Antonio Barrera cortó tres orejas en la Corrida de la Beneficencia

La Corrida de la Beneficencia suele ser un festejo muy digno que atrae a la Plaza a un público más festivo y a los pocos buenos aficionados que quedan pululando por ahí después de una semana larga de Feria. La comisión organizadora que encabeza Francisco Reda, cuida todo al detalle, desde el coche de caballos que conduce al coso de Cuatro Caminos a las manolas, hasta los huevos que, de víspera, pone a Santa Clara para que el día no salga lluvioso. Elige bien el ganado a lidiar, buscando ganaderías toristas, y la terna que hace el paseíllo todos los años.

Hay alguien, no obstante, que, como dicen en mi pueblo, cada temporada 'le cuela un gol'. El año pasado fue el de Finito de Córdoba y este el de Julio Aparicio. Creo recordar que anteriormente fue David Luguillano. El 'gol' suele acabar en una bronca y en un pequeño borrón en el espectáculo. Finito, en 2007, con un toro lo intentó y con el otro se limitó a matarlo de un sartenazo. Aparicio ayer, ni siquiera se estiró en un lance. No quiso ver a ninguno de sus toros y los mató a traición, convirtiendo la suerte suprema en un cruel asesinato. Aparicio ya no está para salir a una plaza, al menos a una como la de Santander, donde el público es honesto y educado. Un público entregado con los toreros y hasta muy generoso cuando de entregar trofeos se trata.

Aparicio, con su incompetencia, desvirtuó el resultado de la competición, ya que dejó abonado el camino para que sus compañeros de terna cortasen orejas, a poco que hicieran.

Del torero sevillano poco más se puede decir.

Otro paisano suyo, Antonio Barrera, salió al ruedo de Cuatro Caminos con ganas de agradar al público y salir en portada de los periódicos. Con el primero de su lote estuvo muy voluntarioso, valiente y además toreó bien de capa y de muleta. Con la primera destacó el quite por chicuelinas, muy ajustado. Con la frámula citó siempre de lejos al toro de Ortigao Costa. El mejor pitón del toro fue el derecho por lo que Barrera centró la faena en los pases en redondo bien rematados con el de pecho. Mató de una estocada un tanto caída y logró cortar la primera oreja de la tarde.

El quinto tuvo una embestida bronca especialmente por el pitón izquierdo. Barrera le toreó bien con el capote en la tanda de recibo y ya con la muleta expuso mucho. Dio algún buen muletazo en redondo pero se empecinó en el toreo al natural. No hubo grandes pases pero emocionó al público con su valor y sus ganas de triunfo. Lo mejor fue la estocada, en lo alto del morrillo y hasta la bola. El público, encantado, le premio con las dos orejas.

Eduardo Gallo estuvo bien -notable en calificación de Bachillerato- en el primero de su lote y no tanto con el que cerró plaza. El tercero, a pesar de la punta de flojedad mostrada en el primer tercio, tuvo mucha calidad en la embestida. El toro se movía con buen son y lo supo aprovechar el joven salmantino. Las series fueron todas bien ligadas y hubo dos naturales al final de la faena magníficos. Acertó a la primera con el acero y le premió el respetable con una oreja.

Con el sexto no estuvo tan bien Gallo. El toro, de salida, dio la sensación de tener una magnífica embestida. Humillaba mucho, con bravura y nobleza. No le picó en exceso Gallo y llegó crudito a la muleta. Tras unas contadas buenas series en redondo, el diestro se empeñó en torear muy encima del morlaco, sin darle distancia, y la faena se apagó.

A este torero le gusta arrimarse y meterse entre los pitones de sus enemigos, pero con toros que se mueven, como los de ayer, hay que torear citando de lejos, como hizo Berrera con el segundo.

De todas las formas al público le gustó la faena y ya estaba con la mano en el bosillo buscando el pañuelo blanco cuando el salmantino erró con el acero. Dos pinchazo y una casi entera acabaron con el morlaco.

A últimas horas de la tarde de ayer, la Peña Taurina Félix Rodríguez fallaba el premio a la mejor faena realizada en la Plaza de Santander durante la Feria y la Corrida de la Beneficencia. El galardonado fue, en esta ocasión, Enrique Ponce por su actuación en la corrida del Puerto de San Lorenzo.