Este domingo, descubre las anécdotas de más de 50 bodas cántabras con El Diario Montañés
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Decenas de parejas de la región muestran a lo largo de 52 páginas cómo fue su 'Día B' y os damos las claves para organizar vuestro enlaceEste domingo, 4 de diciembre, se publicará con El Diario Montañes la revista anual de Bodas Cantabria DModa. A lo largo de 52 páginas podréis ver cómo ha sido el 'Día B' de más de 50 parejas de la región y conocer las últimas tendencias para organizar vuestro enlace.
Un día cualquiera, deberíamos hacer la prueba y contar cuántas veces decimos sí y cuántas veces decimos no desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. ¿Cuál de los dos cree que ganaría? Y sobre todo, ¿qué dice de nosotros y del tipo de vida que llevamos el hecho de decir más veces sí o más veces no?
Hay algo fundamental en el hecho de la afirmación que afianza lo que somos por dentro porque supone incorporar, sumar, avanzar, conquistar, abrazar, asumir. Cuando uno dice no hay una definición igual de potente por dentro, de hecho, la valentía que requiere la negación está al mismo nivel que un sí, incluso a veces lo supera, sin embargo, hay algo inigualable en la potencia de un sí. Para empezar, se pronuncia sonriendo, y en las páginas del suplemento que saldrá publicado este domingo con El Diario Montañés está el resultado de pronunciarlo en un momento determinado: desde el clásico quieres casarte conmigo hasta afirmarlo ante un altar, desde la elección del banquete al tipo de zapato, desde el chaqué o la pajarita a la música y el coche... Parecen solo decisiones, pero en todas las respuestas que tienen un sí hay un componente anticipatorio de lo que se pretende construir tras una boda.
El valor del sí radica en lo que se deja de lado, en las otras vidas posibles que en esas dos letras quedan relegadas a la categoría de lo posible. En ese momento, cuando la teoría del compromiso se pone en práctica, empieza la definición en la que toca contar invitaciones, cubiertos y bafles para el baile, toca decidir el coche en el que llegarán los novios o decidir la ceremonia; toca decir no, por tanto, a opciones en las que la boda sea íntima o de marabunta, decir no a un baile nupcial con acordes de Johann Strauss para disparar una pistola de nieve artificial, decir no a una boda de noche porque de día el blanco del vestido brilla más bajo los árboles, aunque ese día llueva.
En eso consiste, en decidir cómo vas a decir sí aunque pierdas la cuenta de lo que has decidido, porque al final el amor es eso, es la acumulación de decisiones inadvertidas que te han llevado a lo largo de toda una vida inevitablemente hasta ahí, hasta ese instante en el que llevas puesto un traje elegante y ante ti, los tuyos, testigos de que, aunque contemos cuántas veces decimos sí o cuántas veces decimos no, al cabo del día, al final, la suma definitiva es la que empieza en el enlace.
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