Carta a un médico que estos días se deja las horas salvando vidas
UNA CARTA PARA TI ·
Eres un héroe. De los de verdad. De los que luchan contra el miedo sin que se lo pidan. ¡Ole tú!Secciones
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UNA CARTA PARA TI ·
Eres un héroe. De los de verdad. De los que luchan contra el miedo sin que se lo pidan. ¡Ole tú!Querido amigo,
¡Cuánto tiempo hace que no te escribo una carta! Y pensar que hace años (más bien parece otra vida) debías recibir una a la semana mía. Pero así es la vida ¿verdad? Va y viene. Y en algún momento las cartas dejaron ... de llegar. Aprovecho a pedirte perdón, eso no debió pasar nunca.
Sin embargo, hoy algo me hizo acordarme de ti. Recordé cuál fue siempre tu vocación y lo mucho que quisiste estar dónde estás. Lo llevabas en la sangre. Lo llevas. Por eso y por un empujón sobrenatural, o quizá movida por la situación actual, te escribí. Y gracias al cielo contestaste.
Me cuentas como te estás enfrentando a una batalla crucial. A algo que nunca pensaste que ocurriría. A una situación que incluso a ti, mi valiente amigo, te sobrepasa.
Te admiro, no sabes hasta que punto. Siento orgullo de haber formado parte de tu vida (y en cierta medida seguir siendo una pequeña parte de ella). Eres un héroe. De los de verdad. De los que luchan contra el miedo sin que se lo pidan. ¡Ole tú!
Puede que pienses que tú elegiste a la medicina, pero yo lo tengo bien claro: desde pequeñito estuvo en ti. Era parte de tu ser, y eso que por entonces casi no nos planteábamos qué era eso del futuro. Solo disfrutábamos entre rimas de Los Celtas, acantilados sinuosos e idiomas extraños. ¿Lo recuerdas? Yo como si fuera ayer. (Y, un secreto, a veces dejo que mi mente viaje de nuevo a aquellos días. Me reconforta y me hace respirar mejor).
Sé que hoy solo me has contado una pequeña parte de lo que estás viviendo. Se que quizá me has ocultado parte de la verdad. A fin de cuentas, tú me conoces igual de bien a mí y sabes que soy muy sensible. Pero aún así, lo que dibujabas con palabras daba miedo. Un miedo que, además no sé como afrontar, por eso estoy aquí escribiéndote.
Creo que tú y tus compañeros sanitarios os merecéis mucho más que los aplausos que damos a las ocho de la tarde. Te debemos mil abrazos, mil besos y mil cervecitas al sol de tu querida ciudad, esa que tiene el Barrio Húmedo más vital de toda España. Esa ciudad a la que seguramente ahora, extrañas con locura. Te prometo que cuando esto pase, que seguro pasará, acudiré rauda a celebrarlo contigo.
Tú y todos tus compañeros sois grandes. Valientes soldados frente a la batalla. Día y noche estáis al pie del cañón, y aunque seguramente flaqueáis y tenéis bajas, no cejáis en vuestro empeño de salvarnos. Ahora solo puedo aplaudir y mandar por el aire mi abrazo, para que te acompañe mañana y hasta que esto pase. ¡Tu puedes mi querido amigo! Eres fuerte, leal, echado para adelante… ¡Gracias por ser cómo eres! ¡Gracias a ti y a quienes luchan a tu lado cada día! Sin vosotros, ya no estaríamos.
«No, no nos podrán parar, somos celtas con ganas de luchar. No, no nos podrán parar respirar es igual que tocar…» (Y pronto, muy pronto, tus risas y tus chistes volverán a inundarlo todo).
Me despido ya, con ganas de verte y de poder charlar.
Un abrazo a todos los que estáis en primera línea,
Adriana
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