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¡Hola, amigos de Cantabria DModa!
Hemos comenzado un nuevo año y el calendario ha vuelto a girar, y con él, el mes de enero se ha instalado entre nosotros y ha sido mi cumpleaños. Sí, la abuela ha cumplido años, como cada 15 de enero, y esta vez con redondeo. Dicen que los ceros marcan cuando tienes una cierta edad, y yo estoy a la expectativa.
Envejecer no es una carga ni una opción, es un viaje inevitable. Lo que aprendamos, disfrutemos o suframos en ese viaje depende en gran medida de nosotros. Sí, ya sé que el destino a veces reparte malas cartas, pero de cómo las juguemos se escribirá nuestro libro de vida. He entrado en la senectud. Suena fuerte, ¿eh? Más de la mitad de mi vida ya ha pasado y del resto no hay garantías. Pero ¿qué es la vida sino un viaje sin fecha de salida ni llegada?
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A estas alturas, a lo que aspiro es a seguir creciendo como persona, a sumar experiencias y momentos especiales junto a los míos, a tener proyectos, ilusiones y a aprender. Sí, aprender de los demás y de mí misma.
La edad no define ni mi estilo ni la forma en que tengo que vivir. Se puede envejecer sin miedo, sabiendo que el tiempo no te roba nada, solo te transforma, pero tu esencia sigue siendo la misma.
Desde muy jovencita, casi una niña, me ha gustado la moda. Quizá sea por herencia de una madre que se manejaba maravillosamente bien entre telas, patrones, agujas, lanas y máquinas de coser. Y es ahora, en mi madurez, cuando se ha convertido en algo más que terapia para mí.
Por muy frívola que parezca, despierta sentimientos, pasión, emociones, comunica y hasta sana. ¿Increíble? Puede parecerlo, pero a través de la moda nos proyectamos al mundo sin tener que pronunciar una sola palabra. Comunicación no verbal lo llaman, y dice más de nosotros mismos que cualquier adjetivo.
En la vida y en la moda he ido evolucionando. No siempre he sabido lo que mejor le iba a mi estilo o morfología, y es ahora cuando mejor me siento conmigo misma, con algunos matices y siendo consciente de que no siempre acierto eligiendo. Siempre he dicho, y lo mantengo, que la moda no tiene edad. Cada una de nosotras puede vestir como quiera, pero, en mi caso, a medida que he ido cumpliendo años y mi cuerpo cambiando, he adaptado las tendencias a mi tipo de cuerpo, a mi estilo personal y a mi forma de vida.
Ahora, con 60 años recién estrenados, vivo la moda y la disfruto sin importar mi edad. Actualmente, editoriales y webs se llenan de titulares sobre «Cómo vestir cuando tienes más de 60», cuando en realidad las tendencias no tienen edad, sino que las adaptamos a lo que nos hace sentirnos atractivas y cómodas.
Vive tu vida (y la moda) como prefieras. Sé auténtica, creativa y fiel a tu estilo; solo así te sentirás cómoda en tu piel sin importar tu edad, tu cuerpo ni tu talla. Y si, como yo, eres una persona madura, tu mayor atractivo será la seguridad que transmiten los años y el conocerte bien a ti misma.
¡Bienvenidos, 60!
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