Cómo ayudar a la hora de vivir el duelo ante la pérdida de un ser querido
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Ante la muerte, nuestro ritmo y forma de vivir se ven alterados, retomar una estabilidad y encaminar la vida de nuevo sin ese ser querido requiere de tiempo«Trecientos y un kilómetros le separaban de sus seres queridos, Sandro vivía entregado a su momento profesional, centrado en sembrar su éxito personal. Siempre apoyado por los suyos y con una especial conexión con su padre, un pilar esencial en cada una de las ... etapas de su vida. Con él aprendió a dejar volar la imaginación construyendo legos, a dar sus primeros pedaleos sin ruedines, a sentir el placer de la recompensa tras el esfuerzo del estudio, a disfrutar del helado de nata con nueces, a tantas y tantas cosas simples y maravillosas de aprender juntos. Su padre le adentró en el descubrimiento de los valores como la responsabilidad, el amor, el respeto por la vida y el disfrute de sentirse dueño de esta. Padre e hijo, uno parte del otro, admirable de ver, sentir y percibir. Va pasando el tiempo y van respirando momentos, 'la vida'.
Han pasado 15 meses y en su mente retumba ese 16 de noviembre, día que se abrió una profunda llaga en su alma, sintiendo el vacío que deja el no volver a vivir la presencia del ser querido. Ese día, se agrandó el silencio y enmudeció por segundos, que Sandro vivió como eternos, al escuchar la frágil y rota voz de su hermana cuando le comunicó «papá ha muerto». Durante toda su vida su amado padre le enseñó muchas de las experiencias vitales que llevaba a sus espaldas, pero en esta ocasión le estaba abriendo las puertas de una de las enseñanzas más complicadas de aprender en nuestra sociedad, reconocer que la muerte también forma parte de este proceso que se llama vida».
Cuando en nuestras vidas se presenta la aflicción de la pérdida de una persona o personas que nos tocan el corazón, en nosotros se genera un torrente de emociones, pensamientos y acciones provocando que cada uno de nosotros afrontemos ese proceso de la vida de forma diferente. Todos aquellos valores humanos, sociales, espirituales y culturales que hemos heredado como sociedad e individuos son básicos para vivenciar el duelo por la muerte de un ser querido.
Ante la muerte, nuestro ritmo y forma de vivir se ven alterados, retomar una estabilidad y encaminar la vida de nuevo sin ese ser querido requiere de tiempo y más… Cada uno de nosotros tenemos nuestros propios mecanismos para hacer frente a la despedida de un ser querido, pero son numerosos factores externos e internos de la persona, los que influyen en aprender a vivir de forma diferente y resiliente. La cultura, las creencias, la personalidad, la red de apoyos con la que se cuenta, las circunstancias del momento personal, son factores esenciales que van marcar el duelo a la hora de recuperar la estabilidad.
ALICIA ALDONZA
No todas las pérdidas son iguales, ni en todos los casos duele de la misma manera el alma y las entrañas. Es un dolor que impacta más menos intenso, más menos brusco, más menos alterado dependiendo del quién, cuándo, dónde y cómo se da el proceso de la muerte, necesitando cada persona sus tiempos, espacios y cambios vitales diferentes.
De todos es conocido que en el proceso del duelo se pueden experimentar diversas fases por las que podemos pasar «choque, negación, ira, depresión-desesperación, integración y transformación». En esta ocasión no me voy a detener en ellas, simplemente, reseñar que cada ser humano ha de tener la oportunidad de vivir este proceso permitiéndose ser él o ella misma. No todos tenemos que pasar los mismos procesos, ni en los mismos tiempos, un duelo no tiene un tiempo y una forma determinada de ser vivido. El ser humano se ha de permitir experimentarlo a su propio ritmo.
Consejos emocionales
Estos puntos que aquí te dejo pueden ser de ayuda a la hora de afrontar el dolor de la pérdida:
• Revisa tu red de apoyos: familia, amigos, compañeros de trabajo o grupos de ayuda mutua. Déjate arropar por ellos, el calor humano cura y alivia el alma. Compartir el dolor permite alejar el sentimiento de soledad. Recuerda rodearte, especialmente de aquellas personas que te faciliten vivir el duelo a tu ritmo. Personas con las que puedas expresar recuerdos, momentos vividos o simplemente hablar de otras cosas que te hagan desconectar. Si el dolor y la vivencia, se complica en el tiempo provocando en ti un funcionamiento disfuncional, puede que sea el momento para buscar ayuda emocional por un terapeuta.
• Date el permiso de sentir la emoción que aflore en el momento: dolor, rabia, pena, vacío emocional. No te fuerces a seguir los mandatos preconcebidos de lo que se debe hacer o sentir cuando se ha perdido a un ser querido y por supuesto, no dejes que otros te digan cómo lo tienes que sentir. Llora si así lo deseas y si por el contrario no salen las lágrimas no hay que forzar.
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• Ser paciente con uno mismo y con los demás. A veces, nos convertimos en las personas más duras y exigentes a la hora de salir delante de la dureza que presenta la vida. Aceptar que necesitamos tiempo para superar el dolor, no compararnos con los demás en la forma de experimentar el duelo y no juzgarnos, nos abrirá las puertas para ir encontrando la calma interior tan ausente en esos momentos.
• Date el permiso de perdonarte y perdonar, de reconciliarte en tu interior. Ante la muerte, nos podemos encontrar con la dificultad de que llegue en momentos en los que se quedan pendientes conversaciones y hechos con la persona que se nos va. Perdonar es un acto de compasión con uno mismo y con los demás que nos apacigua el alma. La falta de perdón nos lleva directos al sentimiento de culpa y bloquea la superación. Darte el permiso del perdón nos ayuda a curar el alma. El pasado no lo podemos cambiar. Este es uno de los puntos más dolorosos y difíciles de superar, recuerda buscar el apoyo de personas importantes para ti y si es necesario, no dudes en buscar ayuda profesional.
• Cuida tu cuerpo y el descanso de tu mente. Es momento de no abandonar el cuidado personal aunque las ganas estén ausentes. Pon atención a tu alimentación y come sano. Cuidado con los excesos y el refugio en aquello que puede ser más dañino, como el consumo de alcohol u otras drogas, que de forma errónea se pueden convertir en refugio para disipar el dolor y por el contrario, perjudican más la recuperación. El sueño y el descanso pueden verse muy alterados, procura seguir rutinas y dormir para que puedas estabilizar tu momento. Practica actividades que te hagan sentir bien y te gusten, algún deporte, salir a caminar, algo que permita conectar cuerpo y mente de forma placentera, date algún capricho.
• Planifica los tiempos. La vida ha de seguir su curso, cuanto antes puedas retomar tu ritmo de vida, trabajo, compromisos, tiempos de ocio y rutinas, favorecerás la recuperación pudiendo llegar a percibir que tienes momentos de descanso sin llegar a pensar todo el tiempo en el ser que se ha ido. Es aprender a caminar de nuevo y darse permiso para ir disfrutando paso a paso. No por distraernos y encontrar momentos placenteros dentro de nuestras rutinas y tiempos de ocio nos olvidamos de nuestros seres queridos. Recuerda, aquellos que nos han amado siempre desearían vernos bien.
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• Prepararse para la llegada de fechas señaladas. El tiempo irá pasando y prepararse para vivir los días de cumpleaños, aniversarios o festivos es importante. Son días en los que las emociones afloran y pueden llegar a ser de gran intensidad. Programa cómo quieres vivirlos, hacer algo en honor al ser querido o retomar tradiciones que se habían dejado en el olvido. Son fechas en las que se puede aprovechar para quedarse con los buenos recuerdos y afianzar la aceptación y la recuperación.
•Cuando va llegando la paz interior y te vayas sintiendo mejor, es momento de fabricar recuerdos saludables y disfrutar de ellos. Por ejemplo: seguir con una afición que compartiese con el ser querido, organizar un diario de las mejores anécdotas y momentos vividos, crear un álbum de fotos y todas aquellas cosas que te permitan vivir su esencia sintiendo paz interior y la alegría de haberle tenido en tu vida.
Estas son algunas sugerencias a tener presentes ante la pérdida de un ser querido, pero el tiempo y nadie mejor que uno mismo, nos acercará a reconocer si necesitamos arroparnos en los demás de forma más intensa. En ese caso, será bueno buscar aliento no solo en nuestra familia y amigos, también puede ser necesario acercarnos a grupos de ayuda ante el duelo o a un profesional.
¡Un cálido abrazo amigos de Cantabria DModa!
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