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Elena Valderrábano es una de las 100 mujeres más influyentes en el mundo de la sostenibilidad, según la revista británica 'Sustainability Magazine. Una lista en la que no aparece ningún otro nombre español, aunque ella le quita importancia. «No sé cómo se logra esto», responde. ... Valderrábano sorprende por su locuacidad, espontaneidad y, sobre todo, por dominar cada aspecto relacionado con la sostenibilidad empresaria. No se le escapa ni el último Real Decreto ni tampoco cualquier norma ISO, es su trabajo desde 2014. Ahí se hizo con las riendas de la sostenibilidad de Telefónica, una de las grandes firmas españolas. Casi una década al frente de la ESG de la teleco española que le ha servido para «dar forma al futuro, y a nuestro presente, tal como lo vivimos» según Blaise Hope, editor jefe de 'Sustainability Magazine'. Valderrábano huye de eso y lo ve más sencillo.
-Casi una década al frente de la sostenibilidad en Telefónica, ¿cómo ha evolucionado la compañía en este ámbito?
-Bastante. Telefónica fue pionera en abordar la sostenibilidad desde hace más de dos décadas. En ese momento, en general, las compañías que lo trabajaban eran las que tenían riesgo como petroleras o textiles. Telefónica no lo tenía y era más bien una cuestión de oportunidad, era todo muy voluntario. A partir de 2014, con la directiva de información no financiera, empieza a ser obligatorio para las empresas, y nos embarcamos en hacerlo realidad.
-¿Cómo se trabaja esto en una compañía como Telefónica? ¿Cómo se transmite?
-Es una de las cosas más complejas. En 2014 empezamos a trabajar los planes de negocio responsable, pero no había un mandato como ahora para hacerlo. Fuimos implicando área por área y tuvo una recepción fantástica.
-Según la revista británica 'Sustainability Magazine' es una de las 100 mujeres más influyentes del mundo en sostenibilidad empresarial (ESG), la única firma española… ¿Cómo se logra esto?
-La verdad que no lo sé, es un halago y me siento muy honrada.
-Hay una percepción de mucha gente que relaciona el sostenibilidad que lo llevan las mujeres porque consideran que es como ha sido siempre, comunicación que le lleva las mujeres. ¿Qué opina de eso?
-Todavía es una realidad que hay más mujeres que hombres, pero cada vez es menor la diferencia. En mi vida laboral siempre ha sido al revés, siempre he estado rodeada de compañeros, y según me fui dedicando al marketing y luego a la sostenibilidad ha cambiado.
-Pero la sostenibilidad en la empresa ya se ha desligado del marketing y la comunicación, ¿no? Ahora también son acciones...
- En mi opinión, pensar que la sostenibilidad está en la parte de comunicación es un error enorme, tiene que ver más con compliance. La sostenibilidad va de cuidar a los stakeholders, a los recursos naturales...
-Son la compañía del sector teleco con mayor financiación sostenible o verde, ¿por qué? ¿Qué le supone a una firma como Telefónica?
–Cuando llegué, en 2014, lo primero que hice fue ir a ver a los compañeros de finanzas y les pregunté por qué no hacíamos financiación sostenible. Ahí comenzamos un camino que nos ha llevado hasta la situación actual:cerca de 17.000 millones de euros en financiación sostenible, desde que lanzamos el primer bono verde de la industria en 2019. En términos de emisiones, somos líderes del sector telco con más de €6.600m de fondos levantados en el mercado de capitales
-¿Qué necesitaban para estar preparados?
-Ver la oportunidad de incorporar al sector telco; incluir los nuevos criterios de sostenibilidad al área de financiación y extender la base inversora. Lo cierto es que con una cultura de sostenibilidad tan establecida y la sólida trayectoria de Telefónica en materia de financiación, fue un proceso relativamente sencillo.
-¿Han renunciado a algo por esa financiación sostenible?
-No, nos ha hecho tener mucho trabajo, pero ha valido mucho la pena por las características que tiene. Hay un menor coste de financiación, y con la taxonomía verde y el reglamento para las entidades financieras fomentado por la Unión Europea hay más posibilidades de captar recursos en el mercado.
-Telefónica es sinónimo de comunicaciones y, ahora, de digitalización, ¿cómo puede ayudar este último concepto a la sostenibilidad?
- Va completamente vinculado. Lo decimos muchas veces: sin las redes de telecomunicaciones y sin digitalización no hay transición ecológica. Está demostrado que las soluciones digitales facilitan que se reduzcan las emisiones entre un 15 y un 35%. Por otro lado, sin redes de telecomunicaciones y sin digitalización, tampoco hay progreso. Todos los avances tecnológicos tienen que estar sostenidos en una red de telecomunicaciones. Si no la tienes, la brecha se amplía. Nosotros pensamos que la destrucción de empleo va a ser menor que la creación de nuevos puestos. Lo que hay que luchar es porque nadie se quede atrás, algo en lo que insistimos de manera continua desde la compañía.
-¿Y cómo de preparada está la sociedad española?
-Bastante bien. Hay una generación, que es la mía, que no somos nativos digitales, pero no queda más remedio en adaptarse. España es una sociedad preparada y, además, avanzamos para que el 100% de nuestros clientes de banda ancha, tengan acceso a fibra, esto sí es tener conectividad.
-Hablamos de ESG... La E es medioambiente (environmental en inglés), S de social y la G de gobernanza. ¿Cuál de las tres patas es la más complicada de manejar?
-(Suspira) No sé decirte. Para nosotros la S es muy intrínseca, porque somos fuente de progresos y de evitar desigualdades. La parte verde la hemos visto siempre como una oportunidad. Y en la G de gobernanza estamos dando pasos y progresando en los objetivos que nos hemos marcado, pero en este momento es, posiblemente, la más desafiante de las tres.
-¿Por qué?
-Porque existe toda una regulación que marca que las obligaciones de una empresa van más allá de lo que es su propia gestión, y abarca también a la cadena de valor, todos los aspectos éticos de derechos humanos... Este es uno de los grandes retos actuales para cualquier empresa y eso obliga a modificar procesos, porque tienes que vincular a todos tus proveedores en lograr unas condiciones mejores para todo el mundo. Y eso es complejo porque obliga a la compañía a cambiar completamente su forma de funcionar.
-Hablando de proveedores… Recientemente, los han calificado como de «riesgo alto«, lo que implica un mayor volumen de auditoría y seguimiento de sus actuaciones por parte de Telefónica. ¿Han dejado de trabajar con proveedores por no cumplir con sus estándares de sostenibilidad?
-Todavía no. Tenemos un proceso de evaluación, al que nosotros también como proveedores estamos sujetos, en el que hay una evaluación y se marcan unas pautas de mejora. Trabajando esas pautas no hemos cancelado a ningún proveedor, pero va a estar ahí y más con toda esta regulación.
-Alguno de ellos puede ser una pequeña pyme que no tenga capacidad de adaptarse a esos estándares, ¿qué dicen?
- Ahora estamos cambiando el sistema, porque antes evaluábamos a los proveedores de riesgo y ahora van a pasar todos ellos, pero de acuerdo con su tamaño y el riesgo que conlleva la actuación. Tal vez sorprenda, pero hasta el momento solemos tener más problemas a veces con los grandes que con los pequeños. Además, estamos viendo que hay muchos proveedores compartidos en el sector y tenemos que hacer estas auditorías de manera sectorial, porque el problema es que si tú vetas a uno y el resto no, podemos tener problemas de suministro.
-Uno de esos proveedores es la industria de los smartphones. Hace un par de años sacaron el sistema ecorating para evaluar la sostenibilidad de los fabricantes… ¿Cómo se tomaron la noticia?
-Ha sido de los temas que más trabajo nos ha llevado. A veces, planteamos las cosas demasiado pronto, pero somos perseverantes y ahí están los resultados: nueve operadores de telefonía móvil europeos; más de 20 fabricantes de dispositivos móviles y un 71% del catálogo evaluado y todo con el objetivo de reducir el impacto ecológico.
-Volviendo al tema del social social, ahora se habla mucho de la inteligencia artificial. ¿Cómo nos va a impactar como sociedad? ¿Nos puede ayudar?
-Es un tema muy complejo y fuimos de las primeras empresas que fijamos unos principios y unas pautas éticos para la Inteligencia Artificial ya en el año 2018. La regulación no es nada fácil y, de hecho, hay voces que están diciendo que hay que parar. Hay un momento en el que la máquina aprende sola y puede que lo haga mal, por eso se han parado proyectos porque se ve que pueden provocar más discriminación y vulneración de derechos. No puede ser que derechos que haya alcanzado la humanidad de repente la por la inteligencia artificial se vean vulnerados.
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