Aquellas parejas de novios
LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ ·
Con los años han cambiado muchos aspectos de las parejas, incluso los inicios de las relaciones sentimentalesSecciones
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LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ ·
Con los años han cambiado muchos aspectos de las parejas, incluso los inicios de las relaciones sentimentalesPoco tienen en común determinados aspectos de las actuales parejas de novios con las de antaño. Para empezar, en el mismo acto de iniciar una relación sentimental. Nadie la define ya como se hacía: «pelar la pava». ¿De dónde procede tan curiosa expresión? De ... la historia de una criada andaluza a quien su señora le dijo que se pusiera a pelar una pava destinada al horno. Para hacerlo, se acercó a una ventana que daba a la calle del pueblo. Transcurridos unos minutos apareció por allí –casualidad, sin duda, no demasiado casual- su pretendiente…
… Tras empezar los enamorados con el «bla, bla, bla», ante la lógica tardanza de la moza en concluir la tarea encargada le preguntó la señora desde la cocina qué hacía. Y escuchó como respuesta: «¡Enseguida acabo, que estoy pelando la pava!». Tiene su gracia la historia. Desde entonces, a los encuentros de novios y su correspondiente charleta inspirada en Cupido se les denominaría «pelar la pava». Hasta se imprimían tarjetas postales ad hoc.
Otro aspecto en el que el presente no se parece nada al pasado es que las parejas de novios tienen hogaño un poder adquisitivo del que las antiguas nunca disfrutaron (salvo cuatro privilegiadas, claro). La razón es sencilla: las carteras solían contener lo justo para comprar una bolsa de «Pipas Facundo».
Las opciones de entretenimiento pasaban, en consecuencia, por lo más común: pasear. El pueblo, siempre ingenioso, definió tal circunstancia como «gastar suela» (de zapatos). Paseos, pues, por aquí y por allá. Y de reposo, sentarse en un banco público a comer pipas. Ese era el plan de consumo para la mayoría.
En cambio, las parejas de novios tienen ahora teléfonos móviles, euros en las carteras tanto de él como de ella para ir al cine, comer unas hamburguesas, disfrutar con el concierto de Fulanito o Menganita, etcétera. Y en un elevado porcentaje, ambos componentes, coche.
Salta a la vista que la diferencia entre el ayer y el hoy es gigantesca. Y qué decir, obviamente, si nos metemos a analizar el «te quiero» escrito a pluma mojada en tintero de «Pelikan» o con un «Bic» y el «te kiero» enviado a través del wathsapp. Qué decir, sí…
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