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elena tresgallo
Miércoles, 25 de mayo 2016, 20:39
Un vecino del pueblo de Lloreda, en Santa María de Cayón, Miguel Ángel Gómez Soler, alertó el pasado lunes al Seprona y a la Dirección General de Montes y Medio Natural de la existencia de una plaga desconocida que había atacado a media ... docena de castaños en su finca particular. Según las primeras pesquisas realizadas por el afectado, se trata de un brote de avispilla del castaño, una especie invasora de origen asiático que se está extendiendo por parte del territorio nacional y que ataca sólo a este árbol, reduciendo la producción del fruto hasta un 80% y debilitando la planta.
Algunos expertos consultados por este periódico confirmaban ayer las sospechas del denunciante respecto al origen de esta plaga que ha acabado con media docena de sus castaños. Así, el insecto que está atacando a sus jóvenes ejemplares es de origen chino, pero hace más de diez años que sobrevuela Europa y tres que fue detectado ya en la zona oriental y en los valles pasiegos, por lo que el propio Gobierno de Cantabria publicó un protocolo de actuación contra ella, ya que esta considerada una especie peligrosa que ha de ser puesta en cuarentena una vez detectada su presencia.
Bautizada como Dryocosmus Kuriphilus Yasumatsu, se la conoce popularmente como avispilla del castaño, y nada tiene que ver con la temida avispa asiática (la velutina) que ataca a las abejas. Este es un animal de pequeñas dimensiones que deposita sus huevos en la hoja del árbol, con el tiempo se forman una especie de agallas de color verde o rosáceo que se detectan mejor en primavera, ya que en invierno es difícil verlas. La larva que se forma en su interior va debilitando el árbol y disminuye la producción del fruto hasta anularlo, por lo que regiones productoras de castañas como Galicia ya han activado mecanismos experimentales para combatirla como la introducción de un insecto que parasita a la avispilla y la elimina.
De momento, este vecino de Lloreda ha procedido a talar, de forma preventiva, sus jóvenes pero moribundos castaños tras el ataque de la plaga. A pesar de tener sólo seis años de antigüedad, sus ramas se secaban y las hojas se llenaban de las cápsulas verdes y rosáceas que los científicos identifican como agallas, donde se instalan las larvas blancas del insecto.
Gómez Soler adquirió sus ejemplares en un vivero y opina que quizás vinieron ya infectados de allí, dado que las fincas de alrededor que también cuentan con castaños no presentan los mismos síntomas que los suyos y cuentan con un aspecto verde y saludable en esta época del año. Al mismo tiempo, se queja de que nadie le haya hecho caso aún tras denunciar el problema a varios organismos, o que ni siquiera se le haya informado de qué protocolo hay que seguir para evitar más contagios.
El vecino afectado relata que dio el aviso «preocupado» por un posible contagio con el resto de ejemplares «sanos» de toda la zona. Un lugar eminentemente rural cercano a la localidad de Esles, en Santa María de Cayón. «Cuando he visto esto he pensado lo primero en el peligro para otros castaños centenarios que hay en otros lugares de Cantabria», explicó.
Especie invasora
La avispilla del castaño está catalogada por la Unión Europea, en su Directiva 2006/464/CE, como «especie en cuarentena», dado su carácter expansivo invasor, por lo que requiere la adopción de medidas de prevención de su propagación. Así lo reconoce la propia Consejería de Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural en agosto de 2013, tras dictar una Orden, que publicó en el Boletín Oficial de Cantabria (BOC), con el fin de delimitar las zonas en las que adoptar una serie de medidas para evitar la introducción y propagación en la comunidad del voraz insecto.
En la Orden se reconoce a la avispilla como un organismo muy perjudicial para los castaños, reduciendo considerablemente la producción tanto de castañas cultivadas como silvestres. En ella, también se establecían las zonas delimitadas en Cantabria donde había que adoptar «las medidas provisionales urgentes para prevenir la introducción y propagación en la comunidad», reflejaban. Las prospecciones realizadas entonces fijaban y confirmaban la presencia de esta especie en diversos municipios de la zona costera oriental y en la comarca pasiega. De confirmarse oficialmente el contagio, el mapa se tendrá que actualizar con este nuevo brote en Cayón.>
El insecto en cuestión es difícil de detectar ya que, dado su pequeño tamaño, se puede confundir con un pequeño mosquito, no así las llamadas agallas que se forman en el árbol antes de eclosionar y que son visibles en esta época. No obstante, una vez introducida la plaga «es difícil atajarla o controlarla», según señalan entendidos en la materia.
El primer hallazgo de la plaga de la avispilla en Europa fue en el año 2002 en la región de Piamonte, Italia. A partir de entonces se detectó en Eslovenia en 2004 y en Francia en 2005. A Cantabria llegó en el año 2013.
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