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«No descarto que me echara el ácido alguien del entorno de mi marido»
LA ATACARON EN EL PORTAL DE SU CASA EN MADRID

«No descarto que me echara el ácido alguien del entorno de mi marido»

La mujer atacada en Madrid, en proceso de separación, necesitará varios injertos de piel en la cara

M. J. Álvarez

Viernes, 22 de junio 2012, 18:10

Desfigurada y marcada de por vida. Así ha quedado María Ángeles Ruiz González, la joven de 29 años agredida de forma salvaje el miércoles al ser rociada con ácido sulfúrico por un individuo cuando salía de su casa en Madrid. Ha rechazado que su marido -del que se encontraba en proceso de separación- fuera el autor material del brutal ataque, «pero no descarto que haya sido alguien de su entorno», confesó a la Policía. Permanece ingresada en la Unidad de Quemados del Hospital de La Paz. Necesitará cirugía y varios injertos de piel por las graves quemaduras que sufrió en párpados, mejillas y labios.

Esbelta, guapa, rubia y de rasgos dulces, últimamente, su aspecto se había deteriorado. «No parecía la misma y había dejado atrás su alegría». Eso dicen sus más allegados. ¿El motivo? Los problemas que tenía con su pareja, Özgüir Dogan, un árabe turco de su misma edad, con el llevaba conviviendo desde hace más de un lustro y con quien se casó hace tres años, haciendo caso omiso a los consejos de sus más íntimos: «Este hombre no te hará feliz. Déjale», le dijeron en repetidas ocasiones. Pero, como suele suceder en estos casos, hizo su voluntad y contrajo matrimonio por lo civil.

Mari Ángeles, como la llaman sus conocidos, no ha tenido una vida fácil. Su único hermano, mayor que ella, padece autismo, por lo que necesita todo tipo de cuidados y atenciones de por vida. Sus padres se divorciaron hace 14 años y ella se ennovió con un chico de Villaverde con el que tuvo a su único hijo, que ahora tiene 7 años. Por suerte, vive ajeno a la tragedia que ha salpicado a su madre. «El padre del crío pasó de ella enseguida y se ha encargado sola de sacarlo adelante».

Quienes la conocen la califican como una joven muy trabajadora y desafortunada en el amor. Siempre ha sido dependienta, especialmente en tiendas de ropa. En él último año estaba empleada en una zapatería de un centro comercial cercano a su barrio de Ascao. No era el caso de su marido, Özgüir, según las mismas fuentes. «Ella le mantenía y corría con todos los gastos. Desde hace unos meses había alquilado con unos familiares un local en el que habían montado un negocio de hostelería. «Es lo único serio que ha hecho, acababan de abrir y estaba muy cerca del híper donde acudía a diario Mari Ángeles».

«Se peleaban mucho»

Durante un tiempo fueron felices, pero las advertencias de los íntimos de la joven se hicieron realidad. «La golpeaba y en los últimos tiempos llegaba muy tarde a casa y se peleaban mucho. Él estaba muy alterado, parecía un loco, como si tomara drogas», precisaron.

Ella dijo basta hace una semana. Hizo las maletas, cogió a su hijo y se marchó a casa de su madre. Dijo que se iba a separar. Özgüir no lo llevaba nada bien. Quería volver con ella y partir de cero. Mari Ángeles no estaba dispuesta. Pretendía comenzar una nueva vida. Hasta que el miércoles alguien se interpuso en su camino y la marcó de nuevo. Esta vez, de por vida.

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