Bodas con 'peques', ¿sí o no?

Planear un enlace sin niños es todo un dilema, pero cada vez se escucha más el 'sólo adultos', incluso en las bodas. Sobre todo, para los que se imaginan a los niños gritando o corriendo de un lado a otro de la iglesia, llorando o dormidos en mitad del evento.

En los últimos tiempos se están empezando a celebrar bodas sin niños, muchas veces buscando el disfrute total de los padres, y con esta decisión la polémica está asegurada ya que puede considerarse políticamente incorrecta. Y es que para planearla sin ellos hay que comunicárselo a los invitados sin causar conflicto porque no deja de ser una situación incómoda.

Cuando se hace la lista de invitados tenéis que decirlo. La mayoría de las parejas no se plantean esta cuestión porque les da lo mismo. Los 'peques' son la alegría de la casa, de eso no cabe duda. Y siempre aportan una chispa especial a cualquier evento. Sin embargo, en los últimos tiempos se han empezado a organizar bodas sin ellos, ya sea por temas de presupuesto o por buscar el relax y disfrute total de los padres en acontecimientos de estas características. Este hecho, por otro lado, no está exento de polémica y puede provocar problemas entre familiares y amigos. Digamos que, aunque se presenta como opción, entre algunas personas se considera políticamente incorrecto. ¿Por qué arriesgarse entonces?

¿No os parece que los niños son la alegría de cualquier evento? Aportan ese toque mágico que hace especial cualquier día y aunque todas las opciones son respetables, para mí los niños en las bodas siempre son bienvenidos.

Ellos, los más diminutos, los que con su encanto como pajes o como unos invitados más aportan ternura, alegría y muchos momentos de humor inocente que seguro perdurarán en el tiempo entre los asistentes y en los álbumes del recuerdo.

Cada vez son también más las parejas que deciden dar el 'sí, quiero' cuando la familia ya está formada, que son padres antes de casarse o que simplemente tienen hijos de relaciones anteriores, por eso estos pequeños suelen tener aún más protagonismo, si cabe.

Muchos participan desde el principio entregando las invitaciones en persona o aportando ideas, ayudando a elaborar un menú divertido, proponiendo espacios adecuados para ellos y planeando actividades contra del aburrimiento.

Todos sabemos que los niños se aburren con facilidad, y que en los largos días de cualquier evento puede que actúen de manera descontrolada al estar contacto con otros niños –conocidos o desconocidos–, y que las travesuras afloren y se sientan alterados. Aquí te dejamos algunas ideas para mantener entretenidos a los más pequeños en una boda.

Imprescindible si lo que deseas es despreocuparte por unas horas. La tranquilidad que te otorga un cuidador es esencial para el disfrute de los padres y, además, aporta seguridad.

Es la opción más recurrente de todas, más cuando se trata de un número elevado de niños, y es necesario contar con alguien que exclusivamente se encargue de entretenerles, cuidarles y atenderles. Gracias a estos profesionales, los niños podrán divertirse sin peligro mientras los mayores disfrutan. Los cuidadores pueden organizar juegos, como gymkanas, donde dan rienda suelta a su imaginación atravesando aventuras hasta llegar al resultado final... ¡un premio!

El juego del 'pañuelito', bailes en corro, canciones improvisadas, el 'veo, veo' o el juego de las sillas, entre otras muchas opciones, siempre les entretiene.

Los talleres son la idea perfecta para que los más pequeños fijen la atención mientras están entretenidos. Con ellos se motiva la creatividad, la imaginación y sus habilidades. Podéis pensar en preparar talleres de cocina o repostería, elaborando sus propios pastelitos o bizcochos que después comerán y ofrecerán a los mayores.

Talleres de manualidades en los que, por ejemplo, dibujen unas camisetas con imágenes de los novios, collares o, más sencillo, con piezas de construcción. Los talleres de cerámica o pintura siempre gustan a todos y es buena idea buscar un momento en el que los pequeños presenten a los invitados todo lo que han hecho durante el taller.

Una idea genial para que participen niños y niñas en equipo, que potencien su creatividad mientras se divierten. Y lo mejor es que cuando acaban se pueden llevar el resultado a casa como un bonito recuerdo.

Cada vez hay más novios que dedican parte del lugar de la celebración a los más pequeños. Imagínate encontrar un oasis en el desierto con jaimas y alfombras, o una reserva india llena de tipis en los que poder entrar y jugar... Y para los más tecnológicos, una sala de videojuegos con pantallas y consolas.

Sueña con un mini circo, donde poder hacer malabares o magia, o que, de repente, te encuentres en un estadio olímpico donde poder realizar todo tipo de deportes. Y si a todo ello le sumas espectáculos como pequeños teatros, performances o payasos... se quedarán atónitos.

A todos nos viene a la cabeza la imagen del típico niño tumbado en un par de sillas juntas tapado con la chaqueta del padre, y es que los pequeños tienen su aguante y a ratos necesitan echar una siesta. Crear zonas de descanso es un planazo. Cojines en el suelo, alfombras mullidas, hamacas con música suave donde contarles cuentos, historias mitológicas, marionetas o divertidos juegos de mesa.

Sin olvidar una zona 'baby' para los más pequeñines con un sofá de lactancia, cambiador, microondas y hasta minicunas.

No hay boda sin mesas de dulces donde se ponen las botas sin control, pero además de eso los novios suelen tener reservado un regalo especial para los enanos como conos de chuches, juegos, pomperos o un kit de pintura con el que entretenerse.

Con toda esta información toca resolver la gran duda. Boda con 'peques', ¿sí o no?

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