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Pedro Álvarez
Miércoles, 2 de abril 2014, 23:03
La Agrupación Lebaniega de Santander entregará este domingo el título de Veceros de Liébana 2013 a los propietarios del Hotel El Oso, Severo Rivas y Caridad González, acreedores a una distinción con la que el colectivo premia desde 1993 los méritos de lebaniegos y personas vinculadas a la comarca que destaquen por sus valores humanos o hayan contribuido con sus actividades a mejorar y difundir Liébana. El acto tendrá lugar en el transcurso de un almuerzo que se celebrará en el hotel Chiqui, de Santander, a las dos de la tarde.
Nacidos en la localidad de Cosgaya, Severo (1928) y Caridad (1938) abrieron las puertas del Hotel El Oso en el año 1980 hace ya 34 años para convertirlo en un referente en la hostelería lebaniega y regional. El establecimiento, que forma parte del Club de Calidad Cantabria Infinita, ha recibido varios galardones. Y ellos, también. Severo, la medalla de Plata al mérito turístico. Y Caridad, su esposa, la medalla de Oro al mérito al trabajo. Los dos han dedicado su vida al negocio familiar, ahora en manos de sus hijas.
¿Cómo surgió la idea de construir un hotel en Cosgaya?
Caridad: En 1960, cuando nos casamos, nos hicimos cargo de una tienda de ultramarinos familiar. Comenzamos a tener clientes que querían alojarse aquí, en Cosgaya, y Severo se animó a hacer diez habitaciones con baño en la casa familiar y, luego, un pequeño comedor que en su interior tenía un nogal. Al crecer la clientela, en abril de 1978 nos animamos a construir el hotel. Severo y su hermano, Poldo, trabajaron muy duro durante dos años. Lo inauguramos en abril de 1980 con 40 habitaciones, un comedor y cinco empleados.
Y una carta caracterizada por la cocina tradicional.
Severo: Caridad aprendió de su madre todos los secretos relacionados con la cocina tradicional lebaniega. Siempre ha procurado hacer los platos como ella le había enseñado. El cocido, el lechazo, las natillas... Son platos muy demandados por nuestros clientes. Y, por supuesto, hechos con productos de primera. Eso y la abundancia en las raciones son factores fundamentales. El cliente tiene que salir de aquí contento y por eso se cuidan todos los detalles. La mayor satisfacción para nosotros es que el cliente vuelva.
¿Qué les ha enseñado el negocio en estos años?
Caridad: Hemos aprendido a trabajar mucho.
¿Qué recompensa han obtenido de ese esfuerzo?
Severo: Nos hemos sentido muy queridos por nuestros clientes. Y hemos aprendido muchísimo de ellos. Aquí hemos tratado a todos por igual. No obstante, hay que tener mucha vocación y ganas de trabajar por algo que uno ha sentido desde el principio. Es un orgullo para nosotros contar con tantos amigos.
Dicen que por aquí han pasado numerosas personalidades
Severo y Caridad: Hemos conocido a mucha gente. Severo Ochoa, Mario Vargas Llosa, Alfredo Landa, Paloma San Basilio, El Consorcio, Juan Echanove, Borges, Mayor Oreja, Barrionuevo, Rajoy...
¿Qué les produce ver ahora a sus cuatro hijas al frente del negocio familiar?
Caridad: Una enorme alegría. Hemos trabajado mucho estos años, pero la recompensa a nuestro esfuerzo ha sido esta, contar con cuatro hijas que se han implicado en el negocio desde muy jóvenes, a pesar de que tuvieron también que realizar sus estudios. Durante estos años han aprendido mucho y nosotros hemos pretendido siempre inculcar los mismos principios que hemos tenido desde que comenzamos con el negocio.
¿Que significa para ustedes recibir el Veceros de Liébana?
Severo y Caridad: Una gran emoción. De verdad. Los dos fuimos veceros en nuestro pueblo natal de Cosgaya y por lo tanto sabemos muy bien lo que representa esa palabra y lo que significa en la vida tradicional lebaniega. Es un premio que recibiremos con muchísimo cariño. Estamos muy felices.
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