Flora González, la presentadora del tiempo enamorada de Cantabria

Somos lo que nuestras experiencias han hecho de nosotros, nuestras decisiones, nuestros momentos buenos y, por supuesto, también los malos. Lo que desde luego tengo claro es que, además, nuestro nombre, ese que eligen antes de conocernos nuestros padres, realmente forma parte de nuestro carácter, es incluso, a veces, premonitorio. Os preguntaréis por qué lo tengo tan claro, y la respuesta es bien sencilla: por muchas personas que se me han cruzado y que realmente no se podían llamar de otra manera. El último caso es, quizá, el que más clara ha dejado mi teoría: el de Flora González. Ella es pura naturaleza en plena primavera: colorido, explosión, pasión y cariño. No podría haberse llamado de otra manera. Es una flor de esas que llaman la atención por fuera y que, además, luego te dejan un gran recuerdo por su olor, por su presencia, por su interior.

Flora es periodista, e igual que su nombre es parte de su ser, su profesión también. «Mucha gente me pregunta qué hubiera sido si no hubiera sido periodista. Pues hubiera sido otra persona. Igual que soy mujer y nacida en Andújar, si no hubiera nacido ahí o no hubiera sido periodista, sería otra persona», comenta segura Flora cuando le pregunto por qué eligió ser lo que es. Adoro esa gente que no recuerda en qué momento la vida le dejó claro qué profesión tendrían. Es como ella misma dice: ser periodista es igual a ser Flora Gonzalez y viceversa.

Su vida ha estado marcada por el destino, aunque no sabe bien si existe, es consciente de que a veces, tanto en el ámbito personal como el profesional, este «le ha abofeteado en la cara». Un caso claro es el de su llegada a Mediaset como presentadora del tiempo: «Tras estar varios años en Vogue trabajando, tuve una pequeña crisis existencial. Ya no podía crecer más, era quitar a alguien para ponerme yo... y eso no es agradable. No había muchas oportunidades pues el mundo editorial ya estaba sufriendo una gran crisis. Y, hablando con un amigo, me contó que estaban montando un canal nuevo para Movistar, 'Non Stop People'. Curiosamente, desde la ventana de mi casa podía ver el estudio donde se grababa. Casi podía ir en tirolina hasta la oficina», recuerda. Flora fue Directora de Moda en la joven cadena, asistiendo a eventos fabulosos, entrevistando a gente muy interesante y, sobre todo, disfrutando de su vocación. Me consta que eran como una pequeña familia, pues conozco a varias personas que colaboraron en el medio. Para ella fue una época maravillosa.

«Un día me llamó un teléfono muy largo y resultó ser de Mediaset. Pensé que querrían que les facilitara un contacto, pero no. Querían hacerme una prueba para presentar 'El Tiempo'. Les gustó mi trabajo y, por eso, me llamaron. Llegué, me lanzaron al ruedo y desde entonces estoy ahí...», me comenta Flora, todavía sorprendida por cómo surgieron las cosas. Y es que ella es así, pura naturalidad y honestidad. Uno puede mirarle a los ojos y, además de perderse en ese inmenso verde, también ve verdad y agradecimiento por todo lo que ha conseguido. ¡Es fabuloso conocer gente así!

Quien esté escribiendo la historia de Flora lo tenía claro: su pasión por el Periodismo la llevaría a ser presentadora del tiempo, y después a encontrar al amor de su vida. Ese amor que, como muchos ya sabréis, es de nuestra preciosa 'tierruca'. Se cruzaron por primera vez en 2004, pero no era el momento adecuado. Años después, a pesar de vivir muy cerca y no haberse encontrado casi nunca, coincidieron en la elegante calle de Serrano. Él, a modo de chiste, preguntó a la presentadora cuándo iba a llover. Contestó presumida, como sólo ella sabe ser, pero 20 minutos después. (Nadie pensaría que iba a pasar, pues era pleno verano en la capital). Sin embargo, una vez más, el destino hizo de las suyas y llovió, con fuerza y pasión. Juntos tomaron algo y... el resto es una preciosa historia que, pronto, traerá una boda fabulosa, llena de familia, amigos y amor por todos los costados.

Aún es pronto para saber si la celebración será aquí, en Cantabria, o en su Andújar del alma. O quizá, en cualquier otro punto del mundo que para ellos sea especial. Lo que sí está claro es que ella adora nuestra 'tierruca'. Pasea con ilusión por las playas de Los Bikinis, Los Peligros... o también por el paradisiaco Puntal. «Una de las últimas actividades que hemos hecho ha sido bucear bajo la Isla de Mouro. Me ha encantado. He visto peces de colores fabulosos, otros muy territoriales... e, incluso, unos pasadizos que parece que, en vez de bajo el mar, estés en el espacio. A veces no somos conscientes de las bellezas que tenemos tan cerca. Nos vamos a Tailandia buscando sitios para bucear teniendo algo como la Isla de Mouro aquí al lado». Y no le falta razón. Quizá ahora, por la situación que vivimos, seamos más conscientes de lo que tenemos a la vuelta de la esquina, sin necesidad de viajar miles de kilómetros.

La familia, la de aquí y la andaluza, son para Flora el centro de su vida. Se nota en cómo es, en su educación, en cómo habla de todos ellos. Cuando menciona a sus padres se respira cariño, y uno, sin querer, comienza a apreciar a esa familia del sur como si la conociera de toda la vida. No es de extrañar que siempre que su pueblo organiza algún 'sarao' ella esté presentándolo o de invitada de honor. ¡Flora es amor en estado puro y su gente lo sabe! «Mi familia siempre está ahí para mí, y no me va a dejar nunca que pierda el norte. Mi abuela siempre nos decía que fuéramos buenas personas», dice ella, convencida de que lo que tiene, lo ha conseguido con esfuerzo y honestidad.

También de su familia viene el amor por la moda. «Mi madre ha sido siempre costurera. Desde que tenía 12 años. Ha trabajado en fábricas, talleres... creando desde vestidos de novia, punto hasta trajes de flamenca. Hoy en día sigue cosiendo, más para nosotros, pero no ha parado. Además, mi padre, de joven, fue modelo... ¡Es que es guapísimo!», cuenta.

Me cuesta despedirme de este torbellino andaluz, que tanto ama Cantabria. Hemos tardado en sentarnos frente a frente y charlar un rato, así que dejarla escapar no es fácil. ¡Ojalá se viniera a vivir aquí! Desde luego, antes de decirnos adiós, le pregunto por su periplo en las redes sociales: «Yo no soy 'influencer', soy una periodista con redes sociales», sentencia. «Ahora, estoy a favor de todo el postureo, si este hace que la gente se mueva del sofá. Da igual que sea por subir la foto perfecta a Instagram. Si esto hace que la gente lea un libro y coja cariño a la lectura. Comience a viajar o a interesarse por cosas nuevas... ¡Bienvenido sea!», concluye fiel a su sonrisa.

Fotografías: Mario Setién –web, Facebook, Instagram–.