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Germán González, el santanderino que triunfa en Mediaset

Fue de la primera promoción de chicos que entró en el colegio Esclavas de Santander (1990) y recuerda cómo las profesoras se dirigían a él y sus compañeros en femenino. El orientador le dijo que no servía para nada relacionado con las letras, pero ha logrado vivir de ellas. Se fue a estudiar Comunicación Audiovisual a Valencia porque tenía una amiga viviendo allí y cuando terminó entró en la productora La fábrica de la tele. Cuando viene a Santander no se va sin ir a tomar unas rabas al bar del faro, comer en el «Fuente Dé» y tomar una copa en «El canela» de Cañadío –«los camareros son encantadores»–. Es adicto a la comida japonesa y dice que en el restaurante «Olivia» de Peña Herbosa ha probado el mejor sushi de su vida.

Miércoles, 24 de agosto 2022, 13:19

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Fue de la primera promoción de chicos que entró en el colegio Esclavas de Santander (1990) y recuerda cómo las profesoras se dirigían a él y sus compañeros en femenino. El orientador le dijo que no servía para nada relacionado con las letras, pero ha logrado vivir de ellas. Se fue a estudiar Comunicación Audiovisual a Valencia porque tenía una amiga viviendo allí y cuando terminó entró en la productora La fábrica de la tele. Cuando viene a Santander no se va sin ir a tomar unas rabas al bar del faro, comer en el «Fuente Dé» y tomar una copa en «El canela» de Cañadío –«los camareros son encantadores»–. Es adicto a la comida japonesa y dice que en el restaurante «Olivia» de Peña Herbosa ha probado el mejor sushi de su vida.

Fue de la primera promoción de chicos que entró en el colegio Esclavas de Santander (1990) y recuerda cómo las profesoras se dirigían a él y sus compañeros en femenino. El orientador le dijo que no servía para nada relacionado con las letras, pero ha logrado vivir de ellas. Se fue a estudiar Comunicación Audiovisual a Valencia porque tenía una amiga viviendo allí y cuando terminó entró en la productora La fábrica de la tele. Cuando viene a Santander no se va sin ir a tomar unas rabas al bar del faro, comer en el «Fuente Dé» y tomar una copa en «El canela» de Cañadío –«los camareros son encantadores»–. Es adicto a la comida japonesa y dice que en el restaurante «Olivia» de Peña Herbosa ha probado el mejor sushi de su vida.
Fue de la primera promoción de chicos que entró en el colegio Esclavas de Santander (1990) y recuerda cómo las profesoras se dirigían a él y sus compañeros en femenino. El orientador le dijo que no servía para nada relacionado con las letras, pero ha logrado vivir de ellas. Se fue a estudiar Comunicación Audiovisual a Valencia porque tenía una amiga viviendo allí y cuando terminó entró en la productora La fábrica de la tele. Cuando viene a Santander no se va sin ir a tomar unas rabas al bar del faro, comer en el «Fuente Dé» y tomar una copa en «El canela» de Cañadío –«los camareros son encantadores»–. Es adicto a la comida japonesa y dice que en el restaurante «Olivia» de Peña Herbosa ha probado el mejor sushi de su vida.

Fue de la primera promoción de chicos que entró en el colegio Esclavas de Santander (1990) y recuerda cómo las profesoras se dirigían a él y sus compañeros en femenino. El orientador le dijo que no servía para nada relacionado con las letras, pero ha logrado vivir de ellas. Se fue a estudiar Comunicación Audiovisual a Valencia porque tenía una amiga viviendo allí y cuando terminó entró en la productora La fábrica de la tele. Cuando viene a Santander no se va sin ir a tomar unas rabas al bar del faro, comer en el «Fuente Dé» y tomar una copa en «El canela» de Cañadío –«los camareros son encantadores»–. Es adicto a la comida japonesa y dice que en el restaurante «Olivia» de Peña Herbosa ha probado el mejor sushi de su vida.

Fue de la primera promoción de chicos que entró en el colegio Esclavas de Santander (1990) y recuerda cómo las profesoras se dirigían a él y sus compañeros en femenino. El orientador le dijo que no servía para nada relacionado con las letras, pero ha logrado vivir de ellas. Se fue a estudiar Comunicación Audiovisual a Valencia porque tenía una amiga viviendo allí y cuando terminó entró en la productora La fábrica de la tele. Cuando viene a Santander no se va sin ir a tomar unas rabas al bar del faro, comer en el «Fuente Dé» y tomar una copa en «El canela» de Cañadío –«los camareros son encantadores»–. Es adicto a la comida japonesa y dice que en el restaurante «Olivia» de Peña Herbosa ha probado el mejor sushi de su vida.
Fue de la primera promoción de chicos que entró en el colegio Esclavas de Santander (1990) y recuerda cómo las profesoras se dirigían a él y sus compañeros en femenino. El orientador le dijo que no servía para nada relacionado con las letras, pero ha logrado vivir de ellas. Se fue a estudiar Comunicación Audiovisual a Valencia porque tenía una amiga viviendo allí y cuando terminó entró en la productora La fábrica de la tele. Cuando viene a Santander no se va sin ir a tomar unas rabas al bar del faro, comer en el «Fuente Dé» y tomar una copa en «El canela» de Cañadío –«los camareros son encantadores»–. Es adicto a la comida japonesa y dice que en el restaurante «Olivia» de Peña Herbosa ha probado el mejor sushi de su vida.

Fue de la primera promoción de chicos que entró en el colegio Esclavas de Santander (1990) y recuerda cómo las profesoras se dirigían a él y sus compañeros en femenino. El orientador le dijo que no servía para nada relacionado con las letras, pero ha logrado vivir de ellas. Se fue a estudiar Comunicación Audiovisual a Valencia porque tenía una amiga viviendo allí y cuando terminó entró en la productora La fábrica de la tele. Cuando viene a Santander no se va sin ir a tomar unas rabas al bar del faro, comer en el «Fuente Dé» y tomar una copa en «El canela» de Cañadío –«los camareros son encantadores»–. Es adicto a la comida japonesa y dice que en el restaurante «Olivia» de Peña Herbosa ha probado el mejor sushi de su vida.

Fue de la primera promoción de chicos que entró en el colegio Esclavas de Santander (1990) y recuerda cómo las profesoras se dirigían a él y sus compañeros en femenino. El orientador le dijo que no servía para nada relacionado con las letras, pero ha logrado vivir de ellas. Se fue a estudiar Comunicación Audiovisual a Valencia porque tenía una amiga viviendo allí y cuando terminó entró en la productora La fábrica de la tele. Cuando viene a Santander no se va sin ir a tomar unas rabas al bar del faro, comer en el «Fuente Dé» y tomar una copa en «El canela» de Cañadío –«los camareros son encantadores»–. Es adicto a la comida japonesa y dice que en el restaurante «Olivia» de Peña Herbosa ha probado el mejor sushi de su vida.
Fue de la primera promoción de chicos que entró en el colegio Esclavas de Santander (1990) y recuerda cómo las profesoras se dirigían a él y sus compañeros en femenino. El orientador le dijo que no servía para nada relacionado con las letras, pero ha logrado vivir de ellas. Se fue a estudiar Comunicación Audiovisual a Valencia porque tenía una amiga viviendo allí y cuando terminó entró en la productora La fábrica de la tele. Cuando viene a Santander no se va sin ir a tomar unas rabas al bar del faro, comer en el «Fuente Dé» y tomar una copa en «El canela» de Cañadío –«los camareros son encantadores»–. Es adicto a la comida japonesa y dice que en el restaurante «Olivia» de Peña Herbosa ha probado el mejor sushi de su vida.

En el plató de Cazamariposas.

En el plató de Cazamariposas.
En el plató de Cazamariposas.

Germán González fue uno de los seleccionados para el programa 'Making of', de El Diario Montañés. De izquierda a derecha, Clara Villegas, Carlos García, Karla González, Jesús Jiménez, Beatriz Guardeño, Marino Ibáñez, Julia Guerrero, Santiago Ortiz, Pilar Revuelta y Germán González

Germán González fue uno de los seleccionados para el programa 'Making of', de El Diario Montañés. De izquierda a derecha, Clara Villegas, Carlos García, Karla González, Jesús Jiménez, Beatriz Guardeño, Marino Ibáñez, Julia Guerrero, Santiago Ortiz, Pilar Revuelta y Germán González
Germán González fue uno de los seleccionados para el programa 'Making of', de El Diario Montañés. De izquierda a derecha, Clara Villegas, Carlos García, Karla González, Jesús Jiménez, Beatriz Guardeño, Marino Ibáñez, Julia Guerrero, Santiago Ortiz, Pilar Revuelta y Germán González

Fue de la primera promoción de chicos que entró en el colegio Esclavas de Santander (1990) y recuerda cómo las profesoras se dirigían a él y sus compañeros en femenino. El orientador le dijo que no servía para nada relacionado con las letras, pero ha logrado vivir de ellas. Se fue a estudiar Comunicación Audiovisual a Valencia porque tenía una amiga viviendo allí y cuando terminó entró en la productora La fábrica de la tele. Cuando viene a Santander no se va sin ir a tomar unas rabas al bar del faro, comer en el «Fuente Dé» y tomar una copa en «El canela» de Cañadío –«los camareros son encantadores»–. Es adicto a la comida japonesa y dice que en el restaurante «Olivia» de Peña Herbosa ha probado el mejor sushi de su vida.

Fue de la primera promoción de chicos que entró en el colegio Esclavas de Santander (1990) y recuerda cómo las profesoras se dirigían a él y sus compañeros en femenino. El orientador le dijo que no servía para nada relacionado con las letras, pero ha logrado vivir de ellas. Se fue a estudiar Comunicación Audiovisual a Valencia porque tenía una amiga viviendo allí y cuando terminó entró en la productora La fábrica de la tele. Cuando viene a Santander no se va sin ir a tomar unas rabas al bar del faro, comer en el «Fuente Dé» y tomar una copa en «El canela» de Cañadío –«los camareros son encantadores»–. Es adicto a la comida japonesa y dice que en el restaurante «Olivia» de Peña Herbosa ha probado el mejor sushi de su vida.
Fue de la primera promoción de chicos que entró en el colegio Esclavas de Santander (1990) y recuerda cómo las profesoras se dirigían a él y sus compañeros en femenino. El orientador le dijo que no servía para nada relacionado con las letras, pero ha logrado vivir de ellas. Se fue a estudiar Comunicación Audiovisual a Valencia porque tenía una amiga viviendo allí y cuando terminó entró en la productora La fábrica de la tele. Cuando viene a Santander no se va sin ir a tomar unas rabas al bar del faro, comer en el «Fuente Dé» y tomar una copa en «El canela» de Cañadío –«los camareros son encantadores»–. Es adicto a la comida japonesa y dice que en el restaurante «Olivia» de Peña Herbosa ha probado el mejor sushi de su vida.

Fue de la primera promoción de chicos que entró en el colegio Esclavas de Santander (1990) y recuerda cómo las profesoras se dirigían a él y sus compañeros en femenino. El orientador le dijo que no servía para nada relacionado con las letras, pero ha logrado vivir de ellas. Se fue a estudiar Comunicación Audiovisual a Valencia porque tenía una amiga viviendo allí y cuando terminó entró en la productora La fábrica de la tele. Cuando viene a Santander no se va sin ir a tomar unas rabas al bar del faro, comer en el «Fuente Dé» y tomar una copa en «El canela» de Cañadío –«los camareros son encantadores»–. Es adicto a la comida japonesa y dice que en el restaurante «Olivia» de Peña Herbosa ha probado el mejor sushi de su vida.

Fue de la primera promoción de chicos que entró en el colegio Esclavas de Santander (1990) y recuerda cómo las profesoras se dirigían a él y sus compañeros en femenino. El orientador le dijo que no servía para nada relacionado con las letras, pero ha logrado vivir de ellas. Se fue a estudiar Comunicación Audiovisual a Valencia porque tenía una amiga viviendo allí y cuando terminó entró en la productora La fábrica de la tele. Cuando viene a Santander no se va sin ir a tomar unas rabas al bar del faro, comer en el «Fuente Dé» y tomar una copa en «El canela» de Cañadío –«los camareros son encantadores»–. Es adicto a la comida japonesa y dice que en el restaurante «Olivia» de Peña Herbosa ha probado el mejor sushi de su vida.
Fue de la primera promoción de chicos que entró en el colegio Esclavas de Santander (1990) y recuerda cómo las profesoras se dirigían a él y sus compañeros en femenino. El orientador le dijo que no servía para nada relacionado con las letras, pero ha logrado vivir de ellas. Se fue a estudiar Comunicación Audiovisual a Valencia porque tenía una amiga viviendo allí y cuando terminó entró en la productora La fábrica de la tele. Cuando viene a Santander no se va sin ir a tomar unas rabas al bar del faro, comer en el «Fuente Dé» y tomar una copa en «El canela» de Cañadío –«los camareros son encantadores»–. Es adicto a la comida japonesa y dice que en el restaurante «Olivia» de Peña Herbosa ha probado el mejor sushi de su vida.

Fue de la primera promoción de chicos que entró en el colegio Esclavas de Santander (1990) y recuerda cómo las profesoras se dirigían a él y sus compañeros en femenino. El orientador le dijo que no servía para nada relacionado con las letras, pero ha logrado vivir de ellas. Se fue a estudiar Comunicación Audiovisual a Valencia porque tenía una amiga viviendo allí y cuando terminó entró en la productora La fábrica de la tele. Cuando viene a Santander no se va sin ir a tomar unas rabas al bar del faro, comer en el «Fuente Dé» y tomar una copa en «El canela» de Cañadío –«los camareros son encantadores»–. Es adicto a la comida japonesa y dice que en el restaurante «Olivia» de Peña Herbosa ha probado el mejor sushi de su vida.

Fue de la primera promoción de chicos que entró en el colegio Esclavas de Santander (1990) y recuerda cómo las profesoras se dirigían a él y sus compañeros en femenino. El orientador le dijo que no servía para nada relacionado con las letras, pero ha logrado vivir de ellas. Se fue a estudiar Comunicación Audiovisual a Valencia porque tenía una amiga viviendo allí y cuando terminó entró en la productora La fábrica de la tele. Cuando viene a Santander no se va sin ir a tomar unas rabas al bar del faro, comer en el «Fuente Dé» y tomar una copa en «El canela» de Cañadío –«los camareros son encantadores»–. Es adicto a la comida japonesa y dice que en el restaurante «Olivia» de Peña Herbosa ha probado el mejor sushi de su vida.
Fue de la primera promoción de chicos que entró en el colegio Esclavas de Santander (1990) y recuerda cómo las profesoras se dirigían a él y sus compañeros en femenino. El orientador le dijo que no servía para nada relacionado con las letras, pero ha logrado vivir de ellas. Se fue a estudiar Comunicación Audiovisual a Valencia porque tenía una amiga viviendo allí y cuando terminó entró en la productora La fábrica de la tele. Cuando viene a Santander no se va sin ir a tomar unas rabas al bar del faro, comer en el «Fuente Dé» y tomar una copa en «El canela» de Cañadío –«los camareros son encantadores»–. Es adicto a la comida japonesa y dice que en el restaurante «Olivia» de Peña Herbosa ha probado el mejor sushi de su vida.

Con Nando Escribano durante una de las emisiones.

Con Nando Escribano durante una de las emisiones.
Con Nando Escribano durante una de las emisiones.

En el plató de Cazamariposas junto a Nuria Marín.

En el plató de Cazamariposas junto a Nuria Marín.
En el plató de Cazamariposas junto a Nuria Marín.

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