Dos cántabras, un Panda y 3.000 kilómetros por el desierto marroquí

Durante siete días y seis noches recorrerán más de 3.000 kilómetros del país vecino por pistas de montaña, desiertos, dunas, pueblos, pequeñas ciudades… Toda una aventura a la que las santanderinas se apuntaron sin tener, en principio, mucha información. Cuando un amigo les habló de la existencia de esta prueba se miraron y, sin pensárselo dos veces, se inscribieron pagando juntas 2.590 euros. Después buscaron información y descubrieron, con cierto vértigo, a lo que se iban a enfrentar. «Cuando lo vi casi me desmayo», comenta Fernández Cobo.

Lo primero que tenían que hacer era encontrar un Panda e internet hizo su magia. Encontraron uno en Reus que estaba perfectamente equipado, ya que su dueño había participado en esta misma prueba hace unos años. Pagaron 7.000 euros por un modelo 4x4 1400 gasolina que no puede ir a más de 100 kilómetros por hora sin que parezca un tractor.

Fueron a buscarlo y el viaje de vuelta a Santander les terminó de convencer de que la Panda Raid va a cambiarles la vida. A Eva Fernández Cobo le encanta conducir. Empezó a hacerlo con 13 años –sí, ha leído bien– y le gustan mucho los coches. Cuando cumplió los 18 su primer coche fue un Porsche 944 Turbo, «el único que había en Santander», así que aunque se turnarán para conducir, ella será quien, casi siempre, lleve el volante.

Laura hará las funciones de Luis R. Moya, y se encargará de la orientación, el punto flojo de Fernández Cobo, que también es gerente del Centro de Negocios Santander Gestión. En el mundo de las nuevas tecnologías no podrán utilizar ni GPS ni dispositivos móviles, así que de Obispo de la Sota, que es la gerente de R20 Servicios e Inversiones, dependerá que todos los días lleguen al campamento de turno con ayuda de una brújula y el mapa que darán a todos los participantes. «También llevamos uno de las carreteras de Marruecos que nos hemos comprado después de revolver Roma con Santiago porque ya no se hacen en papel». De los días que tienen por delante no les preocupa ni el calor, ni el hambre, ni su fuerza mental… Sólo rezan para que el coche no se estropeé y consigan terminar este reto. Como indican desde la organización, «lo importante no es el tiempo, ni la velocidad; superar la Panda Raid implica, ante todo, llegar a la meta». Y si la experiencia les gusta tanto como creen, ya están mirando pruebas similares que se celebran en Portugal o Mauritania.

Con la certeza de que «va a ser el viaje de nuestras vidas» se embarcan a lo Thelma y Louise en esta aventura.