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A. Ansa
Santander
Miércoles, 3 de abril 2024, 15:17
Un reciente estudio que ha presentado al Gobierno central y los grupos parlamentarios del Congreso la Plataforma del Sueño, una nueva agrupación multidisciplinar que representa a científicos, sanitarios, gestores y pacientes, apunta que cinco millones de personas toman en España alguna pastilla para dormir y la mitad de ellos, el 50%, ha acabado sufriendo problemas de ansiedad o depresión. Segundo Ramírez es neurofisiólogo de la Unidad del Sueño de Policlínica Guipúzcoa, y alerta de que tomar un Orfidal o Lorazepam antes de meterse en la cama es una manera de «parchear» la problemática real que se esconde detrás de un trastorno del sueño.
– ¿Sabemos dormir bien?
– Dormir es un acto fisiológico, no tenemos que pensar en ello. Como no hace falta pensar en hacer la digestión o respirar. Es una cosa que se hace de forma natural. Lo que pasa es que hay ciertas connotaciones. Todo lo que hacemos durante el día, o los planes que hacemos para el futuro y la vida que nos rodea de alguna manera también condiciona nuestra forma de dormir. Las consultas por alteraciones de sueño cada vez están creciendo más, pero la mayoría están ligadas más a un trastorno psicosocial que a un problema intrínseco del sueño.
– ¿Qué consecuencias tiene un mal sueño?
– El sueño es fundamental para el desarrollo de la vida. Una persona que no duerme acaba teniendo un perjuicio físico y psíquico, y acaba muriendo. Es necesario para la vida, tanto como el oxígeno o la alimentación. El sueño hace que las funciones cerebrales permanezcan estables.
– ¿Le damos la importancia necesaria a tener un descanso correcto?
– La mayoría de la gente no, porque al igual que no pensamos en respirar, tampoco lo hacemos en dormir cuando todo funciona bien. El problema aparece cuando se cronifica. Si no duermes bien durante días o semanas, entonces es cuando aparecen los problemas. De lo que se trata es de adecuar el sueño a nuestro ritmo de vida.
– Siempre nos han dicho que hay que dormir por lo menos 8 horas. ¿Nos han estado engañando en todo este tiempo?
– Es una convención social que hemos establecido, no es tan rígido. Una persona no necesita dormir lo mismo todos los días. Hay algunas que necesitan menos horas de sueño, y otras más. Pero lo que hay que hacer es adecuarlas al ritmo de vida. Lo que no podemos pretender es querer apagar el cerebro como si fuese un interruptor. Hay muchos factores que intervienen en el sueño, pero el principal de todos es el grado de ansiedad. Si una persona está nerviosa, durante la noche se van a estar produciendo hormonas excitantes que no deberían de estar produciéndose y eso hace que tengamos un sueño más superficial, menos reparador y la sensación va a ser de falta de descanso.
– ¿Cuanto más mayores nos hacemos, peor dormimos?
– No, no es así. En cada edad hay alteraciones del sueño, el principal de todos es el insomnio. Pero también hay niños que duermen mal por algún componente físico, por ejemplo que respiren mal. Entonces, cualquier condición externa, ya sea física, social o psicosocial, nos va a alterar nuestra estructura del sueño. Lo que sí va cambiando con la edad son nuestras necesidades de sueño.
– ¿Y entre sexos hay diferencias?
– Depende del trastorno. El insomnio es un poco más frecuente entre mujeres. Hay otros, como la apnea del sueño, que es más frecuente en hombres.
– Lo último que hacemos muchos antes de cerrar los ojos es mirar al móvil...
– Algo que, en principio, no sería deseable. Pero es como todo, si yo no tengo un problema, puedo seguir haciéndolo. Pero en el momento en el que tenga alguna dificultad para dormir sí que habría que desengancharse de alguna manera de esa pantalla. Lo ideal sería dejarlo una hora antes y no estar contestando emails o mirando noticias. Es más recomendable leer un poco.
– ¿Qué buenos hábitos podemos adoptar para mejorar nuestra calidad de descanso?
– La mayoría están enfocados a establecer una rutina lo más estable posible. Acostarnos y levantarnos más o menos a la misma hora, incluso el fin de semana, no utilizar pantallas, bajar el ritmo de estrés o ansiedad, no consumir bebidas alcohólicas ni otras sustancias psicoactivas como el café o el té... Son cosas de sentido común.
– Cada vez hay más gente con problemas para conciliar. ¿La solución es tomarnos una pastilla?
– En principio no. La gente que acaba teniendo un problema de sueño es porque tiene un problema de fondo, la mayoría de las veces de índole psicológico. Mientras exista eso, voy a seguir teniendo un problema de sueño. Una manera de parchearlo es tomándome una pastilla, un inductor del sueño que me haga dormir mejor. Pero el problema seguirá estando y mientras no se solucione el problema por el cual no descanso seguirá estando ahí. Lo ideal es corregir la causa original. Las personas que tiene problemas para conciliar o mantener el sueño acaban generando un círculo vicioso: si no me duermo me genera estrés y ese mismo estrés es el que hace que no me duerma.
– Sin embargo, es lo primero que hacemos.
– Es un tipo de fármaco que para producir el mismo efecto se necesita incrementar la dosis. Pero la mayoría de estas personas utilizan la misma pastilla que hace 20 años. No tiene ningún sentido desde el punto de vista farmacocinético porque realmente no le está haciendo ningún efecto fisiológico. Es más psicogénico, efecto placebo. El hecho de tomarme la pastilla me reconforta psíquicamente y me duermo. Pero no tiene ningún efecto farmacológico real.
– ¿La siesta es buena?
– No es sí o no. Depende de la situación o del día. No hay que hacerla sí o sí. Depende del contexto y las circunstancias de cada persona. Sí está contraindicada para la gente que tiene insomnio nocturno. Pero si en nuestro ritmo de vida tenemos que seguir trabajando por la tarde, una siesta reparadora está demostrado que mejora incluso el rendimiento vespertino.
– ¿Cuánto tiene que durar?
– El tiempo ideal serían 20-30 minutos. No más.
– ¿Hay alguna hora a la que es mejor hacerla?
– Depende de cada uno, cuando pueda. Lo mejor es aprovechando el sueño postprandial, que es el que se produce después de comer. Pero no tiene que rebasar de ese límite.
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