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Nuria Nuño
Jueves, 7 de enero 2016, 17:14
Sostiene el refrán que lo poco agrada y lo mucho enfada. En otras palabras, el exceso puede molestar o llegar a hastiar incluso aunque se trate de algo que nos guste o que, a priori, resulte muy agradable. Ante esa disyuntiva pueden encontrarse muchos espectadores, ... ya sean seriéfilos o no, a la hora de abordar este fenómeno audiovisual. Y es que, desde hace años, el número de ficciones que se crean para la pequeña pantalla no deja de crecer. Mientras los expertos debaten si estamos ante una nueva burbuja que puede desinflarse o incluso explotar por saturación o si se trata de una nueva tendencia que se consolidará por la decidida apuesta de nuevos canales y plataformas por la producción propia, la única certeza es que cada temporada los consumidores de series tienen ante sí un festín pantagruélico que puede acabar por empacharles.
No es una exageración. Basta con echar un simple vistazo a los datos. Sin ir más lejos, el recién finiquitado 2015 se ha convertido en un año récord para la ficción televisiva en los Estados Unidos. En el país de las barras y estrellas se han emitido la friolera de 409 series a lo largo de los doce últimos meses. Así lo desvela un estudio publicado en diciembre por FX Networks, canal de televisión por cable y satélite perteneciente a la cadena Fox, y muy popular allí por ser la plataforma donde pueden verse producciones como la aclamada Fargo, The Americans, American Horror Story y que también emitió las ya finalizadas The Shield y Sons of Anarchy.
Esa cantidad es el resultado de sumar todas las ficciones, tanto las series de estreno como las nuevas entregas de otras ya en antena, así como las miniseries que ofertaron en su parrilla las cadenas generalistas en abierto (las llamadas networks), en el cable básico y premium, así como en las plataformas en streaming. Esta cifra, que no tiene precedentes, supone un incremento del 8,7% con respecto al ejercicio 2014, año en el que millones de espectadores estadounidenses ya tuvieron la oportunidad de elegir entre nada menos que 376 títulos.
El estudio incluso echa la vista atrás para hacer más evidente la asombrosa evolución que ha experimentado este sector. En este sentido, rescata el número de series disponibles en 2009, año en el que, por ejemplo, se estrenaron las populares Modern Family, The Good Wife, Glee, Castle o Crónicas Vampíricas. Si se compara el dato actual con las 211 ficciones que se produjeron hace seis años, se observa que, en la actualidad, se emiten casi el doble de obras guionizadas.
Plataformas 'streaming'
Este auge viene impulsado, en buena medida, por las plataformas de 'streaming', que agrupan a gigantes como Netflix, Amazon, Hulu, Yahoo y Crackle. Este grupo suma un total de 44 títulos, una cantidad notable habida cuenta de que su incursión en este tipo de producciones es relativamente reciente. No son los únicos jugadores. El llamado cable básico también está contribuyendo, aunque quizá sin hacer tanto ruido, a expandir esta era de la explosión seriéfila, puesto que cada vez son más numerosos los canales que, para definir mejor su imagen de marca, lanzan sus propias series, multiplicando así la oferta. En los últimos seis años, han pasado de producir 66 a un total de 181.
A este crecimiento han contribuido conocidos canales, caso de TNT, donde pueden verse The Librarians, The Last Ship o Legends; y otros más pequeños como WGN America, que en su día produjo Salem, una historia de brujas, y que ahora está tras Manhattan, drama que sigue los pasos del grupo de científicos que desarrolló la primera bomba atómica.
Entre unos y otros operadores han provocado que el espectador muchas veces se sienta abrumado ante la avalancha de estrenos y le falten horas para poder ver tan sólo una selección de los títulos que logran captar su interés. Eso sí, intentando no caer en la tentación de convertir la experiencia personal del visionado de una serie en un consumo compulsivo, una especie de competición por ver quién se engancha a más ficciones. Un riesgo a tener en cuenta, ya que esta eclosión seriéfila ha coincidido en el tiempo con el cambio en el modo de ver la televisión.
Y es que los espectadores, convertidos en una audiencia cada vez más fragmentada, ya definen sus propias reglas y optan por confeccionarse su propio menú a la carta. El resultado es que cada vez más público se decanta por seguir programas y series en diferido. Eso sí, al final, los aficionados a la ficción son los grandes beneficiados de una oferta que, para lograr destacar y diferenciarse, recurre con frecuencia a grandes nombres del cine, aunque también apoya a nuevos creadores y se arriesga cada vez más con nuevas temáticas, enfoques o épocas históricas.
Esta abundante oferta puede que no se prolongue durante mucho más tiempo. En verano, el director general de FX Networks, John Landgraf, sentenció que «simplemente hay demasiada televisión». En este sentido, el ejecutivo del canal apuesta por que las próximas dos temporadas se alcanzará un nuevo hito en la producción de ficciones en los Estados Unidos, pero que ésta sufrirá un inevitable retroceso a partir de 2017. «Hay demasiada competencia Es difícil encontrar buenas series y creo que es imposible mantener el control de calidad», asegura. ¿Se cumplirán sus previsiones? Sólo el tiempo dirá si esta burbuja seriéfila es una moda pasajera o seguirá creciendo hasta que el globo toque techo y se desinfle.
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