Cupido es producto de nuestra imaginación, pero las flechas del amor pueden ser muy reales cuando las 'lanzan' profesionales en relaciones humanas como Isabel Rodríguez. La responsable de la agencia 'Lazos Cantabria' nos explica cómo logran que las personas recuperen la ilusión por enamorarse. ... Desde el pasado marzo se instalaron en Santander (Calle Rualasal, 14- 4º B), siendo una de las doce delegaciones de la empresa en toda España, sumando más de treinta años de experiencias. Así, son muchos los corazones que gracias a la labor de los equipos de psicólogos y 'coaches' han logrado superar la soledad y encontrar esa persona especial.
-¿Cómo presentaría 'Lazos' a los cántabros?
-Nos dedicamos a buscar pareja. Todas aquellas personas que se encuentran y se sienten solas vienen nos solicitan encontrar una persona con quien compartir su vida. Pensamos que en toda España tenemos 4,7 millones de personas que viven solas y que se sienten muy solas. En toda Cantabria nos dimos cuenta que había mucho potencial. Somos la cuarta región con mayor porcentaje de personas que viven solas, tocando casi el 30 por ciento nacional. Es mucho. El hecho de tener mucha población en medio rural, que sabemos que es complicado para ampliar círculo de amistades y relaciones, pretendemos ayudar a todas esas personas que en el fondo, tarde o temprano, te das cuenta de que igual por distintas circunstancias, porque has tenido fracasos anteriormente o porque has dedicado mucho tiempo a tu vida profesional y has descuidado lo sentimental, te encuentras en un momento de tu vida que te gustaría poder compartir penas y alegrías con otra persona.
-¿La soledad actual es muy diferente a la que podíamos encontrar hace treinta años cuando comenzaron a trabajar?
-No cambia respecto a que seguimos estando solos, pero sí que las nuevas tecnologías han afectado un poco a la forma de relacionarnos y también el hecho de banalizar la búsqueda de pareja. Antes buscar una pareja se hacía de otra manera. Ahora, todo lo que son los chats, las páginas webs, estas plataformas digitales en las que te metes en un perfil y si no te gusta mucho cambias a otro, incluso empiezas a contactar con una persona y, de pronto, desaparece, hace que la gente se plantee la búsqueda de pareja de forma deshumanizada.
-¿Notan que las personas que llegan a Lazos están agotadas de la realidad de fuera y necesitan una respuesta profesional a esa necesidad sentimental?
-Totalmente. Tenemos clientes que vienen de las redes sociales, de fracasos, de mucho tiempo perdido, mucha frustración y desilusión. Incluso estafas. Acaban en Lazos porque nosotros todos los perfiles y candidatos que tenemos les conocemos. Es una actividad presencial, te ahuyenta de todas las personas que están buscando relaciones esporádicas. Todos nuestros clientes tienen el mismo objetivo: buscar una pareja estable y seria, a través de nuestra empresa que ofrece todas las garantías.
«Tenemos clientes que vienen de las redes sociales, de fracasos, de mucho tiempo perdido, mucha frustración y desilusión».
-¿Sus clientes son más hombres o mujeres?
-Equiparado. Quizás un poco más de hombres, pero está bastante igualado el porcentaje.
-¿Y trabajan con todas las orientaciones sexuales?
-Sí, totalmente, pero predomina más la parte heterosexual.
-Apuestan por visibilizar sus servicios en el medio rural. ¿Cómo acogen su propuesta?
-Las nuevas tecnologías han hecho que se deshumanice la búsqueda de pareja estable, pero a nosotros como agencias nos ha ayudado a poder llegar a personas que están en el medio rural y que la distancia no sea un problema para ellos. Así, les podemos proporcionar esas citas y buscarles una pareja que puede que no esté muy lejos, pero el propio trabajo y las circunstancias de cada uno hacen que les resulte complicado.
-¿Cómo es el proceso al llegar a Lazos?
-Explicamos cuáles son nuestros servicios, la forma de proceder, cómo trabajamos y luego, una vez que firmamos un contrato, realizamos una entrevista en profundidad. Se dedica una hora u hora y media, con una serie de preguntas con las que pretendemos conocer mejor a la persona, no sólo sus aficiones, sino estilo de vida y los valores, para nosotros es fundamental. Después intentamos averiguar qué se busca en la otra persona, eso nos ayuda a la hora de seleccionar candidatos apropiados. Así, vamos concertando citas y haciendo un seguimiento personalizado. Si es necesario cambiamos el perfil, según las respuestas a esos encuentros.
-¿Siempre se da un 'feedback' tras cada cita?
-Sí, por supuesto, es lo que nos ayuda a corregir el perfil e ir atinando. Nuestro servicio no tiene una fecha límite, es algo vitalicio. El objetivo es encontrar pareja, tarde lo que tarde el candidato. Implica que el cliente no tiene presión, no se le agota el contrato. Se lo toma de forma relajada y disfruta de esos encuentros, esa es la finalidad. Algunas citas funcionan, otras quedan como amistades. Una vez que el candidato empieza una relación con una persona le damos un año de plazo antes de darle de baja de la agencia. Estimamos que el iniciar una relación no da garantía que vaya a funcionar, se nos ha dado el caso que después de tres o cuatro meses no cuaja la historia. No hay ningún problema, le volveríamos a introducir en nuestra base de datos y volveríamos a trabajar en una búsqueda de un perfil correcto.
«Nuestro objetivo es encontrar pareja, tarde lo que tarde el candidato. Implica que el cliente no tiene presión».
-Socialmente existe la sensación de que no existen personas que no buscan algo serio. ¿Aun queda gente que cree en el compromiso?
-Existen. Además, en España desgraciadamente se tiene una imagen de las agencias equivocada. Un poco 'viejuna' y para nada, cada vez hay más candidatos. Nos podíamos sorprender de los perfiles de clientes que tenemos, fantásticos, de nivel económico medio-alto. Personas que quizás han dedicado demasiado tiempo a su proyección profesional y han descuidado la parte sentimental.
-¿Cuál es la media de edad de los usuarios?
-Tenemos desde 35 años hasta 75, sería el abanico de edad de nuestros clientes. Hay algún que otro mayor, pero no es representativo.
-¿Les gusta el término agencia matrimonial?
-No, no es apropiado. De hecho, en Europa o Estados Unidos no se denominan como tal. Somos una agencia de relaciones humanas. Nuestros clientes no buscan el matrimonio, de hecho muchos son divorciados o separados y de volver a casarse no va con ellos. Buscan una relación.
-¿Manejan algún tipo de test de compatibilidad o recurren al instinto de saber emparejar?
-No funcionamos como las redes sociales, no hay una plataforma o un programa informático que hace cruces a través de algoritmos. Aunque hay determinadas características que tenemos en cuenta y descartan a un candidato respecto a otro, pero el resto de puntos a favor para presentar a alguien, lo hacemos de forma manual. Nos guiamos más por la entrevista personalizada, el estilo de vida y lo que nos cuentan que por un cruce informático que nos parece insuficiente. Hay que humanizarlo.
-¿Cómo valoran el arco de evolución de la persona de entrar con nervios a salir con pareja?
-La gente llega muy desesperada, desilusionada y con pocas esperanzas de encontrar a alguien. Muchas veces nos hacemos a la idea de que en una agencia como la nuestra los candidatos son los típicos que no encuentran una pareja por sus propios medios. No es eso, no tiene nada que ver. Cuando empiezan a tener citas y conocer gente, les cambia la vida. Vuelven a tener esa ilusión, aunque no es fácil. No es algo que deba plantearse a corto plazo, sino todo lo contrario. Hay que insistir y tener paciencia.
-Encontrarán parejas por la calle que se hayan formado con su ayuda. ¿Cómo lo viven?
-Totalmente, incluso segundos matrimonios. Eso te da una satisfacción tremenda, pero nosotros protegemos mucho la privacidad, la discreción. Es algo que cuidamos mucho. Me da mucha pena que, muchas veces, les da pudor o resulta para ellos un tabú decir que se han conocido a través de una agencia. Animaría a toda la gente que no tuviera reparo en contarlo, como lo hacen cuando sucede en redes sociales. Es curioso al ser nosotros empresas que damos más garantías, nuestros perfiles están verificados. No te vas a llevar ningún tipo de desilusión o de chasco, pero falta un poco de evolución respecto a otros países.
«Me da mucha pena que, muchas veces, les da pudor o resulta para ellos un tabú decir que se han conocido a través de una agencia».
-¿Proponen los tipos de cita o es algo personal?
-Cada uno elige la actividad que va a proponer a la otra persona en su primer encuentro. Habitualmente son los hombres quienes llaman a las mujeres. Luego el día de la cita y la forma lo dejamos a su completa decisión. Dentro de esa llamada, hay un primer contacto, primeras sensaciones, igual una persona no lo tiene muy claro y prefiere tomar un café antes que ir a cenar. Luego en el asesoramiento posterior les vamos ayudando en cuanto a los fallos.
-Y la parte física, ¿entra en juego o no?
-No, nunca enseñamos fotografías. La ley de datos nos lo impide, pero no es nuestra forma de proceder. Enviamos a cada candidato unas características básicas de la otra persona para dar pie a iniciar una conversación. Por ejemplo, especificando si le gusta la naturaleza, la lectura, el cine.
-Porque esa presión del físico puede condicionar el hecho de conocer a alguien.
-Totalmente. Vas más abierto al encuentro. Hay que romper la parte física.
-¿Es importante asesorar sobre la imagen en las citas y ayudar así de forma integral?
-Es fundamental la imagen, la primera impresión y esos primeros segundos que impactas o no. Generas atracción o interés o rechazo. Es importantísimo. A algunos clientes les gusta conocerse mejor, su silueta, los colores que le favorecen, lo que puede o no combinar. Así, realizamos talleres de imagen personal grupales, pero reducidos. Y cada uno sale con su asesoramiento. Están abiertos a cualquier persona, busque o no pareja. De hecho, tendremos uno el sábado 25 de mayo con la asesora de imagen Gema de Luelmo.
-¿Se trata de una cuota anual o cómo se concreta?
-Es una tarifa única y vitalicia, hasta que cumplamos el objetivo de encontrar pareja y, además, con una garantía de un año cuando inicia su relación.
-Se habla del carácter complicado, incluso frío de los cántabros, ¿eso complica las búsquedas de relaciones?
-Todo el mundo que viene nos lo comenta. Hablan de dificultades a la hora de ampliar su círculo de amistades. Nosotros creemos que justifica nuestra presencia en Santander. Quizá aquí cueste.
-Pero, ¿el amor está en el aire? ¿Podemos creer en él?
-Podemos creer, totalmente. Hay mucha necesidad, gente muy sola y con muchas ganas de recuperar la ilusión. Se da mucho desconocimiento, no se sabe que empresas como nosotros podemos ayudarles. La vida se ve de otra manera cuando se está enamorado.
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