Su pasión, desde hace ya más de 10 años, es el diseño de pequeños abalorios, complementos y joyas, que den a quienes los lleven un aire divertido y distendido. Un toque de color y juego. Su alter ego, su marca llena de vida, se llama Amelia en Marte(@ameliaenmarte). Cuando la pregunto por el curioso nombre me narra la divertida historia que hay detrás: «Según un estudio de hace tiempo, los nombres femeninos que no tienen ni una 'a' ni una 'i' son nombres tristes y que no gustan. Así que no podía llamar a mi marca Ruth… Entre risas buscamos un nombre con estas vocales y surgió Amelia en Marte. Así era uno nombre completo, con apellido incluido».
La relación de Ruth con la creación de estos complementos viene de lejos. Se inspira en cuentas que tienen miles de seguidores y que, casualmente, están todas en Nueva York y alrededores. «No se qué tiene Nueva York, pero me atrae tanto que todas las personas en las que me inspiro, a las que sigo, da la casualidad que son de esta apasionante ciudad».
Sus creaciones recuerdan también un poco a esa ciudad tan llena de colores diferentes y de momentos inspiradores. Todas sus pulseras, collares, anillos… tienen personalidad propia y pueden ser un poco el reflejo de esas personas tan diferentes que cohabitan y a la vez no se conocen entre sí en la Gran Manzana.
Sin embargo, aunque dar rienda suelta a su creatividad para ella es muy importante, lo primero son sus clientes. «Son ellos quienes ven mis publicaciones y deciden qué cambios quieren. Con esto consigo que cada pieza sea única y diferente a las demás. Que no haya dos iguales y que cada uno tenga realmente la pieza que desea». Es fiel defensora de esta singularidad, y esto me apasiona y nos tiene un buen rato hablando de ello y de las redes sociales. Sobre todo, de Instagram. «Es maravilloso como he crecido con esta plataforma y cómo las personas me siguen. Creas comunidad y pueden sentirse libres de pedirte uno u otro encargo. Me encanta. Además es maravilloso la posibilidad que nos da de conectar con todo tipo de personas de cualquier lugar».
Sus creaciones me huelen a mar. Es lo que me evocan, a días tirada en la arena y llena de salitre. A música que sale de un bar en el fondo y se mezcla con el ruido de las olas. Son ideales para cualquier que sintamos una mínima vinculación con las zonas de costa.
Pero son ideales para todo aquel que quiera llevar algo diferente y sea tendencia. Ruth sabe elegir su materia prima y se nota, me habla de sus piedras japonesas y de cómo no escatima para tener los abalorios de mejor calidad. «Busco que la procedencia sea buena y su calidad. Y por supuesto miro bien que mis diseños no estén a la venta en plataformas masivas que luego desprestigian mi trabajo».
Estoy segura, por la pasión que veo en sus ojos y en la forma de contarme cómo ha ido creciendo, que va a tener mucho éxito y que esta próxima primavera seremos muchos los que luciremos algo creado con sus manos. (He de confesar que desde que nos vimos y me regaló una de sus pulseras, no me la he quitado de puesta). ¡Ah! Y no puedo dejar de recomendaros sus vírgenes de colores. Estoy segura de que van a ser mi próxima adquisición.
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