El lado bueno de las reuniones navideñas en Cantabria

La familia supone el grupo social más primario de la especie humana, convirtiéndose en el espacio que permite al ser humano ir sembrando su identidad dentro de un grupo, siendo donde la persona experimenta sus primeras concepciones del mundo, valores y vivencias que le preparan para la interacción social. A nivel individual, cumple importantes funciones dentro del desarrollo emocional, educativo, comportamental y biológico que fomenta una equilibrada incorporación a la vida social.

La familia es un sistema activo en constante dinamismo y evolución, es el núcleo que nos proporciona interactuar dentro de un sistema abierto y social que viene determinado por sus tradiciones, reglas, cultura y concepciones ético-morales. Es el «grupo puente» que facilita la interacción y la preparación para garantizar una vida armónica entre individuo y sociedad.

Una de las formas de mantener vivo ese sistema primario social y que facilita a la persona sentirse feliz son las reuniones familiares, que invitan a mantener esos lazos que nos sustentan y nos recuerdan el valor del sentimiento de pertenencia, de compartir, de dar y recibir afecto entre otras muchas aportaciones.

De todos es sabido que las reuniones familiares también puede conllevar un lado más conflictivo y difícil, todos conocemos el dicho d: «en todas las casas se cuecen habas», pero en esta ocasión y aprovechando las fechas en las que nos encontramos, he querido centrarme en el lado bueno que nos reporta a nivel psicológico vivir momentos de reencuentro en familia. Estas fiestas se convierten en el momento de la familia donde por norma general todos, de una manera u otra, regresamos al hogar, son fechas en las que las familias se dan cita alrededor de una buena mesa. Por ese motivo, aquí os he querido dejar algunos de los beneficios que nos regalan las reuniones en familia:

-Afianza lazos entre los miembros de la familia y facilita las sinergias. Muchas familias debido a su ritmo de vida no pueden concentrarse y juntarse con la frecuencia que les gustaría y momentos festivos como son las Navidades, les proporciona concentrarse y reforzar los lazos emocionales.

-Permite trasmitir los valores, las tradiciones e historia familiar, especialmente con las nuevas generaciones, algo que ayuda a mantener el espíritu joven de los más mayores de la familia.

-Facilita y fomenta la comunicación en vivo y en directo. Hoy en día las nuevas tecnologías es cierto que nos promueven tener cerca a las personas que más lejos están, pero es una cercanía que nada tiene que ver con la presencia física de los seres queridos. Son momentos que nos ayudan a poder compartir miradas, abrazos y la viveza de la palabra sintiendo el calor humano, algo que nunca podrá ser sustituido por videoconferencias o llamadas telefónicas.

-Permite resolver posibles conflictos y malos entendidos pendientes. Muchas veces, después de momentos difíciles y distancia en el tiempo, desde la calma y la mediación del respeto y el amor, el reencuentro en familia facilita poder acercar posiciones y solucionar obstáculos que estaban latente.

-A nivel individual, los beneficios psicológicos, biológicos y funcionales son numerosos, pero especialmente fomenta en el ser humano sentirse parte de un sistema que le da espacio para compartir sus emociones, ideas, sensaciones y experiencias.

Como buena optimista vital, me he querido quedar con la cara más positiva de lo que nos puede aportar el reunirnos y compartir momentos en familia. Promovamos cultivar el amor, la comunicación, el respeto y la armonía en cada una de las reuniones familiares, ya que tiene un valor altamente terapéutico para cada una de las personas que la forman.

¡Un abrazo optimista familias!