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Gordon-Levitt se somete al detector de mentiras.
Héroe y traidor

Héroe y traidor

roberto gonzález

Jueves, 13 de octubre 2016, 18:49

Oliver Stone comparó el régimen de vigilancia global de Estados Unidos con la Stasi en sus declaraciones durante el Zinemaldi. El realizador de JFK presentó allí Snowden, un thriller basado en hechos reales que ya dieron lugar a un oscarizado documental, Citizenfour. Con su largometraje de duración algo excesiva Stone trata de aportar un complemento humano a lo que de otro modo sería una sucesión de escenas centradas en la jerga tecnológica. El controvertido cineasta toma partido a favor de su protagonista, Edward Snowden, el antiguo empleado de la CIA y de la Agencia de Seguridad Nacional norteamericana que filtró documentos clasificados como alto secreto y que revelaban datos preocupantes sobre el escaso respeto del gobierno por la intimidad de los ciudadanos.

Buena parte de la cinta se dedica a la relación entre el analista y su novia, Lindsay Mills, bailarina y fotógrafa, y a cómo los secretos de la profesión de Sno+wden afectan a la convivencia entre ambos. Para ello cuenta con dos entregados intérpretes: Joseph Gordon-Levitt que, en versión original, imita la forma de hablar del personaje real, y Shailene Woodley (estrella de la saga Divergente), que logra transmitir simpatía y vulnerabilidad. El filme tiene momentos curiosos como la escena que retrata el robo de la información, al parecer sugerida por el propio Snowden, aunque no se sabe cuál fue la manera en que lo consiguió.

Varias secuencias parecen dramatizadas con cierta libertad. El retrato del personaje de Rhys Ifans, el superior del protagonista, oscila entre lo matizado y lo maniqueo.

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