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Despedida de las autoridades a los jóvenes peregrinos del Mateo Escagedo Salmón.
Peregrinos desde los once años

Peregrinos desde los once años

El Colegio Mateo Escagedo Salmón de Cacicedo completa un año más su tradicional andadura a Santo Toribio de Liébana, un viaje a pie de 100 kilómetros

Jesús Lastra

Martes, 6 de junio 2017, 07:57

En una época en que Santo Toribio de Liébana acapara titulares y espacio en los medios de comunicación, unos jóvenes camargueses no han querido faltar a su cita con la Puerta del Perdón. Cerca de setenta alumnos de Primaria del Colegio Mateo Escagedo Salmón de Cacicedo emprendieron el lunes la marcha para realizar el Camino Lebaniego que les condujo hasta el monasterio a lo largo de seis etapas, en una iniciativa que contó con la colaboración de la Concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Camargo por la cual han contribuido durante estos días a promocionar la Cueva de El Pendo, Patrimonio de la Humanidad.

La alcaldesa de Camargo, Esther Bolado; el primer teniente de Alcalde, Héctor Lavín; y el consejero de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria, Ramón Ruiz, acompañaron a los alumnos en el acto de despedida celebrado en el centro educativo, en el que les expresaron la importancia de esta excusión que el colegio lleva haciendo desde 2011 y que este año adquiere una relevancia especial al coincidir con la celebración del Año Jubilar Lebaniego.

Bolado animó a los alumnos a «aprovechar esta experiencia» y a «aprender también los valores» que van a poder adquirir durante la ruta, en tanto que Lavín les recordó que durante esta semana iban a ser «embajadores de Camargo», a la par que les animó a «hablar de la Cueva de El Pendo y de nuestro municipio a todos los que os encontréis por el camino, y les invitéis a venir».

Por su parte, Ramón Ruiz destacó el papel que tiene la experiencia de realizar este camino como «aprendizaje de la vida» para los alumnos, a lo que se sumaba que este año es «especial» por la celebración del Año Jubilar. Asimismo, señaló la importancia de que dos marcas que son Patrimonio de la Humanidad como son la Cueva de El Pendo y el Camino del Norte «se resalten».

El recorrido, tras el viaje en autobús desde Cacicedo hasta el punto de partida, estaba estructurado en la etapa Santillana del Mar-Ruiloba de 20 kilómetros que realizaron el lunes; el trayecto de otros 20 kilómetros entre Ruiloba y San Vicente de la Barquera del martes; mientras que el miércoles completaron la etapa desde la localidad barquereña hasta Camijanes de 24 kilómetros; el jueves la cuarta etapa les condujo hasta Cabañes tras completar 17 kilómetros; mientras que el viernes llegaron a Potes después de una marcha de 13 kilómetros aproximadamente.

La guinda al esfuerzo y a toda una semana de andadura la pusieron ayer, cuando tras completar los tres kilómetros restantes los pequeños vieron con sus propios ojos el Monasterio de Santo Toribio de Liébana. Allí les esperaban el concejal de Turismo, Eugenio Gómez; y el propio Héctor Lavín.

En cuanto a la logística del viaje, los estudiantes hicieron noche cada jornada en campings o en albergues. Ayer, al ser el último día, el programa fue algo más especial, pues los peregrinos pudieron visitar junto con los familiares que les acompañaron el Monasterio o el Lignum Crucis, así como asistir a la misa si lo deseaban. El punto final de la aventura fue una comida campestre junto al Monasterio, en pleno corazón de los Picos de Europa.

Éxito colectivo

Sin embargo, el evento también fue toda una fiesta, ya que en la última jornada de ayer los jóvenes peregrinos no estuvieron solos. Además de los familiares, otros estudiantes del centro camargués que en años anteriores habían completado las mismas etapas se unieron a sus compañeros para compartir con ellos la satisfacción por el logro cumplido.

Atrás quedan ya las duras caminatas. Los paseos por calles montañesas, la visita a la Colegiata de Santillana del Mar o las fotos en la fina arena de las playas de San Vicente de la Barquera. También son un recuerdo los descansos en piscinas o las noches en albergues, incluso el primer vistazo desde la lejanía al Monasterio de Santo Toribio.

El Mateo Escagedo Salmón ha hecho del Camino Lebaniego su seña de identidad desde hace varios años. Un proyecto que aglutina diversos valores esenciales para la educación de los jóvenes, como son el esfuerzo, el compañerismo o el trabajo en equipo. ¡Enhorabuena a los peregrinos de esta edición!

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