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Olas frente a El Sardinero, con el faro de Mouro al fondo, durante el último temporal. / A. FERNÁNDEZ
El temporal del pasado 24 de enero generó olas de hasta 26 metros de altura
CANTABRIA

El temporal del pasado 24 de enero generó olas de hasta 26 metros de altura

Alicia Lavín, del IEO, considera «sorpendentes y extraordinarios para esta zona» los datos recogidos por la boya, los más altos registrados nunca en España

TEODORO SAN JOSÉ

Miércoles, 4 de febrero 2009, 10:09

En la madrugada del pasado 24 de enero olas de 26 metros de altura recorrieron la mar frente a las costas cántabras. El temporal provocado por lo que se denominó técnicamente como ciclogénesis explosiva generó una 'altura significante' del oleaje de 14,8 metros -que viene a ser como la media de las olas más altas en un determinado espacio de tiempo-, con un pico máximo de 26,13 metros.

Sí. Ha leído bien. Una ola de 26 metros. Hágase idea. Póngase al pie de un edificio de nueve plantas. Mire para arriba. Cuando fije la vista en el borde de la terraza sepa que la cresta de la ola aún alcanzaría a una persona que se asomase allá arriba en aquel momento. Y si ésa no lo logra, quizá lo consiguiera otra ola, de 24,65 metros, medida en ese mismo periodo.

Los datos se recogieron en la boya Augusto González Linares (Boya AGL), baliza del Instituto Español de Oceanografía (IEO) fondeada a 22 millas al Norte de Santander y que se encarga de trasmitir los datos vía satélite, casi de forma instantánea, a diversos centros oficiales y científicos. Pero esta vez no se conocieron hasta el lunes y se difundieron ayer.

Y no se ha sabido antes porque la boya quedó a la deriva sobre las siete de la madrugada de aquel 22 de enero, justo después de que el ciclón le pasara por encima y rompiera los anclajes que le sujetaban al fondeo. La Boya AGL, que quedó a merced de las corrientes, fue recuperada una semana después a diez millas de San Sebastián, y luego traslada al puerto de Santander. Una vez aquí se activaron sus equipos y comenzó a transmitir los datos que tenía almacenados.

Sorprendente

«La verdad es que no nos esperábamos nada parecido», señala desde alta mar y a bordo del buque científico 'Cornide de Saavedra' Alicia Lavín, investigadora en Oceanografía Física en el centro del IEO en Santander. «Cuando comenzó el volcado de datos pensábamos que, a tenor del temporal que habíamos vivido, quizá se hubieran registrado olas de 23 metros. Pero lo de la ola de 26,13 metros nos ha sorprendido». Esta investigadora -que ayer navegaba frente a Finisterre dentro de un campaña científica oceanográfica sobre la variabilidad climática y que en la misma singladura le llevará a realizar muestreos y análisis de masas de agua frente a Estaca de Bares y Cabo Mayor- es la responsable del equipo científico que está al cargo de la Boya AGL.

«No habíamos visto nada igual», comenta Lavín. «Sabíamos que, después del temporal que hubo en en el Cantábrico en marzo del pasado año, en el que la altura significante registrada por la boya alcanzó 12,40 metros y una ola máxima de 19,77 metros, en Irlanda y Francia los registros fueron mayores, pero lo de los 14,88 metros de altura de ola significante frente a Santander es un valor muy alto para esta zona», explica la científica, «un valor sorprendente y extraordinario para tratarse de esta zona y de aguas ibéricas».

Tan extraordinario que ninguna otra boya española ha registrado nunca olas de más de 26 metros de altura desde que en 1996 comenzaron a efectuarse este tipo de mediciones, si bien la AGL sólo está operativa desde junio de 2007.

En opinión de Lavín, se trata de «unos valores muy elevados», cuando menos los más elevados del Cantábrico, «un dato a tener en cuenta», asevera, «en cuestiones de aprovechamiento de energía de olas y sistemas eólicos y, por otro lado, a la hora de realizar determinado tipo de construcciones, como defensa de costas, playas o edificios cerca del mar. Esto es muy importante».

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