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Santander perderá a finales de año un nuevo comercio. Y no uno cualquiera, puesto que Corinthia Novias ha vestido a miles de cántabras en sus celebraciones más importantes durante más de dos décadas. Su propietaria, María Antonia Cavia, está preparando ya su jubilación y el ... cierre del negocio después de casi 40 años dedicándose a este sector, 21 de ellos al frente de la tienda de la calle Marqués de la Hermida, que hoy tiene un letrero en el escaparate que reza de forma expresiva: «Nos jubilamos, liquidamos y nos vamos».
Cavia recuerda cómo comenzó: «Un día vino mi marido con las llaves de este local y así me vi obligada a emprender esta aventura y me puse en marcha». Tres mujeres le acompañarían en esta andanza, Teresa Ortiz y las modistas Mila Diego y María Eugenia Miramón. Esta última, que es la única que no se jubilará en los próximos meses, destaca que «hemos sido todas muy felices en este trabajo. Llevamos muchos años juntas y hemos pasado muchas cosas. Somos una familia, ha sido una lucha de equipo».
María Eugenia Miramón
Modista
María Antonia Cavia
Propietaria de Corinthia Novias
A la propietaria aún le cuesta despedirse de sus clientas. «Es una sensación agridulce. Pero he cerrado los ojos y el día que puse el letrero me empecé a hacer a la idea. Llevo en este sector muchos años y cuesta cerrar este capítulo», comparte. Cuesta porque, según confiesa, durante este tiempo «hemos hecho realidad muchas ilusiones».
Desde que anunció que baja la persiana de forma definitiva, Cavia ha recibido muchos mensajes de cariño. «La satisfacción del cliente es lo más importante para mí. Ya he vestido de novia a niñas a las que vestí mucho antes de comunión, y de madrina a mujeres a las que vestí de novia. Es un placer el que queden tan satisfechas como para depositar nuevamente su confianza en nosotras», dice.
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«El vestido de novia es muy importante en una boda y nuestra labor incluye desde aconsejarlas sobre lo que mejor les puede quedar, corregir defectillos, que todo el mundo tenemos, y preparar las prendas y los complementos hasta el último momento para que todo quede perfecto», detalla.
El proceso desde que una mujer entra por la puerta de Corinthia Novias hasta que termina el trabajo es largo, meticuloso y «ha cambiado mucho en los últimos años. Ahora muchas veces nos contactan por redes sociales, o nos piden diseños que no llegamos a saber dónde han visto». El asesoramiento es uno de los pilares del trabajo que realizan estas profesionales porque «solo para decidirse pueden venir dos veces o incluso cinco. Luego ya, una vez está elegido el vestido, se lo prueban las veces que haga falta. Se ajustan las prendas a lo que mejor les vaya. Se va trabajando y modelando poco a poco». Y para esto es muy importante la profesionalidad, concepto en el que Cavia destaca a sus modistas, que «son unas artistas. Están especializadas en el sector. Porque no es lo mismo dedicarse a subir pantalones que al mundo de los vestidos de novia. Hay que saber cómo van este tipo de trajes y cómo están confeccionados. Nosotras mantenemos la esencia del oficio clásico de modista».
Y en todo este proceso, esta empresaria tiene claro el momento con el que se queda: «Me encanta cuando ves a la novia espectacular en la última prueba; esa sensación de deber cumplido. Pensar: ¡Qué novia! ¡Qué guapa está! Y la satisfacción personal de sentir que has hecho un buen trabajo».
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