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Borja Crespo
Jueves, 22 de septiembre 2016, 17:03
No es fácil mantenerse activo en la meca del cine. Hay cineastas que dan el campanazo en Hollywood y tardan en ponerse de nuevo detrás de las cámaras. Los hay que no vuelven a hacerlo con la misma calidad (y tranquilidad), o su filmografía es ... como el Guadiana, va y viene y pasan años, lustros, incluso décadas, entre propuesta y propuesta estrenada en salas. Antoine Fuqua (Pittsburgh, 1966), en el candelero gracias al estreno del remake de 'Los siete magníficos', es un ejemplo de autor con los pies en el suelo, que afronta proyectos dentro del mainstream con oficio, ofreciendo al espectador filmes con un resultado artístico sin baches, con una media encomiable. No rompe la pana con asiduidad, pero cumple con regularidad como director y brilla en ocasiones puntuales, como ocurrió en su momento álgido con 'Training Day (Día de entrenamiento)' (2001), un thriller indispensable -pronto convertido en serie de televisión- que permitió a Denzel Washington llevarse un Oscar al Mejor Actor por su excelente trabajo como agente corrupto. Ethan Hawke le plantaba cara en un buen ejemplo de cine policíaco que tuvo su repercusión en taquilla y entre la crítica especializada.
Fuqua es uno de los cineastas más interesantes del actual cine de acción, con el thriller como género estrella. 'Training Day' no pasó desapercibida en absoluto, al ser una película de supense que funcionaba como un tiro. Hawke encarnaba a un policía novato que comenzaba su primer día de aprendizaje en la brigada de narcóticos. Su tutor era Washington, que defendía el rol de un agente de moral más que discutible. La colaboración entre el reconocido actor y el director es más que habitual. En 'Los siete magníficos' (2017) encabeza al grupo de forajidos protagonista y en 'The Equalizer (El protector)' (2014) era una suerte de supertipo imbatible obsesionado con ayudar a los desfavorecidos a golpes. El popular artista interpretaba a un antiguo comando de operaciones especiales que fingía su propia muerte para vivir en paz. Sin embargo, el retiro espiritual se rompe cuando se ve en la tesitura de ayudar a una joven encarnada por Chloë Grace Moretz. A partir de entonces decide repartir justicia a su manera y proteger a los indefensos. Antoine firmó antes una peculiar versión de 'El rey Arturo' (2004), con méritos suficientes como para haber obtenido más gloria en el momento de su estreno. El montaje del director es una obra reivindicable del cine de caballería. Su manejo de la acción y el tempo cinematográfico es tan loable como su destacable juego con los personajes.
En 'Los amos de Brooklyn' (2009) Fuqua volvió a trabajar con Hawke. El conocido actor interpretaba a uno de los tres policías cuyas vidas, aparentemente dispares, acababan cruzándose en una propuesta con alto nivel de intriga y entretenimiento. A la entregada interpretación del niño de 'Exploradores', ya crecido, en la piel de un defensor de la ley que se la saltaba las normas asolado por las deudas, se unían Richard Gere y Don Cheadle, cada uno con sus problemas. El primero encarnaba con su veteranía magistral a un tipo tan autodestructivo como honesto a punto de jubilarse y dejar el cuerpo. El segundo, que ya dejó su impronta en 'Traffic', daba vida a un agente encubierto que se hacía demasiado amigo de un delincuente de altos vuelos cuyo rol defendía bien el mismísimo Wesley Snipes.
'Shooter' (2007), 'Lágrimas del sol' (2003) y 'Asesinos de reemplazo' (1998) también figuran en la filmografía de este director solvente. En esta última la estrella oriental Chow Yun-Fat, de moda por aquel entonces gracias a las ultaviolentas piezas de autores como John Woo, hacía pareja letal con Mira Sorvino. Se liaban a tiros con todo bicho viviente que se cruzaba en su camino para llevar su huida a buen puerto. Las explosiones y el intercambio de balas vertebran 'Objetivo: La Casa Blanca' (2013) y su secuela, 'Objetivo: Londres' (2016), dos action-movies nada desdeñables. Las tribulaciones de los servicios secretos estadounidenses dan mucho juego en la ficción made in USA. Tanto en la pequeña como en la gran pantalla, los guionistas no se cortan al otro lado del gran charco a la hora de explorar las zonas grises de sus mandatarios y agentes de la ley, algo que no vemos con tanta facilidad por estos pagos.
En 'Objetivo: La Casa Blanca' los villanos del filme arremetían contra el mismísimo presidente de los EE UU, al que secuestraban en el edificio presidencial. Un antiguo agente retirado tras una dura trayectoria -algo traumatizado por sus hazañas, como mandan los cánones-, encarnado por Gerard Buttler, volvía a la acción para poner las cosas en su sitio y sacar las castañas del fuego. Un comando coreano, la nueva amenaza de Occidente, atacaba la Casa Blanca, tomando como rehenes a toda persona allí presente.
Tras esta adrenalítica franquicia, que pone en entredicho a la clase política con mensaje conservador, Fuqua trae bajo el brazo un osado remake que parte de un material original que a su vez era una versión. De 'Los siete samuráis' (1954), de Akira Kurosawa, a 'Los siete magníficos' (1960), de John Sturges. Relanza así un western clásico para las nuevas generaciones. Para ello ha contado con un reparto coral de lujo. Los habitantes de Rose Creek no pueden soportar las injusticias y para plantar cara a sus represores contratan a siete proscritos interpretados por Denzel Washington, Chris Pratt, Ethan Hawke, Vincent D'Onofrio, Byung-Hun Lee, Manuel García-Rulfo y Martin Sensmeier.
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