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Guillermo Balbona
Miércoles, 5 de diciembre 2012, 17:56
Está convencido de que la UIMP posee «una personalidad propia que le permite ir con los tiempos y tratar de ser reflejo de ellos». Tras cerrar el curso académico más difícil de su mandato, con recortes y ajustes notables, el rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, *Salvador Ordóñez*, confiesa que en su equipo de gobierno existe «desgaste y cansancio», pero niega cualquier sombra de desunión interna. En otoño se desvelará si continúa al frente de la institución académica decana de las universidades de verano, aunque asegura trabajar con idéntica perspectiva y objetivos que cuando desembarcó en La Magdalena: «Consolidar una universidad muy internacionalizada y muy abierta hacia el exterior, y no perder nunca de vista los valores fundacionales». En todo caso la UIMP no se detiene. En octubre se celebrará un foro, "UniMooc, Curso (experimental) Online", bajo el epígrafe de "Claves del éxito en economía digital".
-El pasado viernes concluyó un programa académico que a priori presentaba enormes retos, tras sufrir recortes en torno al 20%. ¿Qué valoración hace del curso 2012?
-El balance general del verano es bueno. Es verdad que en lo que respecta a los Cursos Cortos programamos menos que otros años, pero hemos mejorado sustancialmente la calidad, la tasa de asistencia y la repercusión (más de 5.300 alumnos, de los cuales casi 1.000 han sido becados en Santander y más de 250 en el resto de sedes). En los temas que se han tratado destacan los económicos y los de ciencia, y todas las "Escuelas" han funcionado extraordinariamente. Cursos que otros años tenían poca gente, este año han registrado mucha demanda. Creo que las redes sociales ayudan bastante. Hemos profundizado mucho en el tema de la web 2.0 y hay que avanzar en ello.
-¿En qué se ha notado el recorte?
-En tener por ejemplo menos personal que nunca. También menos profesorado y se ha reducido el número de cursos. Pero se ha mejorado bastante la gestión tras realizar y aplicar un plan de eficiencia de la casa que ya empezó a funcionar el año pasado. Hemos intentando rebajar cualquier tipo de actividad protocolaria. Un plan austero. En las actividades culturales (una veintena menos), se ha mantenido su convocatoria regular y la respuesta de la ciudad ha sido impresionante. Estamos llenando en todo y es muy de agradecer (más de 37.000 personas). Y destaca la calidad del público.
-En ocasiones se ha hecho visible cierta conflictividad interna. ¿Está desunido su equipo de gobierno?
-Hay desgaste y un cierto cansancio. En realidad nosotros llevamos años practicando criterios de austeridad y bajando costes. Este año por ejemplo los trabajadores de esta casa han estado 15 días menos. Se celebró una asamblea y se les explicó cómo estaba la situación. Siempre que se hacen recortes, el sistema se resiente. El cansancio también es lógico. En este equipo de gobierno todos, excepto el rector, tienen que dar clases además en sus respectivas universidades. El desgaste por la actividad es evidente. Pero no estamos desunidos en absoluto.
-¿Cree que continuará?
-Bueno, sí me he sentido cansado, pero espero recuperarme. Hay un Patronato en octubre y ya veremos lo que ocurre. Lo que tengo que hacer no lo he pensado. También hay que ver qué piensan los demás, y qué se plantea el Ministerio. De todas formas, tengo claro que estoy al servicio de la institución. Tengo una edad ya, 66 años, y tengo que pensar con esa perspectiva. También quiero dejar la casa en las mejores condiciones. Algunas cosas me gustaría dejarlas cerradas.
-Si hay una palabra que ha aparecido durante todo el verano en los debates es la de repensar. ¿Y la UIMP?
-Tenemos que repensar todo porque desde el punto de vista económico estamos en un momento duro. No va a mejorar la economía a corto plazo. Los presupuestos del año que viene se anuncian restrictivos de nuevo, más que este año. Eso significa que los convenios con las empresas están también pendientes. Hemos iniciado la línea de los cursos on line y ello significa que todos van a ser abiertos. Y conservar todo lo que funciona y cambiar un 20% en la programación para incluir nuevas propuestas. Para ello tenemos el apoyo del Ministerio. Es verdad que nos ha fallado la financiación para los cursos de formación del profesorado, pero hemos mantenido un cierto equilibrio en el número de alumnos. Seguimos con el inglés, que para el 2013 ya está presupuestado. Y de nuevo el posgrado, cuyo espectro tenemos pensado ampliar (17 másteres oficiales, 8 programas de doctorado y 12 másteres propios). Nuestra gran ventaja es que todas las universidades españolas nos ven con cariño y también hay que reconocer que hay una línea que no podemos perder, que es el buen trato y entendimiento que tenemos con la Universidad de Cantabria, que es excelente. Tengo que reconocer que con el Ayuntamiento y el Gobierno no tenemos ningún problema. El fin es mantener esas buenas relaciones con todos los agentes y reordenar las cosas internamente para hacer una universidad más flexible, adaptada a los tiempos y moderna.
-¿Alguna novedad en perspectiva?
-Cabe imaginar un 2.0 donde a través de las redes sociales se nos propongan cursos. Esto queremos que se haga. Y otra cosa muy importante es procurar que ya a finales de diciembre tengamos el programa pues hemos notado que presentarlo tan tarde es malo.
-En caso de abandonar la universidad este otoño, ¿cuál es el "sello Ordóñez" que le gustaría dejar?
-La UIMP tiene personalidad propia. Lo único que uno puede hacer es adaptarla a los tiempos, pretender que se cambie más allá de eso me parecería una locura. Todos los equipos al pasar por aquí la hemos adaptado. La UIMP es siempre una cadena continua donde uno va poniendo eslabones, procurando no romper los anteriores.
-¿Campus Nobel fue un fracaso?
-Creo que fue un éxito. Hay un método docente que ha surgido a través de esa cumbre y posiblemente lo apliquemos. El Campus puso de manifiesto además que tenemos unos alumnos excepcionales. Es algo percibido en más cursos. Tenemos una juventud muy bien preparada más allá de lo que salga en los informes educativos.
-¿Qué momento vive el Campus de Excelencia?
-El proyecto va pero la financiación no es elevada porque no puede serlo en estos momentos. En el equipo de la UIMP estamos convencidos de que este proyecto tenemos que hacerlo.
-¿Qué le parece el apoyo del Gobierno cántabro a la nueva universidad?
-El Gobierno intenta atraer la máxima actividad, pero lo que he dicho desde el principio es que si se hace esa apuesta, y bienvenida sea, una universidad nueva tiene que ser de calidad semejante a la que ya hay. Si lo que atraemos no es de excelencia, ya me parecería malo. Otra cosa es crear una universidad con unos títulos fundamentales para la investigación. En el presente merece la pena potenciar una Universidad como la de Cantabria que ya es excelente. Ha sabido apostar por la calidad y hay que apoyarla. Desconozco otros planteamientos de futuro.
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