Claudia Mota: «No muestro mi vida en las redes sociales por salud mental»

Más de 110.000 seguidores repartidos por toda España ven a diario las publicaciones de Claudia; mayoritariamente 'streamings' en directo. Y es que, si algo distingue a su comunidad 'online' de otras, es la cercanía. Tanto es así que sus seguidoras se consideran amigas. Pasan los días charlando en directo mientras Claudia se maquilla, enseña qué paquetes le han llegado a casa o cómo va a decorar su casa en estas fiestas. Desde 2016 hasta hoy han pasado muchas cosas en sus redes sociales; algo que comenzaba como un juego, se ha convertido en una gran parte de su tiempo.

-¿Quién es Claudia Mota (@claumotss)?

-Soy una chica de 21 años, llegué a Santander hace quince y llevo subiendo cosas a redes sociales desde 2016. Nací en Madrid, mi padre –que es Guardia Civil– estaba destinado en Segovia y eso es lo que pone en mi DNI. Además, mis padres son de Palencia. Así que los cinco primeros años de mi vida he estado entre Segovia y Madrid. Después me vine a Cantabria, a San Vicente de la Barquera, y ahora vivo en Boo de Piélagos.

-¿Te dedicas de lleno a las redes sociales?

-He estudiado el 'Grado Superior de Marketing Online' y ahora trabajo a media jornada en una gestoría en Torrelavega. Mi rutina es ir a trabajar por las mañanas, comer rápido y dedicarme a crear contenido. Cada día es diferente porque, por ejemplo, hay días que sólo me da tiempo a hacer un directo maquillándome y otros que puedo grabar vídeos ya sea para YouTube, TikTok o Instagram. Realmente, la gente que me sigue es por mis directos. Como a los seguidores les gusta, le dedico tiempo y hay días que no puedo crear más contenido. Normalmente, hago los directos en TikTok, que es donde más visualizaciones tengo –alrededor de 300 a la vez–. Además, me estoy planteando abrirme Twich, pero no lo tengo claro.

-¿Cómo es el proceso para llegar a tener esa comunidad 'online'?

-En 2016, TikTok no era lo que es hoy. Todo el mundo subía vídeos. Entonces tenía 5.000 seguidores. Y a la vez, con una amiga, creamos un canal de Youtube –que a día de hoy está privado– porque nos llamaba el mundo de la creación de contenido. El canal no triunfó y decidimos seguir por nuestra cuenta. Yo seguía publicando TikToks y, en cuarentena, empecé con los directos. Cuando terminó el confinamiento ya tenía 10.000 seguidores: hacía directos, juegos… Fue en diciembre del año pasado cuando mi árbol de Navidad se viralizó. Yo pensaba que era un árbol diferente y la gente me empezó a seguir; tanto que conseguí llegar a los 30.000 seguidores. Desde entonces hasta ahora, he ido aumentando mi comunidad 'online' gracias a los directos que hago y a los 'hauls' (vídeos enseñando y probándose diferentes prendas). Habitualmente, mis vídeos pueden tener 5.000 reproducciones, pero, si subo un vídeo enseñando ropa o maquillaje, pueden llegar a tener 20.000 o así.

-El tema del árbol fue polémico…

-Sí, la verdad es que fue exagerado. Este año, por ejemplo, no lo he querido subir. Lo de los 'haters' al principio es gracioso, pero en el momento en el que subes un vídeo y ves comentarios de odio muy fuertes te afectan. El árbol fue polémico porque está lleno de banderas de España. Yo sabía que iba a dar que hablar, por eso lo subí. Pero nunca pensé que fuera a ser algo polémico de una forma tan negativa. Hay mucho 'hater' sin necesidad, traspasando los límites. Además, me bajaron mucho los seguidores. Yo antes daba demasiado mi opinión, pero, en esta ocasión no era mi intención hablar sobre política. Sino enseñar el árbol tan peculiar que se pone en mi casa. Ahora me abstengo más de dar mi opinión o mostrar mi vida en redes. La gente a mi alrededor me ha recomendado evitar este tipo de cosas: por mi salud mental y por evitar los malentendidos. Por eso este año no he puesto público el tema del árbol, la gente es muy pesada. Sí que hay gente agradable que comenta con respecto, pero, también los hay que no. Y yo no quiero aguantar las críticas destructivas.

-Otro tema que podría condicionar un perfil es la localización. ¿Complica el crecimiento en redes sociales el hecho de ser de Cantabria?

-He estado mucho tiempo buscando agencias de representación, que, por cierto, es un sector que está fatal. Ahora que tengo una todas las colaboraciones que me salen son en Madrid. A mí hay algunas que me compensan, otras que, por lo que implica el viaje, no. En Cantabria es cierto que no se conoce tanto la función de los 'influencers'… De cara a los comercios y negocios, no son conscientes, en muchas ocasiones, de la publicidad que puede hacer alguien que se dedica a redes sociales. Quiero mudarme a una ciudad más grande para poder crecer en mi cuenta, pero, por ejemplo, Madrid para mí es agobiante. Soy consciente de que si sigo creciendo lo tendré que hacer, pero, de momento, me sigo quedando con la tranquilidad y calidad de vida de Cantabria.

-¿Tienes mucho apoyo en la región?

-Yo pensaba que no me seguía mucha gente de Santander porque cuando preguntaba en los directos nadie mencionaba Cantabria. Pero con el paso del tiempo me he dado cuenta de que puede ser que a la gente le dé vergüenza hablarme y contarme que son de la región. Me di cuenta de que la gente sí que sabe quién soy cuando en sitios como centros comerciales o de fiesta se giran o, incluso, me piden fotos. Hablo de niñas pequeñas y de gente de mi edad. Puede ser que como en Cantabria no somos muchas personas con gran comunidad 'online', es más fácil que se nos conozca. Mi público objetivo está principalmente a lo largo de toda España; también una pequeña parte internacional, pero en menor cantidad porque me condiciona el cambio de hora con los directos; que son mi fuerte.

-¿Cuál es tu rincón favorito de Cantabria?

-Conozco menos sitios de los que me gustaría. Pero, sin duda alguna, me quedo con Potes. Iría antes que a ninguna parte. Puede ser que le tenga tanto cariño porque siempre he ido con mis padres.

-¿Y el lugar más 'instagrameable'?

-Mi pueblo está en Palencia y es donde más fotos tengo… Pero de la región escojo El Sardinero. La zona del Casino… es perfecto para que salgan fotos bonitas.

-El trabajo de 'influencer' se conoce cada día más, pero, ¿tiene futuro a largo plazo?

-Mucha gente se lo pregunta. La gente dice que esto va a caducar, pero, si somos sinceros, Dulceida lleva desde 2009 y sigue viviendo de ello. ¿Algún día se acabará? Puede ser. Lo que tengo claro es que voy a invertir mi tiempo en ello porque me gusta. Obviamente es un trabajo que va variando y con el que hay que tener mucha cabeza. Hay que aprovechar las épocas en las que te va bien. Y otro factor a tener en cuenta es el tiempo que se invierte. Mucha gente critica a las personas que deciden, por ejemplo, dejar de estudiar para dedicarse a esto cuando les va bien. Todas esas personas no son conscientes del tiempo que conlleva crear contenido. Si yo, ahora mismo, con mi base de estudios, tuviera la oportunidad de vivir únicamente de las redes, lo haría. Porque no es hacer un vídeo de 15 segundos y ya. Son muchas cosas a tener en cuenta y es necesaria mucha planificación, porque, por ejemplo, yo a veces me desbordo. La publicidad en la televisión es algo bien visto, ¿por qué la publicidad en redes sociales no? Es un trabajo igual de válido y que como estamos viendo es el futuro. Es un trabajo que requiere de más esfuerzo de lo que la gente se cree.

-¿Qué consejo le darías a aquellas personas que te tienen como referente?

-Iba a decir ser original. Pero está casi todo inventado en cuanto a formatos. Aún así dar una visión diferente a las cosas típicas: 'hauls', 'unboxings'… Y ser constante. Desde 2016 hasta hoy no he parado de subir vídeos y no he tenido la oportunidad de crecer hasta hace un año. Otra cosa importante es, una vez que tengas tu comunidad 'online', no la abandones. Si te preguntan algo, contéstalo. Te tienen que ver cercano; a mí me dicen que parezco su amiga y es lo que quiero. Así que constancia y atención son las dos claves.

-¿Cómo definirías tu estilo a la hora de vestir?

-Mi forma de vestir depende de mi estado de ánimo. Me gusta un poco más el estilo 'cayetana': chaleco, converse… Pero, a veces, cuando no me apetece pensarme el 'outfit' me planto un jersey y ya está. En general, depende del día y de lo que me apetezca, no me quiero encasillar en ningún estilo concreto. De hecho, mi armario ahora mismo es un caos.