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Nieves Bolado
Viernes, 9 de diciembre 2016, 07:53
Un incendio arrasó en la mañana de ayer 20 toneladas de forraje en una estructura abierta pareada a una vivienda en el barrio Moncobe (Riotuerto), almacenadas para alimentar al ganado durante el invierno. Afortunadamente, sus propietarios se percataron y no hubo que lamentar daños personales. Además, el fuego tampoco se extendió a la vivienda anexa donde ambos dormían.
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El suceso tuvo lugar a las siete menos veinte de la mañana de ayer, jueves, cuando Javier Setién y su pareja se despertaron sorprendidos por el ruido. «Hemos salvado la vida gracias a que hemos oído un chasquido del fuego en la tejavana metálica» de la estructura anexa. De inmediato, vieron cómo las llamas devastaban el almacén de ensilaje del forraje para sus trece vacas limusinas. 20.000 kilos de comida para sus animales perecieron bajo el efecto de las llamas, «prácticamente todo el alimento del invierno».
«Pudimos librarnos de un mal mayor gracias a la cubierta metálica, ya que impidió que las llamas pasaran al edificio principal, nuestra casa, donde a esa hora estábamos durmiendo». Alertado del problema, el servicio de emergencia del 112 se personó en el lugar y, aunque los bomberos no pudieron hacer nada por el forraje almacenado fácil y rápido pasto de las llamas, sí pudieron preservar su propiedad «y lo que es más importante nuestras vidas». Y es que, ayer, además, «el viento sur no facilitó nada la cosa». Al contrario, trabajó activamente para que el incendio fuera a más. Todo el operativo de salvamento contó con la ayuda de los dueños y vecinos de la localidad, que consiguieron contener las llamas hasta la llegada de los servicios de emergencia evitando que afectaran a la edificación anexa.
Los bomberos cubrieron la pila de paja con un colchón de espuma de media expansión para ahogar el fuego y finalizaron la extinción ayudándose de nuevo de los vecinos de la zona que, con una retroexcavadora, removieron el material quemado, para que tanto el agua como la espuma llegaran a toda la masa de paja, evitando así los rescoldos que pudieran reavivar las llamas. Mientras tanto, Javier soltó al ganado para evitar que se asfixiara debido a la densa humareda que invadió la estabulación.
Terminadas las labores de extinción, sobre las 9.30 horas, los efectivos del 112 revisaron la estructura exterior y la vivienda con una cámara térmica para comprobar que no existían puntos calientes ocultos que pudieran causar un nuevo incendio. Javier Setién es un trabajador mixto que alterna su actividad como ganadero con el servicio de taxi de su localidad. Ahora le toca determinar si el seguro que tiene contratado con su vivienda se hará cargo de esta pérdida. «Y si no, ya se sabe...», apunta resignado. El kilo de forraje ronda los 0,80 euros.
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