El cántabro Dani Argüello busca el amor en la 'tele' con Jesús Vázquez como Cupido
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El joven, vecino de Isla, se convierte en uno de los protagonistas del programa de Cuatro 'Mujeres y Hombres y Viceversa'Secciones
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El joven, vecino de Isla, se convierte en uno de los protagonistas del programa de Cuatro 'Mujeres y Hombres y Viceversa'Los nervios no traicionaron a Dani Argüello en su debut en 'Mujeres y Hombres y Viceversa'. El cántabro se estrenaba como pretendiente en el programa del amor que conduce Jesús Vázquez en Cuatro demostrando toda su simpatía. Una curiosa cita a ciegas con su ... tronista, Míriam Zambrano, servía para conocer mejor al joven. No es su primera experiencia televisiva, hace unos meses se convertía en uno de los rostros del programa 'Donde menos te lo esperas', donde también abrió su corazón con supuesto éxito. Aunque, según sus palabras, «nunca me he enamorado. He intentado tener novia tres veces y en la segunda cita me agobio».
A sus 23 años, este vecino de Isla se define como «cabezón, caprichoso y coqueto». Fija sus objetivos y lucha por ellos, «intento conseguir siempre lo que quiero y casi siempre lo consigo. Con las mujeres, también», comentaba. De hecho, el propio presentador definía al aspirante como «peleón» y se sorprendía de su autoestima «no está acostumbrado a ligar con las chicas, más bien al contrario, se lo ligan a él», decía el gallego.
Con una pared de separación desplegó sus encantos para sorprender a la tronista, una barcelonesa de 22 años graduada en Relaciones Laborales y Derecho. «En el amor busco una persona que quiera ser mi cómplice, mi amigo. Soy muy pasional, me gusta mucho entregarme y vivir todo muy intensamente, lo bueno y lo malo», explicaba ella. Dani probó suerte bajo el apodo de 'Halcón' –de apellido «tuyo», bromeó–. Provocó las risas y complicidad con la audiencia. Reconocía su fijación por mirarse «en los espejos y vestir bien», de hecho ha probado suerte en certámenes de belleza en la región y llegó a representar a Burgos en uno de ellos. Ese cuidado por la imagen deseaba que fuera común, «espero que tú seas igual», comentaba el cántabro.
Aunque en su vídeo casting ella reconocía ser «impulsiva, sin paciencia y malpensada», agradeció la sinceridad de Dani. Eso sí, preguntó sorprendida por sus malas experiencias amorosas y esa necesidad de sentar la cabeza. «Me agobia que la chica sea muy rápida, yo quiero ir un poquito más despacio», respondía. Míriam seguía analizando su pasado y quería saber si conocía «los valores de fidelidad y confianza». «Sí, por amigos y familiares. Por eso la coraza, lo he visto pasar muy mal», explicaba el candidato.
Argüello, que mide 1,81 y trabaja en el negocio familiar de hostelería, captó toda la atención de la joven. «Te veo seguro, predispuesto…», continuaba. Quiso conocer su mayor miedo y ambos coincidieron que «la soledad». Dada la insólita interacción, también cuestionó sobre qué parte de su cuerpo captaría antes el interés del pretendiente. «Me fijaría en la cara. El cuerpo es otro mundo, se puede cambiar», contestó. Y así concluía su primer 'encuentro'. «Me puedo reír con este chico», decía la catalana. Él, por su parte, se mostraba pletórico ante las cámaras, «me ha gustado muchísimo. Tiene una voz muy bonita», decía confiando en quedarse en la casa y poder conocerse.
Y es que la nueva generación de 'Mujeres y Hombres y Viceversa' ha mutado a 'reality-show' con encierro y latidos ante las cámaras como protagonistas. El cántabro era uno de los cuatro posibles pretendientes y lograba finalmente quedarse en la lucha por el corazón de Míriam. Este «chicarrón del norte», en palabras de Jesús Vázquez, promete más momentos televisivos. Por mucho que «no sabe lo que significa enamorarse» tiene muchas ganas. Las mismas que demostraba al verse por primera vez con la tronista. «Venía nervioso, pero lo estoy más al verte», aseguraba. De su anterior quedada exprés sólo sacó «sensaciones buenas», pese a que físicamente fueran un misterio. Ella calificaba de «chulo» al joven, pero se defendía con naturalidad. «Te dije que no te asustaras, es mi forma de hablar, gesticulo mucho». La telegenia es así de caprichosa. Ahora las cámaras y los espectadores serán testigo si hay (o no) final feliz.
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