Las 'atrocidades' históricas para tratar la 'locura'

¿Bruja o poseído por el demonio? Buena pregunta, ¿verdad? Si nos remontamos al siglo XV y sufría alguna enfermedad mental existía la creencia y, por tanto, imposición automática de que la persona, si era hombre, estaba poseído por Lucifer y si era mujer, entonces era una bruja. El tratamiento pasaba por la tortura o la hoguera para liberar el alma del demonio.

A partir del año 1566, cuando el médico holandés Johann Weyer escribió y publicó un libro contra la persecución de las Maleficae, un importante trabajo donde abogaba por poner fin a las cazas de brujas. La publicación fue considerada de vital importancia y hasta nuestros días ha permitido, al menos, que la manera en la que nos enfrentamos a estas enfermedades haya podido cambiar.

Crueles experimentos para 'ayudar al paciente' son en nuestros días muy cuestionables, como podía ser 'la ducha', donde se sorprendía al paciente o los pacientes, ya que había tratamientos que se trataban en grupo, con agua helada sobre sus cuerpos desnudos. Otro era 'la silla rotativa', que permitía rotar al paciente de varias formas, con la intención de afectar su circulación sanguínea y calmarlo.

René Descartes mantenía la teoría que el cuerpo y la mente eran dos entidades independientes y con estas premisas se buscaba que el 'shock del tratamiento liberase la mente para así, volver a ser personas cuerdas.

Los manicomios surgieron y eran centros donde más que un espacio para curar, parecían una cárcel en donde la tortura estaba disfrazada como forma de terapia. Por ejemplo, en el hospital de Charenton de París hay registros de 'tratamientos' y todas las atrocidades de esa época pueden leerse en la obra de Michel Foucault 'Historia de la locura en la época clásica'.

La locura ha sido a lo largo de la Historia uno de los temas más representados en el mundo del arte y el pintor El Bosco pintó, como ejemplo, 'Extracción de la piedra de la locura'.

En el año 1800 surgió la electroterapia. Un sistema que obtuvo bastante éxito y que a día de hoy se sigue se mantiene el uso de una manera más sofisticada, pero con la misma base.

Con los años y los avances en procesos resolutivos permitió que la ciencia comprendiese que los problemas estaban en el cerebro y no en el resto del cuerpo. Lo malo de esta sería es que dio lugar a que el neurólogo portugués Egas Moniz inventase la lobotomía en 1935.

Recibió el Premio Nobel de Medicina de 1949. Su invento se hizo muy popular para tratar enfermedades mentales, un acto que hoy en día consideramos extremadamente salvaje. En 1967, este 'tratamiento' dejó de ser legal.

Muchas atrocidades han sido las perpetradas para curar la locura, mucha gente que no se la entendía simplemente por salirse de la norma, con el paso de los años se habla de la 'cura hablada', los nuevos procesos donde desahogarse con un psicólogo tiene más beneficios que muchos de los tratamientos más salvajes de épocas pasadas. Quizás deberíamos seguir la frase del Sombrerero Loco: «No estoy loco, sólo que mi realidad es distinta a la tuya».

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