El artista Pablo Burgos, un 'rara avis' que derrocha talento y personalidad en Torrelavega
SOBRE LA VIDA Y LA MODA ·
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SOBRE LA VIDA Y LA MODA ·
«Ahora la mayoría de las personas no ven las obras. Van a un sitio, se hacen la foto y ya», lamentaPara mí disfrutar de un buen museo, sobre todo uno pictórico, ha sido siempre una cura para el alma. El arte es para cada uno algo diferente, eso está claro. Para mí es viajar, inspiración, historia, calma. Las paredes, de El Prado o ... del Thyssen, por ejemplo, han sido testigo en muchas ocasiones de mis agobios, decisiones, celebraciones, pues las visitaba con mucha frecuencia cuando necesitaba calma en mitad de la bulliciosa Madrid. Tener más conocimiento sobre arte ha sido siempre uno de mis objetivos vitales y, poco a poco, lo voy cumpliendo. Por eso, cuando conozco a gente como Pablo Burgos (Torrelavega, 1968), para quien el arte es su vida, siento admiración y quiero saber más y más de su opinión sobre la vida y el mundo.
El protagonista de estas líneas es de esas personas que te llenan, que tienen una voz que encandila y te hace meterte en lo que te narra, prácticamente de cabeza. Pablo fue creativo desde siempre, de pequeño realizaba casas a sus muñecos y les creaba todo un universo ficticio en el que poder jugar. Supongo que entonces, no fue mucha sorpresa para su familia y para él mismo cuando estudió Anticuario y luego Restauración. Y seguro que tampoco pareció un locura que más tarde dejara ese mundo y se licenciara en Bellas Artes. «Siempre tuve dentro el arte. Cuando llegué al campo de la creación, era más mayor. Estudié Anticuario y luego Restauración, y me dediqué muchos años a esos campos. Tienen que ver con el arte, pero desde un punto menos creativo. Con 30 años cambié radicalmente mi vida y estudié Bellas Artes», dice Pablo con su mirada llena de vida, de vivencias, de fantasía.
PABLO BURGOS
Desde bien temprano, sin acabar la carrera, comenzó su vinculación con la Escuela Municipal de Artes de Torrelavega. Ahí trabajó de la mano, por ejemplo, de Berta Fernández Abascal, de quien dice que aprendió muchísimo. Ahora, años después, codirige la escuela e imparte clase en ella. «En la escuela de arte doy clase a alumnos desde 16 años hasta de 86. Se trata de que la gente no tire la toalla y siga trabajando su cerebro». Es fascinante, cuando menos, y de alabar, ver cómo es posible juntar a generaciones tan diferentes a crear juntos. A disfrutar de su creatividad y a darle rienda suelta a sus emociones más primitivas.
«Es fundamental tener la cabeza entretenida. El arte te puede dar mucho juego a ese nivel. Te hace tener ciertas incógnitas. Es un proceso en el que no hay verdades absolutas. Nunca llegas a saber de todo… ¡No te aburres! A poca curiosidad que tengas…», me cuenta Pablo cuando le pregunto sobre qué aporta el arte a sus alumnos e incluso a él mismo. «Las relaciones que se crean en la escuela, con gente de entre 16 y 80 años o más, son maravillosas. Se ayudan entre ellos, con las nuevas tecnologías y se producen situaciones fabulosas», comparte.
PABLO BURGOS
Creo que podría pasar días entrevistando a Pablo, escuchándole hablar sobre su obra, sobre otros artistas, museos, países, viajes… Es como ese personaje de un libro que te obnubila y del que quieres saber más y más porque todo lo que tiene que contar es fascinante. Parece, incluso, que sin haberse ido lejos de su ciudad natal, hubiera vivido mil vidas en una. ¡Lo fabuloso que es ver el mundo cómo él lo hace! Mirando, observando, sintiendo y preguntándose qué tenemos dentro. Cree que estamos perdiendo un poco la perspectiva… «Ahora la mayoría de las personas no ven las obras. Van a un sitio, se hacen la foto y ya», asegura. Y yo, que tanto vivo y adoro las redes sociales, no puedo más que darle la razón. Estamos perdiendo foco y autenticidad… Deberíamos, al menos reflexionar sobre esto.
Cambiando el rumbo, y hablando más sobre el propio Pablo, quiero que me diga cómo él siente el arte, cuál es su disciplina: «Los lenguajes del arte son múltiples. Creo desde mi punto de vista que no soy Dios y que cada artista lo puede ver de una manera. Para mí todo nace en el dibujo y de ahí la obra se plasma en un cuadro, una escultura, una instalación… Yo me muevo en todas las disciplinas. Mi proceso creativo va ligado a la idea. Hay cosas que precisan terminar en una escultura y otras en un vídeo», me comenta. Y yo lo veo claro cristalino, el artista no es que sea multidisciplinar, es que crea en su mente, en su dibujo interno pequeños seres, historias, reivindicaciones… que luego toman una forma u otra.
PABLO BURGOS
Sobre la moda lo tiene clarísimo. «Al venir del mundo de los anticuarios y demás, me encanta ir de mercadillos y tiendas de segunda mano. Entonces encuentro prendas únicas. Además, tengo una alumna que me hace maravillas y me ayuda a tunearlo, arreglarlo… Incluso, a veces, a tirarlo a la basura porque no hay nada que hacer», cuenta. Desde luego es un icono de la moda para mí, único en su estilo y personalidad.
Me quedo, para terminar, aunque esto es un punto y seguido, con una de sus frases: «Una vida tiene que tener ambición. Sino es tremendamente aburrida. Pero, claro, depende de las sensibilidades y necesidades de cada uno», Pablo Burgos.
Espero que os haya gustado este descubrimiento con nombre propio tanto como a mí. Os invito a seguirme en redes sociales y descubrir mis pasiones creativas/narrativas que vuelco Instagram (@adrianadelvalyruiz). ¡Nos leemos pronto!
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