La belleza ya no es la 'tortura' de antaño

Viendo la foto de portada es increíble cómo han evolucionado con los años los tratamientos estéticos, en este caso, las mascarillas faciales. Casi que podríamos decir que en los años 90, todo era más futurista que hoy en pleno S.XXI, donde la sencillez y el minimalismo han dado paso a una gran variedad de productos. En la imagen podemos ver cómo una chica tiene una máscara de belleza rejuvenecedora. ¿El mecanismo? Dar leves impulsos eléctricos y que los músculos de la cara se fueran contrayendo, de tal modo podían reducir arrugas faciales. Más que de belleza es perfecta para una noche de Halloween.

La cosa no se queda sólo con este artilugio, podemos nombrar diferentes aparatos estéticos que más que favorecer daban la sensación de entrar en proceso de tortura:

Secador de pelo. Creado en Francia en el año 1890 por el peluquero Alexandre Godefoy, en realidad era una aspiradora modificada.

Rizador. También creado por un peluquero alemán, Karl Ludwig en 1906, perfeccionó un tratamiento químico con el que conseguía rizos permanentes en cabellos lisos donde las clientas se arriesgaban a quemarse o quedarse sin pelo por las quemaduras.

Rímel. Creado por el empresario francés Eugéne Rimmel, se hizo famoso por comercializar el primer producto para pestañas no tóxico.

Plancha de pelo. La primera opción fue utilizar la propia planta de la ropa, que evolucionó gracias a Erica Feldman en el año 1872 por unos hierros candentes que se colocaban en la cabeza para darle forma al cabello y finalmente en 1912 Jennifer Bell creó el primer alisador que consistía en dos placas de metal unidas por una bisagra.

No cabe duda que sorprendentes son, y que los años han ayudado a que la mayoría de los productos hayan mejorado. Así, conociendo el pasado podemos entender mucho mejor la frase de Coco Chanel: «La belleza comienza cuando decides ser tu mismo».

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