La película maldita de Imanol Uribe

Sin embargo, nadie parece querer la última obra de Imanol Uribe. 'Lejos del mar' se presentó hace casi un año en el Festival de San Sebastián. Llegó y se fue del festival sin distribución. Se anunció su estreno para enero, después se pospuso para mayo y ahora, al fin, parece que verá la luz el 2 de septiembre de la mano de la distribuidora Vértice 360. La sinopsis de las notas promocionales reza: «Santi sale de la cárcel y viaja al sur para visitar a Emilio, un antiguo compañero de celda enfermo. La casualidad hace que tropiece con Marina, la doctora que atiende a su amigo, con quien Santi tuvo un encuentro terrible hace muchos años y que ha marcado desde entonces la vida de ambos. Este reencuentro les hará enfrentarse a su pasado».

Ni una mención a ETA. Porque, en realidad, Santi es un etarra (Eduard Fernández) que sale de Soto del Real tras ver reducida su condena por aplicación de la doctrina Parot. Solo quiere olvidar, así que se pierde en el Cabo de Gata. Marina (Elena Anaya) se desmaya al reconocerle. Tenía solo ocho años cuando ese hombre le voló la cabeza de un tiro a su padre, militar, en el Paseo de La Concha cuando la llevaba de la mano. «No se trata de perdonar, sino de conseguir olvidar», anuncia crípticamente el póster de una cinta que descolocó en su pase donostiarra a un patio de butacas curtido en los mayores disparates.

'Lejos del mar' va a terminar por dar la razón a quienes aseguran que ETA es veneno para la taquilla, que ningún productor se atreve con un tema del que nadie quiere volver a oír hablar desde la ficción. Uribe pretendía cerrar el círculo tras 'El proceso de Burgos', 'La fuga de Segovia', 'La muerte de Mikel' y 'Días contados'. Lejos de acomodarse, reta al espectador cuando muestra que la víctima de un terrorista, obsesionada por él durante años, en vez de vengarse se acuesta con él. ¿Síndrome de Estocolmo? ¿Un trastorno obsesivo? El director de 'El rey pasmado' no da pistas. «Solo quiero profundizar en las heridas de los personajes y las consecuencias de la violencia. Mientras la rodaba tenía la sensación de caminar sobre un campo minado. Sé que es un tema doloroso que pone a la gente nerviosa. Pero merece la pena hacer el esfuerzo de intentar meterte en la piel de dos personajes que no son modelo de nada», aseguró en San Sebastián.

El calvario en su exhibición de 'Lejos del mar' demuestra que ya no hay nombres sagrados en el cine español, empeñado en jubilar a una generación de directores fundamentales. José Luis Cuerda, Manuel Gutiérrez Aragón, Mario Camus, Jaime Chávarri... Ninguno encuentra ya productor. ¿Ha desaparecido su público? ¿Las productoras de las televisiones, que son las que deciden qué películas se hacen, interpretan que ya no tienen nada que contar?

En 'Lejos del mar', Uribe huye de la política inmediata. Solo quiere profundizar en las heridas de los personajes y las consecuencias de la violencia. Un tema doloroso que pone nervioso al público y de ahí el recelo de las distribuidoras. Nadie parece acordarse de que el cineasta vasco siempre ha jugado la carta de la provocación en sus acercamientos a la realidad del País Vasco. El Imanol Arias de 'La muerte de Mikel' descubría su sexualidad con un travesti, mientras en 'Días contados' un etarra se enamoraba de una yonqui. El estreno de 'Lejos del mar', independientemente de sus valores cinematográficos, es una excelente noticia.