Borrar
Un fotograma de 'No respires'.
Solos contra la oscuridad

Solos contra la oscuridad

El protagonista de 'No respires' es el último de la rica lista de personajes invidentes que ocupan un fascinante nicho dentro de las filmografías del suspense y el terror

Josu Eguren

Jueves, 1 de septiembre 2016, 18:46

Después de atacar con holgura el remake de 'Posesión infernal' (2013) -previa oferta del propio Sam Raimi- el director uruguayo Fede Álvarez redebuta con un aterrador 'twist' al subgénero de las 'home invasions' en el que la presa muta en depredador implacable derivando el planteamiento inicial en una suerte de híbrido entre 'Sola en la oscuridad' (Terence Young, 1967) y 'La última casa la izquierda' (Wes Craven, 1972) que se sustenta sobre los movimientos basculares del punto de vista y la empatía. La singularidad de 'No respires' no reside tanto en el golpe de efecto a los resortes de la premisa (que era el límite a la originalidad de la resultona 'The Collector', de Marcus Dunstan) como en la identidad del psicópata al que se enfrenta un grupo de ladrones que han asaltado el hogar de un anciano a la caza de un golpe cuantioso y sencillo: un ciego, curtido en los horrores de la guerra, firme defensor de la Segunda Enmienda y miembro honorario de la Asociación Nacional del Rifle.

El protagonista de 'No respires', brillantemente interpretado por Stephen Lang, abre la puerta al repaso de una galería de personajes invidentes que ocupan un fascinante nicho dentro de las filmografías del suspense y el cine de terror, empezando por Phillip Hannon, el dramaturgo al que daba vida Van Johnson en la memorable 'A 23 pasos de Baker Street' (1956). Como ya habrá adivinado el lector advertido por el título de esta formidable adaptación de un texto homónimo de Philip MacDonald, Henry Hathaway invoca el espíritu detectivesco de la literatura de Arthur Conan Doyle para inyectar de misterio un thriller en el que un escritor ciego y su fiel ayuda de cámara tratan de abortar un secuestro siguiendo las pistas extraídas de un conversación fortuita (línea argumental que remite a 'Voces de muerte', de Anatole Litvak). Uno de los mejores largos en la carrera de Hathaway que domina con pulso un género en el que cosechó obras excepcionales como 'Yo creo en ti' (1947) y 'Envuelto en la sombra' (1945), y más que probable fuente de inspiración para cineastas del calado de Dario Argento ('El gato de las nueve colas', 1971) y Mario Bava ('Seis mujeres para el asesino', 1964).

Y de 'A 23 pasos de Baker Street' demos el salto hasta el pequeño apartamento en el que se desarrolla la acción de la película que inauguró un subgénero explotado por títulos como 'Jennifer 8' (Bruce Robinson, 1992) y 'Sola en la penumbra' (Michael Apted, 1994): 'Sola en la oscuridad', uno de los trabajos más respetables del estajanovista Terence Young que acertó al poner en imágenes la obra teatral de Frederick Kont con Audrey Hepburn como protagonista. Un solo escenario, sobre el que planea la sombra de Alfred Hitchcock ('La ventana indiscreta'), en el que la frágil estrella soporta la tortura psicológica a la que le somete un grupo de traficantes de heroína liderado por Alan Arkin, en las antípodas de sus registros más característicos. El control de la puesta en escena, en permanente tensión con la teatralidad a la que le arrastra el texto de origen, es la clave de un juego del gato y el ratón que se resuelve en una catártica escena final.

Sobre las bases de un antecedente tan meridiano como 'A 23 pasos de Baker Street' (que prefiguraba la estética del asesino enmascarado popularizado por títulos como 'La muchacha que sabía demasiado' y 'Cuatro moscas sobre terciopelo gris'), Dario Argento construye un vibrante thriller en el que Karl Malden (un invidente que trabaja componiendo crucigramas para un periódico) desvela el misterio que se se esconde tras una cadena de asesinatos con la colaboración de un periodista interpretado por Carlo Giordani. Un sabroso giallo con el que Argento cierra su 'trilogía animal' ya en el tránsito hacia su primera gran obra maestra: 'Rojo oscuro' (1975).

Aún eclipsada por la fama de 'Sola en la oscuridad', este exquisito ejercicio de terror diurno ejecutado por Richard Fleischer en la cumbre de su carrera cinematográfica puede presumir de haber trasladado las claves estilísticas del 'slasher' a un entorno tan atípico como el de la campiña, siguiendo la línea trazada por Robert Fuest en 'De repente, la oscuridad' (no es casual que ambos guiones compartan la firma de Brian Clemens). Protagonizada por Mia Farrow -ciega tras un accidente hípico- aún convaleciente del estrés que sufrió durante el rodaje de 'La semilla del diablo' (Roman Polanski, 1968), 'Terror ciego' es parada obligatoria para los completistas de la obra de uno de los directores que más y mejor han abordado la figura del 'psychokiller' ('El estrangulador de Boston', 'El estrangulador de Rillington Place', 'Impulso criminal').

Pasando por alto títulos menores como 'Jennifer 8' y 'Sola en la penumbra', aterrizo en 'Los ojos de Julia' (2010) para rescatar el refrito de influencias que atraviesan el segundo largo del director catalán Guillem Morales ('El habitante incierto'). Del 'giallo' al suspense hitchcockiano regado de elementos extraídos de los seriales radiofónicos y tamizado por un filtro neogótico que le sirve a Morales para enfatizar su obsesión con el formalismo más ampuloso. La protagonista es Belén Rueda, en el papel de una mujer pérdida que sufre una pérdida de visión degenerativa en el epicentro de una maraña de crímenes que se resuelven en un desenlace que no se corresponde con el delirio al que invitaba la premisa.

Para finalizar elijo 'Late Phases', y al ciego cabrón y resentido que protagoniza el penúltimo largometraje del jornalero del horror hispano argentino Adrián García Bogliano. Sumando un puñado de actores en horas bajas y la entrega de un inspiradisimo Nick Damici ('Vampiros del hampa', 'Somos lo que somos', 'Frío en julio') García Bogliano perpetra un gozoso 'crossover' apócrifo entre 'Dog Soldiers' (Neil Marshall, 2002) y Zatichi -el mítico espadachín ciego protagonista de las novelas del escritor japonés Kan Shimozawa interpretado por Shintaro Katsu en un largo serial de 26 películas-. Un veterano de la guerra de Vietnam tan habilidoso con la pala como para rivalizar con la katana que blandía Rutger Hauer en 'Furia ciega' (Phillip Noyce, 1989), en una cruzada personal para limpiar de hombros lobo y vecinas impertinentes las calles de su geriátrico barrio residencial. Serie B en estado puro.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Solos contra la oscuridad