Por qué la actividad física es una gran aliada para el equilibrio mental y emocional

Beneficios de la actividad física a nivel mental y emocional:

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   Promueve que liberemos las hormonas de la felicidad, las valiosas endorfinas. Al hacer ejercicio se liberan estos neurotransmisores cuya composición química es parecida a la morfina, provocando en nuestro organismo sensaciones placenteras de bienestar y felicidad.

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   Contribuye a la reducción del estrés y la ansiedad; cuando practicamos deporte o nos concentramos dejándonos llevar a través de la actividad física, nuestro cerebro aumenta la producción de norepinefrina, sustancia que ayuda a contrarrestar los efectos negativos del estrés en nuestro cuerpo y mente, facilitando la capacidad de relación. Nos permite conectar con nuestra parte más física y alinear de forma consciente en el momento presente la mente con el cuerpo, puede ayudarnos a descubrir el fascinante mundo de meditar en acción.

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   Propicia que nuestro cuerpo esté más predispuesto al buen descanso y a que tengamos un sueño reparador. Nos ayuda a equilibrar nuestros ritmos circadianos.

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   Promueve el aumento de la capacidad cerebral, ayudando en el proceso de aprendizaje. Al realizar ejercicio en nuestro cerebro se activa la vida neuronal, produciendo más neuronas y fortificando sus conexiones neuronales, facilitando una mejora en la agudeza mental y del pensamiento. En niños favorece el desarrollo de las neuronas del hipocampo implicadas en el aprendizaje.

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   Ayuda a prevenir y nos protege ante el deterioro cognitivo, el cerebro se mantiene más joven. Mejora el funcionamiento de la memoria. Varios estudios muestran que las personas con una vida sedentaria corren mayor riesgo de sufrir enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

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   Mejora la autoconfianza y la autoestima. El hábito de practicar deporte nos lleva a entrar en el círculo virtuoso de sentirnos y vernos mejor. Nos convertimos en personas más flexibles, ágiles, con mayor capacidad pulmonar y mejor forma física, sin casi darnos cuenta se ve reflejado en nuestra autoestima y aceptación.

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   En personas con problemas de conductas adictivas, ya sea adicciones a sustancias o no sustancias, fomenta el autocontrol. El ejercicio físico provoca que en nuestro cerebro se activen las zonas receptoras de los neurotransmisores del placer y la recompensa, y con ello ayuda a que la persona tenga mayor capacidad de autocontrol a la hora de alejarse de los estímulos que le inducen al mantenimiento de las conductas adictivas problema.

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   Las personas que tienen en su vida el hábito de practicar deporte son más eficaces en su desempeño laboral.

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   A nivel social, la actividad deportiva ayuda a que las personas que la practican tengan más facilidad para interactuar, ampliar y mejorar las relaciones sociales. Como hemos mencionado anteriormente, el deporte favorece el aumento de la seguridad en uno mismo, esto hace que a la hora de relacionarnos con lo demás nos sintamos más predispuestos a mostrarnos tal y como somos.