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El uso de la medicina estética no deja de crecer. Durante el año 2021 se realizaron cerca de 900.000 tratamientos estéticos en el paísMARÍA JARDÓN
Santander
Jueves, 22 de septiembre 2022, 13:26
Aunque la apariencia siempre ha sido importante, en los últimos tiempos parece que lo es más o al menos, que preocupa desde más joven. Las redes sociales tienen una fuerte influencia y han hecho que la edad media de entrada a la medicina estética caiga de los 35 años a los 20, nada menos que 15 años.
Este es uno de los datos que se desprende del 'Estudio dimensionamiento e impacto socioeconómico de la Medicina Estética en España' realizado durante el año 2021 y que ha dado a conocer la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME). «El uso de las redes sociales, la posibilidad de usar filtros y la aparición de aplicaciones que permiten cambiar las formas del rostro han contribuido a generar nuevas necesidades en pacientes jóvenes», explica el doctor Sergio Fernández, vicepresidente segundo de SEME.
La principal conclusión que se desprende de este informe, que analiza la situación actual, las tendencias del mercado o la facturación del sector entre otros aspectos, es que: crece el interés y el uso de la Medicina Estética en nuestro país. Tanto desde el punto de vista de los pacientes, como de los profesionales médicos.
Principal 'preocupación'
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El uso de las mascarillas ha disparado algunos tratamientos, especialmente dirigidos a la mirada. El tratamiento de las ojeras con ácido hialurónico es, sin duda, uno de los más demandados tanto por hombres como por mujeres. A lo largo del año pasado, en España se realizaron 871.525 tratamientos médico-estéticos. Un 72% de ellos fueron faciales, el 22% fueron tratamientos corporales y finalmente un 6% categorizados en 'otros' como el 'hair removal'.
El tratamiento preferido
Los tratamientos faciales son los más elegidos por los pacientes jóvenes que prueban la medicina estética y de los 626.778 realizados en 2021, el 42% correspondieron a toxina botulínica, el tratamiento facial más realizado tras la pandemia; el 32% fueron de ácido hialurónica y el 20% se trataron de tratamientos para mejorar la calidad de la piel.
La cultura del autocuidado que se está imponiendo, de la salud y de sentirse mejor durante más años, están teniendo un fuerte impacto en el crecimiento de este sector. De hecho, el 40% de los españoles ha utilizado los servicios de la medicina estética en alguna ocasión, entre ellos destacan las mujeres, un 71,8% frente al 28,2% de los hombres. Del estudio se desprende también que la mayor parte de los pacientes se realizan tratamientos al menos una vez al año.
Por sexos
Las mujeres han optado más por tratamientos faciales (el 29,2%), seguido de tratamientos corporales (34,3%) o tratamientos 'antiaging' (un 10,8%); mientras que los hombres además de tratamientos faciales y corporales, un 12,8% se ha realizado algún tratamiento capilar.
Una de las reclamaciones
Los encuestados aseguran que: «No perseguimos más años de vida, sino más años de calidad de vida». Es decir, se busca «la belleza natural y temporal», donde no se perciban excesivos cambios, explican desde SEPE.
Por otro lado, el 60% de los españoles que todavía no han probado la medicina estética reconocen que se plantearían realizarse un tratamiento si no llevaran IVA. De hecho, de las encuestas realizadas se desprende que 7 de cada 10 pacientes considera que una reducción del IVA en los tratamientos de medicina estética incrementaría tanto el número de nuevos pacientes como la frecuencia de tratamientos de los actuales.
Facturación anual
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El auge de la medicina estética se ve en el aumento de pacientes y en la facturación anual de estos centros, que alcanzó el pasado año los 3.585.861.565. Solo los tratamientos faciales representan el 69% de la facturación y se estima que la cifra seguirá en aumento.
En cuanto a las clínicas también se ha registrado un importante aumento en el número de centros. En la actualidad hay 6.305 centros sanitarios autorizados por el Ministerio de Sanidad para ejercer la Medicina Estética, lo que supone un 20,2% más con respecto a 2019.
Tras semanas de lucha, Sara Gómez, una mujer de 39 años, perdía la vida trágicamente a causa de las secuelas provocadas por una operación de cirugía estética. Un drama que no es la primera vez que ocurre en nuestro país y que, en esta ocasión, parece que podría marcar precedente y desembocar en una ley que regule el campo de la cirugía estética, así como con el intrusismo y las pseudociencias, pues se ha presentado una Proposición No de Ley (PNL) que ya se conoce como Ley Sara.
La fallecida se sometía el 2 de diciembre del año pasado a una lipoescultura que le dejaba graves lesiones en los riñones, hígado, colon, intestino y duodeno por las que tenía que ser trasladada de urgencia al Hospital General Santa Lucía apenas tres horas más tarde de la intervención. Según el acompañante con el que Sara acudió a realizarse la cirugía, «como método de prevención». Pero en el centro hospitalario, sin embargo, informaban de que la paciente llegaba con «shock hipovolémico y en una situación de extrema gravedad», por lo que tuvo que ser intervenida de nuevo.
De los daños percibidos en el hospital, que Sara habría sufrido durante la lipoescultura, se describieron peritonitis fecaloide y biliar, necrosis isquémica de colon ascendente, múltiples perforaciones intestinales, perforación duodenal, necrosis de pared abdominal, laceraciones hepáticas, absceso retroperitoneal y evisceración contenida, lo que el abogado de la familia describe como daños «más propios del resultado de una reyerta con arma blanca«. Unas conclusiones que han motivado la Proposición No de Ley (PNL) con la que se pretende regular este campo de actuación, pues la persona que realizó la intervención confesó al juez no tener título de especialista en cirugía plástica, habiendo cursado solo un máster.
Las concentraciones y recogidas de firmas de familiares y amigos de Sara han dado finalmente sus frutos con la presentación de la «Ley Sara», que se espera que sea aprobada en el congreso este jueves. Con ella se busca garantizar la seguridad del paciente en esta área, además de efectuar un control sobre todos los facultativos que ejerzan la profesión.
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