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ALMUDENA RUIZ
Martes, 3 de febrero 2009, 12:50
Parece increible pero acaba de cumplir 105 años. Paz Hinojal Olmedo (Los Corrales de Buelna, 24 de enero de 1904) goza de un estado de salud envidiable (sólo toma una aspirina americana cada día), muy buena memoria y un carácter luchador. Pacita, como la llaman en la residencia El Estanque de Villapresente (Reocín) donde vive desde hace nueve años, celebró hace unos días su cumpleaños, una fiesta en la que estuvo acompañada de su familia y del personal y compañeros de la residencia.
Maestra jubilada, jefa provincial de la Sección Femenina durante varios años, María Paz nunca quiso casarse. Lo tenía muy claro: «No quería casarme y por eso nunca lo hice. A mi alrededor, en la familia, no vi a nadie mal casado o con problemas, pero decidí no hacerlo», explica resuelta cuando se le pregunta por este tema. Le encanta tomar el sol y por eso, siempre que puede, sale al jardín de la residencia. Cada día lee el períódico, hace gimnasia y juega a las cartas. «Sobre todo me gusta la brisca», explica Paz a quien le gusta estar al tanto de todo lo que sucede en el mundo.
Aficionada a viajar, «he viajado por toda Europa», recuerda. Uno de sus sobrinos, Jacobo García Lago, presente en la entrevista, la corrige y añade que también viajó a «Moscú, cuando apenas se podía ir, y a Libia, donde permaneció casi un año aprovechando que allí vivía uno de sus sobrinos».
Los padres de Paz, naturales de Tudela de Duero (Valladolid), vinieron a trabajar a la fábrica de los Quijano en Los Corrales de Buelna y allí nacieron sus hijos. Poco tiempo después, el cabeza de familia se traslada a trabajar a Pontevedra al ser nombrado representante de la empresa en Galicia y Portugal. En la ciudad gallega reside unos diez años y es allí donde Paz estudia magisterio. «Mi primera escuela fue en La Acebosa (San Vicente de la Barquera) donde daba clases a niños y niñas pequeños», explica María Paz mientras recuerda que después, durante varios años, ocupó el cargo de jefe provincial de la Sección Femenina y por eso se trasladó a vivir a Santander. Más tarde, se reincorporará a su puesto de trabajo y dará clases en las escuelas de Los Corrales de Buelna y San Felices. «En San Felices es la escuela en la que me jubilé a los 70 años», explica.
Jubilación y pintura
Con la llegada de la jubilación empieza una nueva etapa en la vida de Paz y también comienza su relación con la pintura. «Nunca he sido dibujante ni he tenido vocación por la pintura, sino que, por mi trabajo, lo que tenía que hacer era decir qué era lo que estaba mal u qué era lo que estaba bien en los dibujos que hacían los niños», señala Paz quien en los últimos treinta años ha dedicado buena parte de su tiempo a pintar. El testimonio de ese trabajo está presente en las instalaciones de la Residencia El Estanque y en las domocilios de su familia y también en los del personal de la residencia a quien Paz «ya fuera un cumpleaños, un bautizo, una celebración especial, nos regalaba uno de sus cuadros», señala la directora del centro.
Hace nueve años, a la muerte de la hermana con la que vivía, Paz llega a la residencia de Villapresente. Cuando ingresa en El Estanque ya había sufrido una hemiplejia que le dejó paralizado el lado derecho de su cuerpo. En un primer momento abandona la pintura pero tiempo después vuelve a los pinceles, eso si, con la mano izquierda. Es en esta circunstancia cuando hace gala de ese carácter luchador que tanto su familia como el personal de la Residencia dice que tiene. «No se le pone nada por delante y un buen día volvió a coger los pinceles y a pintar con mano izquierda», indican.
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