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El reloj, la torre y el camino
LIMPIAS

El reloj, la torre y el camino

El mecanismo horario, ahora en ruina, fue financiado por el conde de Albox para no tener que contestar a la pregunta '¿Qué hora es, señor conde?' El Ayuntamiento y La Caixa proyectan recuperar la vieja torre abandonada

PPLL

Domingo, 29 de noviembre 2009, 02:42

La rehabilitación de la vieja torre del reloj y del mecanismo horario incorporado no tendrá para los vecinos de Limpias, a estas alturas de la vida, mayores consecuencias prácticas -en estos tiempos la gente vive rodeada de relojes-, pero servirá, en cambio, para llenar de contenido un espacio de enorme belleza paisajística y para recuperar, al mismo tiempo, una hermosa historia que tiene a uno de los condes de Albox como principal protagonista.

Cuentan en Limpias que el conde, en un momento concreto de su vida, fue el único en el pueblo que utilizaba reloj, y que los vecinos le acosaban a preguntas del tipo de: '¿Qué hora es, señor conde? Le importaría decírnoslo'. Por ello decidió promover esta obra, cuyo propósito era facilitar esa información a todos sus paisanos, vivieran donde vivieran, mediante la escucha de las correspondientes campanadas.

El reloj y la torre funcionaron durante algún tiempo, y luego quedaron abandonados. Actualmente están en ruina: el edificio y el mecanismo horario. Sin embargo, tanto la Obra Social de la Caixa como el Ayuntamiento de Limpias trabajan en un proyecto destinado a la recuperación de ambos, con el fin de ponerlos de nuevo al servicio de los vecinos, aunque de acuerdo a las necesidades del siglo XXI.

El proyecto se enmarca en una actuación más amplia que contempla el acondicionamiento de una senda peatonal de 5,5 kilómetros de recorrido alrededor del casco urbano de Limpias, cuyo punto culminante puede ser, en última instancia, la rehabilitación de la torre y el acondicionamiento de un mirador en su entorno.

Los trabajos de acondicionamiento de la senda ya han comenzado. Falta por ver si el proyecto culmina, finalmente, con la recuperación de la vieja torre del reloj y del mecanismo horario que llevaba incorporada.

Otros tiempos

Y es que los relojes, de bolsillo o de muñeca, no siempre estuvieron al alcance de todos. En el siglo XIX eran artículos de lujo y muy pocos disfrutaban del privilegio de exhibir uno de ellos. Hasta entonces, en los pueblos y ciudades se utilizaban los relojes de sol, con los márgenes de error que eso implicaba, especialmente en lugares donde la lluvia, la niebla o la bruma los apagaba con tanta frecuencia como sucedía en Cantabria.

Limpias era uno de esos lugares. Junto a la ría, los vecinos se orientaban mediante la posición que el sol mostraba en cada momento: sobre la ermita de Las Nieves, sobre el pueblo de Ampuero, sobre los riscos del Pico Candiano, hacia Poniente... O bien preguntaban al conde de Albox, antes de que este promoviera la construcción de la torre.

Esta se ubicó en una colina próxima al casco urbano de la población, situada a medio camino entre la Iglesia del Santo Cristo, el barrio de Espina y los viejos muelles fluviales del Asón, en un punto denominado Alto del Otero. Los vecinos no lo veían físicamente desde sus casas, por lo elevado de la posición que ocupaba, pero escuchaban las campanadas a diario desde todos los puntos: caseríos, prados o ría.

La historia del reloj se detuvo cuando lo hicieron sus viejas agujas y, desde entonces, nada se ha movido alrededor de la vieja torre. Sólo las hojas de los árboles que lo circunvalan, y que lo ocultan en cierto modo a los ojos de los vecinos.

Recuperar el espacio

Con la rehabilitación de la antigua torre y del mecanismo horario, lo que se pretende en última instancia es recuperar el espacio mismo, que ofrece una de las mejores perspectivas visuales del municipio. Antaño, desde allí se dominaba visualmente todo el estuario, cuando las goletas, las gabarras y los pataches entraban por la ría, desde Santoña. Ahora ya no lo hacen -la construcción del puente de Treto y el cambio operado en la dinámica de mareas provocó el definitivo abandono del tráfico fluvial-, pero la vista sobre el estuario y sobre la marisma se mantiene intacta.

Inicialmente, el trazado de la senda peatonal no atravesaba este punto. Discurriría, en sentido circular, desde el barrio de Espina por el Ribero, Pieragullano -frente a Marrón (Ampuero)-, el Barrio del Camino, el Collado y el Camino de Mazas hasta la iglesia, para regresar de nuevo al punto de partida en las proximidades del Asón.

En ese recorrido, la Ermita de San Roque se antojó inicialmente como el lugar más interesante para el acondicionamiento de un mirador sobre la ría, pero los responsables municipales se dirigieron a los de La Caixa con el propósito de incorporar un nuevo elemento al trazado -la torre- y acondicionar en su base el mirador sobre el estuario. La senda podría mantenerse en sus mismos términos, pero añadiendo un tramo adicional hasta el llamado Alto del Otero, situado a sólo 400 metros de distancia.

El espacio es uno de los más hermosos de Limpias, por sus vistas y por su encanto. Allí reinan la paz y el sosiego, en medio de la naturaleza. Y será así, también, en el futuro, salvo cuando suenen las campanadas de la torre, cada hora.

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