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Ataúlfo Argenta.
Recorrido por una biografía: de lo humano y artístico
Aniversario de ATAULFO ARGENTA: 1958-2008

Recorrido por una biografía: de lo humano y artístico

Los perfiles de una trayectoria brillante que consolidó a un ídolo e icono, reflejo de director moderno, de talla internacional y significado trascendental para la historia musical española

JUAN GONZÁLEZ CASTELAO

Domingo, 20 de enero 2008, 14:27

El 19 de enero de 1958 Ataúlfo Argenta daba su último concierto con la Orquesta Nacional, en el Monumental Cinema, con El Mesías, de Haendel. Su inesperada muerte en un trágico accidente en la madrugada del 20 al 21 de enero truncaba una brillante carrera artística cuando estaba llegando a su madurez, y dejaba huérfana y conmocionada a la primera orquesta del Estado, así como las orquestas, artistas, críticos y públicos españoles y europeos que contaban con él por muchos más años. Así llegaban a su fin trece años de carrera directorial (1945-1957), con más de setecientos conciertos y un sinfín de éxitos de crítica y público, en España y en el extranjero.

No era un director cualquiera, ni de una generación cualquiera. Entre sus coetáneos estrictos internacionalmente estaban nada menos que: Karajan, Ancerl, Celibidache, Leinsdorf, Markevitch, Sanderling, Solti, Végh, Wand, Bour, Britten, Fricsay, Giulini, Kondrashin, Kubelik y Bernstein. En España, pocos directores de su generación (la 'Generación de 1916', siguiendo el método de Julián Marías) destacaron ¯Enrique Jordá, Juan Pich Santasusana, Carlos Suriñach¯, mientras la generación anterior (1901) daba nombres como Iturbi, Toldrá, Sorozábal, José María Franco, Arámbarri, Lamote de Grignon, Muñiz Toca o Ernesto Halffter. Lo mismo ocurría con la generación posterior (1931), a la que pertenecían Odón Alonso, Rogelio Groba, Cristóbal Halffter, Luis Izquierdo, Benito Lauret, Frühbeck de Burgos o Antoni Ros Marbá.

Cinco años de investigación y convivencia diaria con el personaje de Ataúlfo Argenta darían para años de artículos y suplementos. Recojo aquí la amable invitación de El Diario Montañés para ofrecer al lector una visión lo más global posible de la vida del maestro español. Para ello he reducido a lo esencial el recorrido biográfico del maestro español, completándolo con un retrato personal y una valoración de su significado como director.

Infancia y años de formación. Los orígenes de Ataúlfo Argenta (de nombre completo Ataúlfo Exuperio Martín de Argenta y Maza) fueron humildes. Nació en la villa de Castro Urdiales (Cantabria), el 19 de noviembre de 1913. Su padre, Juan Martín de Argenta, se había casado en segundas nupcias con Laura Maza (natural de Sámano), tenía dos hijas del matrimonio anterior (Concha y Mercedes), y trabajaba en el Ferrocarril de Castro a Traslaviña. Era no obstante una persona sensible, amante de la música ¯tocaba el piano¯ y de los pájaros, y pronto se dio cuenta del don musical innato de su hijo.

En Castro Urdiales, mientras empieza sus primeros estudios con los Hermanos de las Escuelas Cristianas, Ataúlfo se inicia en el piano con Julia Blanco y en el violín con Vicente Aznar. A pesar de las limitaciones de ambos profesores (la primera con pérdida de oído, y el segundo con más afición al fútbol que a la docencia), aquellos primeros pasos tuvieron suficiente entidad como para que el talento empezase a dar fruto. Al poco tiempo, José Merino, Alcalde de Castro entonces, instituyó clases gratuitas en el Círculo Católico de Castro, y Ataúlfo pudo seguir así su formación musical. Con Julio Martínez estudió en él solfeo, violín y piano, y tocó en la orquesta del Círculo. Allí tenía acceso a un piano Érard, con el cual dio varios recitales en 1925-1926. Al mismo tiempo, asombraba a sus paisanos con su magnífica voz y cantaba como tiple en el coro de la iglesia.

Don Juan, aconsejado por José Merino, pidió su traslado de trabajo a Madrid. De este modo, Ataúlfo ("Ata") podría seguir sus estudios de piano en el Conservatorio de la capital. En 1927 tuvo lugar el cambio de domicilio, al cual llegó también Elena, fruto también del matrimonio entre Juan Martín de Argenta y Laura Maza. Ataúlfo se preparó a conciencia para los exámenes libres de septiembre del Real Conservatorio de Música y Declamación, aprobando al mismo tiempo tres cursos de solfeo, cuatro de piano y dos de violín. Para el curso 1927-28 se matriculó ya de tercero de violín, con Julio Francés, y quinto de piano, con Manuel Fernández Alberdi. Paralelamente, el 1 de junio de 1928, Argenta ingresa como tenor en la Masa Coral de Madrid, dirigido en aquella época por Rafael Benedito. Éste descubrió las cualidades artísticas de Ataúlfo y le encargó el repaso de las distintas cuerdas del coro. Allí es donde conoce a Juana Pallares Guisasola, pronto novia y futura esposa. Argenta también cantó en el coro de la Catedral y de otros tempos de Madrid, y el violín fue perdiendo su interés con el tiempo.

He aquí una lista de camaradas y amigos de Argenta en esta época: Enrique Casal Chapí (compositor), Eduardo Hernández Asiain (violinista), Ricardo Vivó (chelista), Emilio Lehmberg (compositor), José Muñoz Molleda (compositor). Otras amistades fueron: José Castro Escudero, Remedios de la Peña, Joaquín Nin Culmell (compositor), Sigfrido Ribera, Lorenzo Antón (violinista), Alejandro Navarro, Carmen Pardos, Roberto Pla (compositor, director, musicólogo), José Gutiérrez, Jorge Guajardo, Jesús Gallego Marquina, José Larrosa, José Moreno Bascuñana y Manuel Lazareno. Por otro lado, frecuentaba las tertulias del Café Español, que entonces reunían a Ricardo Villa, los hermanos Machado (Antonio, Manuel y Francisco), grupos ultraístas y vanguardistas. En esta época surge su admiración por Enrique Fernández Arbós y Ricardo Villa, así como José Lassalle.

Hablando de amistades, es el momento de hacer un inciso y hablar de Juana ('Juanita') Pallares: Nace en Madrid el 5 de junio de 1912. Ingresa en la Masa Coral de Madrid en mayo de 1929, como contralto segunda. Estudia piano en el Conservatorio con Pilar Fernández de la Mora. Sobre ella nos han hablado sus hijas: «Tenía un carácter alegre, era muy graciosa, con un gran sentido del humor; era de troncharse de risa, nada tímida pero sí discreta, nada pretenciosa; no le gustaba estar en el candelero todo el rato o estar en el ajo en todo. Además decía todo lo que se le pasaba por la cabeza. Lo mismo que Ataúlfo... ¿vaya par! Juanita era inteligentísima. No creemos que nuestro padre hubiese llegado a ser lo que fue sin Juanita».

Ataúlfo Argenta culminó brillantemente sus estudios con el Premio Extraordinario en 1930. Esto le facultaba para optar al Premio Cristina Nilsson de 1931, consistente en un piano de cola donado por la cantante Cristina Nilsson (Condesa-viuda de Casa-Miranda). Su único rival, Martín Imaz, se puso enfermo, y ello parecía simplificar las cosas, pero al mismo tiempo llegó un obstáculo personal: la muerte del padre de Ataúlfo. La fecha del examen fue el 4 de febrero de 1931 y, tras un brillante ejercicio, el premio le fue otorgado por unanimidad. Lamentablemente no pudo disfrutar del piano de cola, ya que tuvo que venderlo a la casa Hazen para que la familia pudiese salir adelante.

La viuda de don Juan Martín de Argenta se quedó por entonces sin pensión, debido a que éste había venido a Madrid desde una empresa no reconocida por los Ferrocarriles del Estado a todos los efectos. No obstante, don José de Roda, ingeniero jefe de explotaciones ferroviarias y gran melómano, en atención a los servicios del padre, le ofreció a Ataúlfo trabajo como auxiliar, en la misma oficina (Intervención) que su padre, con un sueldo modesto. Paralelamente, su madre mantuvo un cierto nivel de ingresos y pudo salir adelante gracias a ser muy buena costurera. El horario de trabajo de Ataúlfo era de 9 a 14 horas. José Montero Alonso comenta la anécdota de que, bajo su carpeta de trabajo, Argenta guardaba papel pautado, y en su cajón escondía partituras, para los ratos de menos trabajo. El único alivio fue conocer en la oficina a Antonio de Obregón, con quien luego iba a las tertulias del Café María Cristina.

En verano de 1931, se decide emprender viaje a Bélgica. La familia, luego de la muerte del padre, levanta la casa. Ataúlfo, con su hermana Elena, con su madre, se trasladan a Lieja. Su hermana mayor, Concha, que está casada con un hotelero belga y reside en Lieja, les ofrece alojamiento y la posibilidad para Ataúlfo de estudiar en el Conservatorio. La razón de ir a Lieja no es sólo económica ¯el ahorro que supone estar en casa de familiares¯, sino también artística. Debido a razones de salud y la dificultad del idioma, la estancia sólo duró hasta diciembre de 1931. Pudo aliviar un poco la pena por el reciente fallecimiento de su padre, pero sobre todo le permitió tomar contacto con la disciplina y el rigor septentrionales en sus tres meses de estudió con Armand Marsick (composición) y Jean du Chastein (piano).

Los comienzos como pianista. Del regreso a Madrid a finales de 1931 hasta 1936, Ataúlfo Argenta tuvo una vida dura. No pudo reincorporarse a los Ferrocarriles del Estado por haberse cubierto su vacante cuando estaba en Lieja. Fue sobreviviendo dando recitales, ayudando a preparar ejercicios y exámenes de compañeros suyos, acompañando recitales, tocando en la temporada de ópera del Teatro Calderón y en orquestinas del Casino, etc. Enseguida se labró una buena reputación como acompañante y el trabajo en el Calderón le puso en contacto con cantantes como Miguel Fleta, con quien entabló una gran amistad. En el Conservatorio estudiaba composición y participó en la Asociación Profesional de Estudiantes del Conservatorio. Precisamente con la orquesta del esta Asociación dio sus primeros pasos como director, con un primer concierto el 2 de marzo de 1934. La Asociación de estudiantes estaba vinculada a la F.U.E., y ello le ocasionará problemas durante la Guerra, pero Argenta se puso al frente de la orquesta porque a él le importaba la música y cualquier oportunidad que se le presentase para interpretarla; por lo mismo acabó dejando el puesto cuando el ambiente se acabe enrareciendo.

La Guerra Civil puso su carrera en un paréntesis forzoso, aunque le fue posible mantener cierta actividad musical bajo la protección de mandos musicales de cierta sensibilidad ¯con la ayuda del crítico musical Antonio Fernández-Cid¯, mientras cumplía su labor en el regimiento de Transmisiones. El 13 de marzo de 1936 se produce la quema de la iglesia de San Luis; ese día Argenta decide afiliarse al Sindicato Católico. Los comienzos de la contienda le sorprenden luego en el balneario de Mondariz (Pontevedra), cuando ensayaba para los conciertos de verano, pero se trasladó a Salamanca para alistarse en las Milicias de la Falange Española. Su destino principal fue Segovia ¯luego ya La Granja y Villaviciosa de Odón¯, donde contó con la ayuda y la protección de la familia de su amigo Eduardo Hernández Asiain. La boda con Juana Pallares Guisasola tuvo lugar en Segovia en 1937, y de este matrimonio nacerían cuatro hijas y un hijo. Al terminar la Guerra, Argenta descansa entre Madrid y la Sierra, gracias a que los padres de Juanita tienen un pequeño hotel entre Madrid y Los Molinos. Profesionalmente intenta salir adelante poco a poco. Entre otras cosas, consigue un trabajo, a través de Jesús García Leoz, en la orquesta del Coliseum, dirigida por Agustín Moreno Pavón. Inicia también sus conciertos de la mano del empresario Julián Uceda, pero su verdadero despegue como pianista llegó el 30 de noviembre de 1939, al sustituir al violinista Eduardo Hernández Asiain en la Sociedad Filarmónica de Oviedo con un recital que asombró al público y a la crítica, a pesar de recibir en uno de los intermedios la noticia de la muerte de su primer hijo recién nacido. La recomendación del Presidente de la Sociedad a las demás sociedades españolas fue determinante en la lluvia de contratos que siguió.

En uno de los recitales de Argenta en Madrid estaba presente el pianista Winfried Wolf, quien le ofreció ir a estudiar con él en Alemania. Según éste, Argenta tenía grandes dotes, pero sin pulir con disciplina.

Viene de la página anterior.

A ello hacían referencia también testimonios recogidos en nuestra tesis, que hablaban de un pianista de gran musicalidad y sensibilidad, con una brillante capacidad y rapidez de aprendizaje, que a veces fallaba por falta de paciencia y disciplina de estudio. Aun en plena Guerra Mundial (entre 1941 y 1943), con una beca de intercambio cultural hispano-alemán, Argenta tiene la oportunidad de presentarse en el Festival Hispano-alemán de Bad Elster, y de estudiar con Wolf en Potsdam y Kassel. Posteriormente ejerce como profesor, y comienza en la dirección de orquesta de la mano de Carl Schuricht y Franz von Hoesslin. Desde el principio despliega una gran actividad como concertista, con recitales y conciertos con orquesta por toda Alemania, grabaciones de discos de radio y conciertos en las fábricas de Glauchau. Destaca su debut en la Singakademie de Berlin en noviembre de 1941. En 1942 consigue el permiso para trasladar Juanita, Ana María y Margarita a Alemania, a Kassel, y pronto se instalan en Wolfsanger. Argenta fue contratado en marzo de 1942 como asistente de la Escuela de la Ópera de Kassel y profesor de música del Conservatorio de Kassel, para los estudiantes de último grado, en un master dirigido a alumnos cualificados.

Argenta hace gestiones para dar conciertos en España, pero no fructifican apenas hasta 1943. El 17 de mayo de 1943, tras una gira de recitales por España el mes anterior (Gijón, Bilbao, Valladolid) es la primera vez que Argenta se pone al frente de una orquesta como director en Alemania: la Orquesta de la Radio de Berlín, en un concierto para soldados con obras de Falla, Turina y Granados. A éste seguirán conciertos, como director, con la Orquesta de la Radio de Hamburgo, la de la Ópera de Dusseldorf, la Radio de Francfort, la Radio de Stuttgart, Radio de Baden-Baden, la Radio de Munich y la Radio de Berlín. En nuestra tesis hay recogidos otros conciertos, como uno dado en Dresde el 28 de octubre, con buena acogida de la crítica.

Argenta se inscribe en un curso de dirección en el Conservatorio de Kassel con Joseph Kuinke. Desafortunadamente el curso no se celebra por culpa de un terrible bombardeo. Al poco tiempo se produce el bombardeo de Wolfsanger. Su casa queda destruida. Con semejante empeoramiento de la situación, el 3 de octubre de 1943 se decide el regreso a España. A pesar de las posibilidades de trabajo, el clima se enrarece tanto que ya no compensa el esfuerzo.

Ataúlfo Argenta: director de orquesta. De regreso a Madrid, Argenta encuentra difícil la reincorporación a la vida musical como pianista. La renovación de la cartelera buscada por teatros y sociedades filarmónicas, la superabundancia de pianistas y la presión que suponían los recitales ¯algo que Argenta no soportaba bien¯, hacen que prepare su paso a la dirección de orquesta, tal como venía haciendo en Alemania.

En 1945 gana, por oposición, la plaza de profesor de piano, celesta y timbres de la Orquesta Nacional. Con distintos apoyos crea en enero de 1945 la Orquesta de Cámara de Madrid (OCM), y a los pocos meses gana con su conjunto el concurso para la provisión de la Orquesta de Cámara de Radio Nacional (OCRN), cuya titularidad ostenta hasta abril de 1946. En 1945, a pleno rendimiento en Radio Nacional ¯con nada menos que 125 conciertos en nueve meses¯, le llega la primera oportunidad de dirigir la Orquesta Nacional, al encontrarse su titular (Bartolomé Pérez Casas) enfermo. Dos oportunidades son suficientes para demostrar su valía, y pronto (1946) se le concede el puesto de segundo maestro. El nombramiento como director co-titular de la Orquesta Nacional llegó en enero de 1947, compaginándolo durante varios años con su puesto al frente de la OCM, orquesta que funcionó gracias al patrocinio de Luis Urquijo, marqués de Bolarque.

La ampliación de posibilidades y oportunidades artísticas fue inmediata. En 1946 ya era invitado a dirigir la Orquesta Municipal de Valencia, y en 1947 se había puesto al frente de las de Bilbao y Barcelona, sin olvidar la Orquesta Filarmónica madrileña o la Orquesta Sinfónica de la capital, que dirigiría años más tarde. En 1948 llega su debut internacional, de la mano de José Iturbi, con la Orquesta Sinfónica de Londres, presagio, junto a su primera actuación con la Orquesta de la Suisse Romande, en 1949, de su verdadero lanzamiento internacional en 1950. Es en este año, en marzo, tras su presentación en París con la Orquesta de la Sociedad de Conciertos del Conservatorio, cuando el empresario Marcel de Valmalete, impresionado, toma su representación y organiza para él conciertos y grabaciones con las principales orquestas sinfónicas y orquestas de la radio europeas.

Estos compromisos internacionales fueron aumentando en auténtica progresión geométrica hasta su muerte en 1958, año en que ya había dirigido nada menos que cuarenta orquestas europeas, más una serie de conciertos con la Orquesta de la Radio del Estado en Buenos Aires ¯sus únicas actuaciones fuera de nuestro Continente¯. No hay que olvidar tampoco su contribución determinante a la creación del Festival de Granada y del Festival de Santander, con los cuales siempre mantuvo un serio compromiso. A ello hay que unir sus grabaciones de música sinfónica para DECCA, Columbia y Club Français du Disque, sus grabaciones radiofónicas, y sus registros de zarzuela, que han supuesto una aportación decisiva a la difusión y la dignificación de este género.

Ataúlfo Argenta no sólo trabajó con las mejores orquestas europeas, sino que se movió entre los directores de orquesta punteros de la época ¯que él mismo se ocupó de invitar a la Orquesta Nacional¯ y de artistas de talla internacional. De los directores que vinieron a Madrid durante su etapa como titular cabe destacar: Robert Denzler, Ernest Bour, Willem van Otterloo, Jean Martinon, Sergiu Celibidache, Igor Stravinsky, Eugene Goosens, Pierre Dervaux, Jascha Horenstein, Lorin Maazel, Nikolai Malko, Hans Rosbaud, Clemens Krauss, Sergio Previtali, Malcolm Sargent, Hans Schmidt-Isserstedt, Igor Markevitch, Eugen Jochum, Günther Wand, Carlo Zecchi, Paul Kletzki, Paul Hindemith, Thomas Beecham, Peter Maag y Ernest Ansermet.

De entre los artistas que colaboraron con él podemos mencionar a los violinistas Alfredo Campoli, Christian Ferras, Henryk Szeryng, Yehudi Menuhin; los chelistas André Navarra y Gaspar Cassadó; los guitarristas Narciso Yepes, Andrés Segovia y Regino Sainz de la Maza; los pianistas Aldo Ciccolini, Alicia de Larrocha, Cor de Groot, Friedrich Gulda, Jörg Demus, Julius Katchen, Samson François, Nikita Magaloff, Leon Fleisher, Marcelle Meyer, Wilhelm Kempff, Marguerite Long, Joaquín Achúcarro, Leopoldo Querol, José Iturbi, José Cubiles, Pilar Bayona, Enrique Aroca, Luis Galve; el arpista Nicanor Zabaleta; y una larga lista de cantantes como Pilar Lorengar, Ana María Iriarte, Consuelo Rubio, Victoria de los Ángeles, Lola Rodríguez Aragón, Toñy Rosado, Manuel Ausensi, Agnes Giebel, Benjamino Gigli, Maria Stader, Kim Borg, Gérard Souzay, Elisabeth Schwarzkopf y Norma Procter.

Retrato humano. La primera parte de mi tesis doctoral, centrada en el aspecto biográfico de Ataúlfo Argenta, comenzaba con una descripción de su perfil humano. Gracias a los testimonios de la familia Argenta, de Joaquín Achúcarro, Odón Alonso, Enrique Franco, Cristóbal Halffter, Eduardo Hernández Asiain, Antonio Iglesias, Martha Schuricht ¯viuda de Carl Schuricht¯ y Marie Anne de Valmalete ¯hija de Marcel de Valmalete, representante artístico de Ataúlfo Argenta¯, más declaraciones recogidas de otras fuentes (biografías anteriores, documentos sonoros de RNE) y diversa documentación gráfica, hemos podido componer un retrato humano del maestro. Por razones de espacio, resumimos este perfil humano en dos breves párrafos.

Físicamente, Argenta era un hombre alto, delgado, atractivo, de gran porte en escena aunque de movimientos algo desgarbados en la vida cotidiana; su salud era débil debido a problemas pulmonares e intestinales/estomacales. Sus rasgos más característicos eran una gran sencillez, naturalidad, humildad, generosidad, un carácter bondadoso y abierto ¯aunque con cierta timidez cuando estaba en situaciones oficiales¯; era como un "niño grande", que se entusiasmaba por todo, lleno de entrega y audacia en todo aquello en lo que creía, y sobre todo, de muy buen sentido del humor. Aquí conviene puntualizar y decir que todo esto no significaba un carácter débil; todo lo contrario: era una persona, temperamental, enérgica, con mucho nervio.

Sus aficiones verdaderas eran más mundanas que intelectuales; entre ellas destacaban la familia, los amigos, la tertulia, el mus, los habanos, el café, el coñac, el cine, la fotografía, los automóviles, la pesca, la naturaleza, el paisaje del norte (Castro Urdiales), el fútbol, la belleza femenina y, cómo no, la música (el piano o voz humana sobre todo). Su mentalidad era avanzada para la época, liberal, y por lo que respecta a la religión, tenía grandes devociones particulares (Santa María de Castro, Cristo de Limpias), pero era poco practicante. Fue un padre y marido bastante ausente de su casa, primero por el trabajo y luego por los compromisos internacionales, pero siempre tenía a su mujer y a sus hijos presentes e intentaba dedicarles el mayor tiempo posible: eran su mayor felicidad. Su esposa, Juana Pallarés fue una mujer discreta, inteligente, cariñosa, con gran sentido del humor y optimismo, buena administradora, pianista excelente, que sacrificó su carrera para apoyar a su marido y darle una familia en la que él pudiera sentirse feliz.

Valoración. La investigación que he llevado a cabo estos cinco años ha puesto de relieve la talla internacional de Ataúlfo Argenta y su alto significado para la Historia de la Música Española del siglo XX. Una sólida base como destacado concertista de piano, avalada con premios y con conciertos con programas de peso, dio paso a una carrera internacional como director más sólida todavía tras su paso por Alemania. En total fueron sólo trece años de dedicación a la dirección, pero con gran mérito por lo que logró en tan poco tiempo. Fue una vida artística breve pero de una progresión fabulosa. Fue invitado habitual en las principales orquestas europeas (40), se hizo un repertorio de en torno a las 600 obras, y dirigió nada menos que 720 conciertos. Cuando falleció ya era comparado con Toscanini o Furtwängler por la crítica europea. Ha dejado grabaciones para DECCA, testimonio de su fuerte personalidad musical, y sus registros de zarzuela para Alhambra/Columbia han sido una contribución decisiva a la difusión y la dignificación de este género. Hizo suya la tradición interpretativa de la "escuela alemana", que recibió de Carl Schuricht, y la enriqueció con aportaciones de Ansermet y de la escuela franco-belga, y en España se le reconoce entre otras cosas el haber popularizado la obra de Brahms, que en los años 40 y 50 todavía no era aceptada con facilidad por el público. Humano y cercano de trato, su personalidad atraía a público, crítica, músicos y solistas.

Su estilo interpretativo, único, es sobrio, sólido, preciso, pero lleno de vida y expresividad. La crítica musical y los personajes entrevistados para mi tesis corroboran su talento, musicalidad, magnetismo y penetración, su condición de músico más práctico, empírico que intelectual, primando la búsqueda de expresividad. Se hizo con un repertorio amplio, reflejo de su rica sensibilidad musical, y su programación era variada tendiendo a realzar sus cualidades de constructor formal, de detalle y sensibilidad cromática.

Su perfil respondía al tipo de director internacional moderno de mediados del siglo XX, un perfil infrecuente entonces: el director que va de aeropuerto en aeropuerto, dotado de un lenguaje gestual claro, sencillo, sobrio, preciso, con el que comunicarse con las orquestas invitadas eficazmente. También el tipo de director de la nueva sociedad, invadida por los medios de comunicación de masas, para la cual se convirtió en ídolo e icono. En España Argenta era sentido como héroe nacional, y como tal brillaba y brilló dentro y fuera de nuestras fronteras.

Bibliografía básica: 2007: González-Castelao, Juan, El director Ataúlfo Argenta (1913-1958): estudio biográfico, analítico e interpretativo, R. Sobrino Sánchez (dir.), tesis doctoral, Universidad de Oviedo. [Publicación como libro prevista por Caja Cantabria+ICCMU+Ayt.º Castro Urdialesen 2008].

1970: Fernández-Cid, Antonio, Ataúlfo Argenta, Colección Artistas Españoles Contemporáneos, Madrid, Dirección General de Bellas Artes.

1959: Montero Alonso, José, Ataúlfo Argenta, Antología de escritores y artistas montañeses (Ignacio Aguilera [dir.]), vol. LI, Santander, La Moderna.

1958: Fernández-Cid, Antonio, Ataúlfo Argenta, Madrid, Biblioteca Nueva. [Reedición: Universidad de Cantabria, Santander, 2003. Prólogo de Fernando Argenta.]

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