Las bodas por la iglesia mantienen sus tradiciones en Cantabria

Aunque las bodas civiles son considerablemente más numerosas que las religiosas (según datos de 2021 del INE –Instituto Nacional de Estadística–, 1.668 parejas se dieron el 'sí, quiero' por lo civil, frente a las 362 que lo hicieron por la iglesia), las parejas siguen optando por casarse ante un altar. Además, estas ceremonias se preparan con el 'pack' completo, puesto que quieren pronunciar el protocolario 'sí, quiero', sin renunciar a los pequeños y grandes detalles.

Este 2022 ha sido una locura, después del largo tiempo de restricciones y limitaciones por el covid. Los que se iban a casar en 2020 tuvieron que aplazar el día a 2021, y los que se quedaron sin fechas el año pasado, tuvieron que conformarse con éste, algo así como en la película 'Guerra entre novias', pero con todos los actores en juego, no solo las protagonistas (dos amigas encarnadas por Kate Hudson y Anne Hathaway, cuyas bodas, por un error de la ayudante de la 'wedding planner', coinciden en día y lugar, con el consabido lío).

La temporada ha tenido sus índices más elevados en los meses de verano, algo muy común. Como indica el INE, agosto y septiembre han sido de mucha intensidad, con la celebración de 60 y 76 ceremonias, respectivamente. Octubre no se ha quedado corto, con 57 bodas por la Iglesia. Este buen ritmo comenzó en junio, con 41 'sí, quiero' frente al altar y siguió en julio con un incremento notable: 82 parejas cumplieron con esa formalidad «como Dios manda...».

Los novios que quieren celebrar sus esponsales según la Iglesia católica, después de elegir el lugar y la fecha, a disponibilidad, tienen que presentar los siguientes documentos: certificado de nacimiento, partida de bautismo, DNI o tarjeta de residencia y certificado de estado civil.

Los cursillos prematrimoniales son el siguiente y último paso previo a la celebración. «En el caso de mi parroquia –explica Juan Carlos Rodríguez del Pozo, de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de Torrelavega–, estos cursillos duran una semana y las charlas las imparte el matrimonio formado por Antonio y Eloína. Tienen una larga experiencia en estos programas en los que llevan participando unos 30 años». Según la experiencia de este párroco, «a los novios les resulta muy orientativo este cursillo que aborda temas del día a día de un matrimonio, como la relación con las familias o las relaciones sexuales».

Ya frente al altar, las ceremonias «cada vez se preparan con detalles más personales. Las parejas se ocupan de todo, de elegir una música, de decorar el templo... Escogen las lecturas y los invitados participan involucrándose mucho, tanto en las peticiones como en las ofrendas. Hace poco casé a una pareja en la que ella es soprano y él, pintor, y en las ofrendas presentó un pincel...», recuerda Rodríguez del Pozo. También «en mi caso, intento hacer una homilía especial», hablando con los novios durante los días previos para conocerles un poco y que la ceremonia sea realmente especial. El objetivo es que, ante momentos decisivos, como los votos o la entrega de las arras, «que simbolizan todo lo que se comparte en el matrimonio», estén no solo relajados, sino plenamente conscientes de lo que les está pasando antes del 'sí, quiero' y los anillos.