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Aquellos personajes
LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ ·
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LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ ·
Recuerdo a entrañables 'tipos populares santanderinos', como definía el escritor Rafael Gutiérrez-ColomerSalta a la vista que el perfil de entrañables personajes que Rafael Gutiérrez-Colomer definiera muy acertadamente en su excelente libro como «Tipos populares santanderinos», es historia.
No hay ahora ciudadanos comparables a Pichucas, La Cruza, Jeremías, Díos, El cacahuesero, El cagueta, Zacarías, Mijares, ... Fernandito, Don Adolfito, La Chola, los raqueros, Tío Pío, Doctor Cambrillón, Caganiales, Calcomanía, Engrudo, El bohemio, Mijares, El pulga, La chata, El so, Cabeza de oro, Trévedes, Charly, Perico, La chata, Kalin, El lechuga, La Paulita, Joaquinón, Cioli, etc.
Ellos representaban la esencia de la zona donde vivían y sobrevivían como les permitían las circunstancias en tiempos nada sencillos. Y dejaron profunda huella en la memoria sentimental de Santander y de quienes tuvieron la suerte de conocerles.
Los citados y muchos más protagonizaron infinitas anécdotas. Ejemplo: Don Adolfito, sin saber que lo hacía ante un espectador tan selecto, tocó una mañana el violín en Santander para el mismísimo… Sarasate, maestro internacional del instrumento. Como la suya, que es buenísima, se podrían contar centenares más. Todas muy propias de tiempos que nunca volverán…
Parece obvio que ni las ciudades son hogaño en su ambiente lo que fueron ni tampoco quienes las habitamos nos parecemos a los peculiares protagonistas que antaño las llenaran de alma, corazón y vida. Protagonistas, además, tan populares como queridos por nativos y forasteros.
Todos merecerían, sin duda, tener monumentos donde hicieron historia: La Chola, en el Barrio Pesquero cocinando una de sus deliciosas paellas; el afamado Pichucas, en el muelle; el entrañable Cioli, en su amada playa de La Magdalena, etc. Ahí queda la sugerencia para las autoridades locales de cara a la nueva legislatura.
La aceptación de monumentos como los que tuve la suerte de promover en Santander dedicados al gran cantante Jorge Sepúlveda y los maravillosos payasos/paisanucos Hermanos Tonetti demuestra (por la cantidad anual de fotos que se hace la gente junto a ellos) hasta qué punto personajes así son los que agrada ver convertidos en bronce.
El motivo resulta evidente: acarician el alma de quien les contempla y toca. Mi recuerdo, pues, lleno de admiración, para cada uno.
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