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Óscar Bellot
Miércoles, 20 de enero 2016, 12:29
El cine vuelve a mirarse al ombligo para retratar a una de las parejas más populares del género cómico. Fable Pictures, Sonesta Films y BBC Films devolverán al primer plano de la actualidad a Stan Laurel y Oliver Hardy, más conocidos como El Gordo y el Flaco. Un biopic que capitaneará Jon S. Baird ('Filth, el sucio') y que tendrá a Steve Coogan ('Philomena') y John C. Reilly -que se encuentra en pleno rodaje de 'Kong: Skull Island'- como reclamos. El propio Coogan firma junto a Jeff Pope el guión de 'Stan and Ollie', una cinta que homenajeará a un dúo que supo cruzar el puente por el que tantos otros se despeñaron: el que tenía su inicio en el cine mudo y su final en el sonoro.
La segunda década del siglo XX tocaba a su fin cuando los caminos de ambos actores se encontraron por primera vez. Sería en 'The lucky dog', título que hoy habría caído ya en el más absoluto olvido de no suponer el embrión de lo que estaba por llegar. Rodado en 1918 y estrenado tres años después, el cortometraje se adelantaría en casi una década a la auténtica puesta de largo de la pareja. 'Slipping wives' (1927) llevaba la firma de Fred Guiol, pero el auténtico ideólogo era Leo McCarey. Artífice de buena parte de la producción cómica tutelada por Hal Roach, McCarey supo ver el potencial que anidaba en dos humoristas que hasta entonces se ganaban la vida como podían.
Laurel, británico crecido en el seno de una familia dedicada al teatro y curtido como recambio de Charles Chaplin en la compañía de Fred Karno, y Hardy, estadounidense hijo de un confederado que halló en la interpretación una vía para encauzar una juventud problemática, eran en apariencia la antítesis perfecta para vehicular los mordaces guiones de McCarey. Uno, delgado y timorato en la pantalla, ambicioso y carismático fuera de ella; el otro, grueso y gruñón por exigencias del guión, mucho más dócil sin papeles mediante, hicieron del slapstick su bandera. Lucieron sus gags en otro puñado de cintas de corta duración -'Duck soup', 'Sugar daddies', 'The second 100 years' o 'The battle of the century', por citar sólo unas cuantas- y dieron el salto al largometraje con 'The Hollywood Revue of 1929'. El público les tenía entre sus predilectos y los proyectos comenzaron a llegar en serie: 'Compañeros de juerga' (William A. Seiter, 1933), 'Laurel y Hardy en el oeste' (James W. Horne, 1937), 'Locos del aire' (A. Edward Sutherland, 1939), 'Estudiantes en Oxford' (Alfred J. Goulding, 1940), 'Nothing but trouble' (Sam Taylor, 1944) La lista es interminable.
Declive
La violencia de muchos de sus sketches se mezclaba con el surrealismo, para regocijo de un público que les dio sus años de mayor gloria en la década de los treinta. 'Haciendo de las suyas' (James Parrott, 1932) les valió el reconocimiento de la Academia de Hollywood en forma de Oscar en el apartado de mejor cortometraje de comedia. Pero su declive comenzaría en los cuarenta. Tras romper con la compañía de Hal Roach, ficharon por la 20th Century Fox y posteriormente con la Metro-Goldwyn-Mayer, pero jamás alcanzaron las cotas holladas en el pasado. La libertad desapareció y, con ella, la creatividad lucida antaño. Poco a poco se les fueron cerrando puertas. 'Utopía' (1951) fue su canto del cisne cinematográfico.
Será precisamente en esa época en la que focalizará su atención el filme que protagonizarán Steve Coogan y John C. Reilly. Despreciados por una industria que comenzaba a caminar por otros derroteros, Stan Laurel y Oliver Hardy, cuya amistad trascendía el plano profesional, hallaron acomodo en el 'music-hall'. En los años cincuenta se embarcaron en giras por Europa que les permitieron gozar brevemente de la popularidad perdida. Incluso concibieron, junto al hijo de Hal Roach, una serie de especiales televisivos destinados a 'resucitarles' ante el público estadounidense, pero los problemas de salud tumbaron la idea. Hardy rebajó extraordinariamente su peso, despidiéndose de la oronda figura que tan notables réditos le había deparado. Sus conocidos no entendieron la decisión y él se sumió en una depresión. Un derrame cerebral acabó con su vida en 1957. Su otrora compañero de fatigas rehusó volver a actuar. Laurel se convirtió en una suerte de guía para nuevos cómicos como Jerry Lewis o Dick Van Dyke que bebían de sus enseñanzas y las de Hardy. Su existencia se apagó en 1965 a causa de un ataque al corazón. En su haber figuraba para entonces un Oscar honorífico que venía a reconocer su aportación al género cómico y, por extensión, la de su otra 'mitad'.
'Stan and Ollie' entrará, por tanto, en el ámbito de las películas crepusculares, historias que han deparado títulos inolvidables especialmente en el campo del western, con 'El hombre que mató a Liberty Valance' (John Ford, 1962) o 'Sin perdón' (Clint Eastwood, 1992) como ejemplos más célebres. Sin olvidar cintas pertenecientes a otros géneros como la deslumbrante 'Corazón rebelde' (Scott Cooper, 2009) o la más reciente 'Creed. La leyenda de Rocky' (Ryan Coogler, 2015) que ha situado a Sylvester Stallone como uno de los grandes favoritos al Oscar en el apartado de mejor actor secundario.
"Se trata de una historia de amor entre dos hombres que se dan cuenta de que no pueden vivir el uno sin el otro", ha señalado Jon S. Baird en referencia al largometraje que prepara. "Soy consciente de la enorme responsabilidad que conlleva dar vida a estos personajes pero no los he tratado con guantes de seda ni les he dado una vida de color de rosa. Ellos están vivos, son personajes que respiran, con defectos y deficiencias", ha aportado por su parte Jeff Pope, quien repite con Coogan tras la notable 'Philomena', película que les valió a ambos una candidatura al Oscar al mejor guión adaptado. De su pericia con el libreto depende la suerte de un largometraje que aún no cuenta con fecha de rodaje y mucho menos de estreno, pero que está destinado a aliviar la añoranza de quienes han reído una y otra vez con la peripecias de los inolvidables Gordo y Flaco.
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