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borja crespo
Jueves, 28 de julio 2016, 20:54
Estaba bien como estaba, con Matt Damon poniendo rostro y músculo y Peter Greengrass filmando con nervio el cotarro, pero a los jerifaltes de Hollywood, cuando una franquicia funciona, les cuesta echar el cerrojo. El ultimátum de Bourne, tercer capítulo de la saga, amasó más ... de 440 millones de dólares en todo el mundo, razón más que suficiente para seguir adelante aunque el director de la segunda y tercera película hubiera abandonado el proyecto de continuidad, y con él su rostro protagonista. Desde la producción ejecutiva apostaron por encontrar otra historia afín y un nuevo héroe. Con James Bond pasa cada dos por tres, con lo cual, ¿por qué no tirar para adelante?
La responsabilidad de recoger el testigo de Damon como rey de la función cayó en las espaldas de Jeremy Renner, de moda por aquel entonces tras protagonizar la oscarizada En tierra hostil. La trilogía de Bourne no cerró del todo. El legado de Bourne vino a ser la cuarta entrega de una saga que rompió moldes en el ámbito del cine de acción e hizo buenas cifras en taquilla, un reboot para entendernos. La nueva propuesta, basada en la novela El Mosaico de Parsifal, de Robert Ludlum, el mismo autor del material de partida de anteriores capítulos, se decantó por presentar a otro personaje diferente que se movía en el mismo terreno sinuoso. Pero la cosa no funcionó tan bien como las anteriores partes, mientras Damon y Greengrass se marcaban una suerte de exploitation, Green Zone: Distrito protegido, sobre la ocupación de Bagdad en 2003 por tropas norteamericanas.
Intriga oscura
Estéticamente fusilaba las tribulaciones de Bourne, únicamente cambiaba el escenario por un conflicto bélico, lo que pudo llevar a engaño. Era de esperar, por tanto, que los chicos volvieran a la acción de la mano de la franquicia que les vio crecer habiendo dejado a Jason Bourne con su identidad recuperada tras jugarse el pellejo arrojando luz sobre una serie de mentiras de escándalo. Durante tres películas seguimos sus pasos, huyendo y enfrentándose a controladores de la CIA que obedecían retorcidas órdenes.
Ahora Jason Bourne desvela otra intriga oscura, acorde a su condición de thriller y action-movie. Han pasado doce años desde la última vez que el protagonista, de nuevo Damon encantado de conocerse, estuviera operando en las sombras. Todavía con algunas preguntas sin resolver, era inevitable que en un mundo convulso, con claras luchas de poder, no hiciera acto de presencia el superagente del momento para hacer frente a la inestabilidad internacional. Completan el reparto Julia Stiles (El lado bueno de las cosas), Alicia Vikander (La chica danesa), Tommy Lee Jones y Vincent Cassel.
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