Jesús Calleja en los Valles Pasiegos: «Combinar tecnología con talento en un pueblo me parece bestial»

Lo que este jueves se vio en televisión llevaba varios meses en el 'horno'. A principios del pasado marzo -días antes de que se decretara el estado de alarma por el covid-19-, parte del equipo de Calleja estaba por Villacarriedo, Selaya, Llanos de Penagos, Vega de Pas, Alceda y Tezanos conociendo historias y entrevistando a vecinos para preparar el guión del programa. La pandemia paralizó el proyecto y los pasiegos tuvieron que esperar hasta el mes de junio para conocer y ver a Calleja en persona. «Gana cuando está relajado y no está grabando. Trabajando es intenso, eléctrico... pero creo que tiene buen corazón», confesaba horas antes de la emisión la empresaria quesera María Eugenia Martínez Diego, de La Jarradilla, quien también agradeció a Ana Manrique, de la Agencia de Desarrollo Comarcal, todo lo que había ayudado a todas las partes para que el programa quedara perfecto.

Junto al presentador llegaron a Cantabria ocho caravanas y un numeroso equipo de profesionales de televisión junto a dos enfermeras que realizaron PCR rápidas a todos lo que participaron en el rodaje. El equipo creó su propia burbuja móvil para garantizar su propia seguridad y la de los protagonistas, y dejaron muy buena impresión entre los pasiegos. «Se notaba que entre ellos eran una piña y que estaban muy coordinados». La grabación se realizó en cuatro días, pero en esta ocasión no podían organizar el multitudinario 'fin de programa' que hacían antes de la pandemia en las plazas de los pueblos reuniendo a todos ciudadanos. Así que tuvieron que improvisar y montar un plató en mitad del campo con los personajes principales, y desde allí emitir la señal que el resto de los vecinos podían ver en las televisiones de sus casas.

Martínez Diego, que la semana pasada recogió en Torrelavega el galardón a la Trayectoria en los Premios Alimentos de Cantabria 2020, se mostraba nerviosa horas antes de la emisión. «¿Te puedes creer que yo sólo le había visto en 'Desafío extremo' como hace diez años? Es que no tengo tele», decía divertida. «¿Y dónde va a ver el programa?», preguntamos. «En casa de Álvaro, el padre de mis hijos. ¡Madre mía!, le conté a Jesús Calleja toda mi vida, que nos habíamos separado hace tres años y todo… Y los vecinos se enteraron al ver la grabación final». Y efectivamente. Durante la emisión, Calleja bromeó sobre los cuchicheos típicos de los pueblos cuando ocurren estas cosas y varios planos pillos de algunas vecinas confirmaron que así había sido. La empresaria de la quesería La Jarradilla fue una de las afortunadas al sobrevolar la zona en el helicóptero del programa. Subió con miedo, pero poco a poco se fue soltando y empezó a disfrutar de las vistas hasta asegurar: «Ha merecido la pena sacar todos mis trapos sucios a la luz…».

El momento no le quitó un ápice de seriedad a la historia de su quesería, que ya va por la tercera generación y que comenzaron a levantar sus abuelos. Eran los años de la posguerra cuando un matrimonio, que vivía con diez hijos en una cabaña pasiega sin luz ni agua, subsistía gracias a los quesos que hacían con la leche de sus diez vacas. Hoy, la empresa ubicada en Tezanos de Villacarriedo, ha ganado varios premios internacionales y es todo un referente en la zona. Asombrada por las vistas durante el vuelo, María Eugenia Martínez apuntaba emocionada que «todo el mundo se merece que le hagan esto una vez en la vida» aunque, al final, fue el propio Calleja el que echó alguna lágrima al recordar cómo fue la adopción de su hijo Ganesh hace ya más de 25 años. «Nos vamos chillando y volvemos llorando», comentaba el presentador mientras aterrizaba.

Otra de las grandes historias que descubrió el programa de este jueves es la de Teresa Gómez, la primera ganadera de Vega de Pas en apostar por tener vacas para carne y no de leche como hacían los demás. Llegaron a llamarla «golfante» por osar a tamaña 'desfachatez' y salirse de lo establecido. «Mi marido me apoyaba… Y ahora mira, hay más de carne que de leche…», aseguraba. La historia de Teresa también dejó boquiabierto a Calleja cuando le contó que hasta el año 2000 había vivido en una cabaña pasiega sin luz ni agua y que, si volviera a nacer o pudiera elegir la profesión del mundo que quisiera, seguiría siendo ganadera. Mientras le contaba motivos que le hacían defender esta decisión de forma tan férrea, el helicóptero sobrevolaba multitud de prados y montes verdes salpicados por decenas de cabañas. De muchas sólo quedan erguidos algunos muros junto a tejados hundidos. «El abandono es total, pero vivir aquí es único», decía Teresa orgullosa de su tierra.

Nacho Cobo fue otro de los vecinos destacados en el programa de ayer, ya que fue el carpintero del Grupo Benjamín al que recurrió Calleja para ver si le ayudaba a hacer los muebles para convertir la vieja biblioteca de Alceda en un espacio de 'coworking'. Cobo, que tiene a 24 empleados en plantilla, fabricó en tiempo récord las mesas, los bancos y las estanterías que desde el pasado mes de junio luce la sala. Para no olvidar aquellos días, este carpintero de Santibáñez de Carriedo marcó sobre una de las mesas el logo y el helicóptero del programa.

Otro de los protagonistas fue Iván Diego, un joven emprendedor de Corvera de Toranzo que tras 18 años fuera de Cantabria decidió volver e instalarse en su pueblo para desde allí «intentar atraer talento de otras ciudades, incluso del extranjero». Para ello una de sus grandes reivindicaciones ha sido la necesidad de llevar fibra óptica hasta la zona y desde el programa de Calleja disfrutan de 1.000 megas.

Johanna Pérez es profesora de yoga y Eduardo Muñoz, ingeniero. Estos dos jóvenes urbanitas escribieron al programa para intentar dar un giro a su vida y conocieron los Valles Pasiegos durante la grabación: «Queremos vivir en un entorno rural por muchos factores: alejarnos de la contaminación, saber lo que comemos, tener silencio y conexión con la naturaleza... Quiero formar una familia y qué mejor que hacerlo en un entorno rural», explicaban para confesar al final del programa que se quedaban a vivir en Cantabria tras descubrir la belleza de la zona y la bondad de sus vecinos. «Para que la gente venga a los pueblos tiene que tener las mismas oportunidades que en las ciudades», decía el emprendedor Iván Diego antes de conocer junto al resto de protagonistas cómo había quedado la obra de restauración y limpieza de la antigua biblioteca de Alceda.

«Unos han pintado, otros han limpiado libros, han acuchillado el suelo, Nacho ha llevado unos muebles fantásticos… Todos han conseguido un espacio maravilloso para trabajar, conocerse y compartir ideas. Combinar tecnología con talento y hacerlo en un pueblo, me parece bestial. y lo más bonito de todo es que es para todos», sentenció Calleja para despedirse y salir volando en su emblemático helicóptero. María Eugenia Martínez e Iván Diego están muy contentos con el resultado: «Esperemos que este programa sea bueno para el valle, para que la gente nos conozca y se vea todo lo que tenemos aquí».