proyectos a la carta». «Es decir, no estamos interesadas en crecer más como empresa sino en ofrecer un buen servicio a los clientes», aseguran.

Las dos empresarias tienen visiones diferentes acerca de si en España existe cultura empresarial. Mientras, Molina considera que sí la hay, «pero a partir de los treinta años», su socia piensa que no, «porque se busca una rentabilidad económica inmediata y no a largo plazo».

Las emprendedoras aseguran que su empresa representa algo más que un simple trabajo. Cristina dice que tenía su vida montada, pero necesitaba «algo nuevo». Por su parte, Irene reconoce que le gusta tanto su profesión «que no lo considera un trabajo» y no le importa «meter todas las horas del mundo».

Respecto a la diferencia de edad que existe entre ellas ambas la consideran positiva. «Ella tira más hacia delante aunque en algún aspecto es muy impetuosa», explica Cristina.