¡Qué tedrán los veranos en Somo! Si le preguntas a Irene Casanueva (Astillero, 1993) por su infancia, lo primero que le viene a la cabeza son sus meses de verano en el paraíso del surf cántabro. Por eso, quizás una de las cosas que más echa de menos cuando está en Madrid, donde vive desde hace siete años, sea el mar. Tanto es así, que siempre que va a Cantabria, sea la época del año que sea, intenta pegarse un baño acompañada por su madre, y al poder ser en la playa de Somo. Lo intenta, no porque no sea capaz de meterse en el agua fría del Cantábrico, pues siempre lo consigue, sino porque cuando hay temporal sus planes se tuercen. Sin embargo, aunque no pueda cumplir con una de sus tradiciones favoritas, siempre encuentra la calma en la tierruca y logra olvidarse del ritmo frenético de Madrid, un lugar que para ella es como vivir en muchas ciudades a la vez. De su vida en la capital, de sus escapadas al norte y de sus planes de futuro ha hablado Irene para Cantabria DModa.
Este mismo año, Irene Casanueva descubriendo calles de Madrid.
DM
-¿Por qué te fuiste vivir a Madrid?
-Para hacer la carrera. Tenía claro que no quería estudiar en Santander, no porque no me gustase, sino porque me apetecía mucho vivir la experiencia de estar fuera de casa y de conocer gente. Quería hacer Periodismo, pero me daba miedo porque todo el mundo que conocía que lo había hecho me decía que ni se me ocurriera. Mi plan b era Derecho, pero no me veía siendo abogada, así que cuando descubrí el doble grado en Periodismo y Derecho no me lo pensé, y en la pública únicamente existía en Madrid.
-Y ahora que ya ha pasado el tiempo, ¿le das la razón a esa gente que te decía que no hicieras Periodismo?
-Siempre está un poco esa cosa de que si eres periodista te vas a morir de hambre, pero me niego a creerlo. Es que si con mi edad piensas ya así... Creo que es muy difícil encontrar trabajo, si hubiese estudiado otro tipo de carrera igual sería más fácil, aunque tampoco lo sé. Hasta ahora todos los trabajos, salvo uno, han sido a través de becas. Eres como un becario eternamente, pero confío en que, a través de ahí, te des un poco a conocer e igual haya alguien que se acuerde de ti en algún momento o te recomiende. Soy optimista.
-Ya llevas siete años en la capital. ¿Pensaste desde un principio que sería tanto tiempo?
-Cuando me fui, sí que pensé que no iba a volver pronto, porque, aunque no sabes a dónde te puede llevar la vida, creía que en Madrid tendría más oportunidades. Para hacer información política y de tribunales, que es lo que me gusta, hay más margen aquí.
-Y era verdad, ¿tenías más oportunidades?
-Cuando estás estudiando sí porque hay un montón de becas y de medios que ni te imaginas que podría haber. Ahora que he terminado, veremos a ver si están o no esas oportunidades.
-¿Recuerdas tu primer año en Madrid?
-Sí, es curioso porque muchas veces he hablado con mis amigas y me cuentan que al principio echaban mucho de menos a su familia, y yo, aunque les echaba de menos, me vine con mi hermana, y no es lo mismo que venir sola a una ciudad como Madrid. El primer año estuvimos en una residencia de monjas con unas normas muy estrictas. Yo entiendo que haya una serie de cosas que cumplir, pero la verdad es que lo pasé muy mal. Tenías que avisar a la hora a la que llegabas y me dejaron fuera un par de veces... y encima la comida era malísima.
-¿Qué es lo que más añoras de Cantabria?
-Echo de menos la sensación de calma. Cuando estás aquí la vida es muy ajetreada y cuando voy, tengo una sensación de paz increíble. Me voy a dar un paseo por la playa y se me pasan todos los males. Eso en Madrid me parece casi imposible. Te puedes ir a la sierra, pero no es lo mismo. Obviamente, también echo de menos a mi familia y a mis amigos, pero sobre todo la calma.
Intentando desconectar en Madrid Río, uno de sus rincones fetiche en Madrid.
DM
-¿No hay ningún lugar donde encuentres esa calma en Madrid?
-No, lo más parecido, donde suelo ir para despejarme, es Madrid Río. Me pilla al lado de casa y vamos a alejarnos un poco del ruido y la gente. Para hacer deporte o tirarnos en el prado, que no se lo recomiendo a nadie en verano porque en vez de morena se te pega la contaminación.
-¿Has pasado algún verano en Madrid?
-Por suerte, no. Lo temo mucho. Me gusta mucho Madrid porque sé que en cualquier momento me puedo escapar a Cantabria y estar en la playa o la montaña. Si tengo que pasar aquí todo el verano y no es por elección creo que sería difícil.
-¿Hay algo que haces siempre que vuelves a casa?
-Siempre voy a Somo a dar un paseo por la playa y no todos, pero muchos findes que voy, me doy un baño con mi madre en la playa. Ella se baña todo el año y cuando voy, si no hay un temporal, que suele ser bastante común, nos damos un baño. En Nochevieja sí que no puede faltar, es imprescindible. Te metes poco a poco, te tiras, te piensas que te vas a morir porque está super fría, pero luego tienes una sensación de adrenalina tan guay. Además, es como un ritual, porque luego nos vamos a tomar un caldo, unas rabas...
Disfrutando del atardecer en la playa de Somo.
DM
-Hablando de rabas, ¿echas en falta la gastronomía de Cantabria?
-Si hay algo que de verdad echo de menos son los bocartes, ojalá aquí los hubiera todo el año. Pero también irme al mediodía a comer unas rabas. Aquí tienen calamares, que están buenos, pero no es lo mismo. Con mi familia, por ejemplo, suelo ir a Casa Colorado, en Elechas, y eso me encanta. Luego mi padre siempre tiene en casa anchoas o relanzones, y cuando voy siempre me traigo un poco de todo.
-Y el mar, ¿lo echas mucho de menos?
-Todos los días. La sensación de calma que yo tengo asociada a Cantabria, en gran parte es por el mar. Necesito dar un paseo por la playa porque en Madrid solo respiras suciedad y ruido. Además, me gusta bastante hacer surf. Mi padre vivía en Somo y me pasé los veranos desde que era super pequeña hasta los 12 años allí. Mi hermana siempre dice que cuando más feliz ha sido, ha sido cuando estaba en Somo y es que cuando me lo recuerda es como sí, qué felices éramos, qué rápido se pasaba. Esa idea de estar todos los veranos allí, salir de casa y estar en la playa, era maravillosa. Y creo que por eso siempre me llamó mucho la atención el surf, y cuando puedo lo practico.
La joven en el Jardín Botánico de Madrid.
DM
-¿Y lo que menos te gusta de Cantabria?
-Lo tengo muy claro, el transporte. Yo soy de Astillero y he vivido allí muchos años, pero ahora mi familia está en San Salvador, que en coche está a dos minutos, pero si no tienes coche, para ir a Astillero tienes que coger el tren que va a Santander y que pasa cada hora. Entiendo que será por algo, quizás porque no hay mucha gente en los pueblos, pero acostumbrada a vivir en Madrid que tienes transporte cada 5 minutos pues es una locura. Me pasa lo mismo con los buhos, si bajo a Santander por la noche me tengo que coger un taxi para volver.
-¿Notas mucho la diferencia de precios entre Madrid y Cantabria?
-Sí, por ejemplo, para salir por la noche. Si vas a una discoteca siempre tienes que pegar entrada. Y la vivienda. Yo llevo cinco años en el mismo piso y en estos años los precios han subido y ahora la mayoría de las casas como la mía cuestan el doble. Entonces temo el momento de que me lo suban o me tenga que cambiar. Pero bueno, a eso te tienes que adaptar porque no te queda otra. Todos sabemos porque han subido los precios de los pisos, pero muchos de los que los alquilamos somos estudiantes, y eres un becario, que igual o no te pagan nada o te pagan 300 euros, entonces no te da para nada.
-¿Qué otras cosas te da Madrid a cambio?
-Es como vivir en muchas ciudades a la vez. Para mí no es el mismo Madrid que en 2011. Cuando llegué era todo nuevo y descubría cada día algo, pero es que estoy en 2018 y sigo descubriendo muchas cosas. Puedes estar toda la mañana trabajando, moviéndote a un ritmo frenético entre tanta gente, el metro, los atascos, y de repente, por la tarde, te vas a ver una exposición o a dar un paseo sin saber muy bien hacía dónde vas y es como ser turista. De pronto, no eres el trabajador que va cada día en metro a trabajar.
-¿Volverás a vivir en Cantabria?
Me encantaría jubilarme allí o incluso volver antes, porque la calidad de vida en Cantabria es brutal. Yo veo a mis padres y me dan envidia, tienen su trabajo, una vida super tranquila, hacen todo lo que les gusta. Igual de contenta que yo estoy aquí con mi edad, les veo yo a ellos en Cantabria. Supongo que dentro de unos años buscaré eso, la tranquilidad, la posibilidad de vivir en un sitio cerca del mar, otro ritmo de vida...
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.