Marta San José Sebrango: «Estoy enamorada de Madrid, pero en Semana Grande nunca fallo en Santander»
DEL VALLE A LA MESETA | CÁNTABROS EN MADRID ·
La joven santanderina, profesional del área de Recursos Humanos, reconoce que al volver a casa se estresa con la calma en comparación con el estrés de la capital
Julio. 2015. Seguramente un día de calor en Madrid, como absolutamente todos los veranos en la capital. Es probable que Marta San José Sebrango (Santander, 1992) no recuerde si ese día de julio que se bajó en Avenida de América para buscar piso hacía ... 30 o 38 grados o si esa mañana había desayunado un café con leche o un zumo de naranja, pero lo que nunca olvidará, será su flechazo con las Cuatro Torres.
Llevaba cinco horas y media en un autobús y fue observarlas y ver pasar su futuro por delante. Hoy, cuatro años más tarde, cuando se dirige en su coche por la Castellana y se encuentra con ellas, no puede evitar pensar en su llegada y en su maleta cargada de ilusión. Una ilusión que aún mantiene y con la que se levanta cada mañana para ir a una empresa de consultoria multinacional donde trabaja en el área de Recursos Humanos y en la que, día a día, lucha por crecer como profesional y como persona.
No puede saber el camino que le hará escoger la vida, pero tiene muy claro que si de ella depende, pasará el resto de su vida en Madrid, una ciudad que adora por su tamaño, su gente y su diversidad. Eso sí, jamás dejará de visitar a su familia y amigos de Cantabria y cuando tenga la suya propia, la enseñará a amar, como ella, la tierra que le ha visto crecer.
-¿Por qué viniste a Madrid?
-Cuando terminé el bachiller, valoré varias opciones y elegí hacer Relaciones Laborales en Santander porque es una carrera que creo que, de alguna manera, no te cierra puertas. A mi me hubiese gustado salir desde un primer momento por vivir la experiencia, pero al final podía estudiar allí así que me quedé. Sin embargo, a medida que pasaban los años, la ciudad se me quedaba pequeña. Reconozco que Santander es muy bonita, pero a mi me apetecía más. Es cierto, que cuando acabé no tenía ni idea de qué quería hacer. De hecho, jamás me hubiese imaginado la situación que tengo ahora: estoy feliz aquí.
-¿Recuerdas tu primer día en Madrid?
-Sí, me dejó mi padre en Madrid y discutí con él por un tema de la compra. Siempre me lo recuerda y me dice: «Te dejé pensando que eras una niña en una gran ciudad, y mira ahora lo que has logrado». Esto que te voy a contar es muy personal, pero me encanta compartirlo. Cuando antes de eso, me vine a buscar piso en un Alsa y con una maleta, recuerdo que cuando observé las Cuatro Torres, vi pasar mi futuro por delante. Me sentí llena. Tuve la sensación, como suelo decir, de enamorarme de Madrid. Y hoy, habiendo conseguido un puesto que me gusta, cuando voy con mi coche por la Castellana y veo las Cuatro Torres, me acuerdo de esa Marta de 24 años que venía con muchísima ilusión. Una ilusión que aún mantengo.
-¿Crees que es el amor de tu vida?
-Yo diría que sí. Nunca se sabe, espero que no ocurra ninguna desgracia en mi familia que me tenga que obligar a elegir, pero si es por mí, viviría toda la vida en Madrid. Yo ahora resido en el centro y comparto piso, pero tengo la mentalidad, a corto plazo, de irme sola y el día de mañana me veo aquí con mis hijos. Quizás no en el centro, sino en las afueras, pero formando mi propia familia aquí.
-¿Qué te aporta Madrid?
-Tiene un abanico muy grande en el mercado laboral. Creo que si tienes compromiso, ilusión y no pierdes las ganas, hay bastantes opciones. Sí que es cierto que Madrid es muy exigente, no es ni la ciudad más barata ni la más cómoda, te tiene que enamorar. Yo soy una persona muy nerviosa, me gusta mucho la gente e incluso el estrés, que cualquiera lo diría. A mi me ha acogido muy bien, es una ciudad en la que cada día tienes que estar a la altura, pero muy buena para conseguir una oportunidad. De todas formas, hay que diferenciar entre la gente que viene por obligación a la que viene por devoción. Yo me vine por devoción.
-Pero algo echarás de menos de Cantabria...
-Te puedo decir que el mar, pero en realidad tampoco lo echo de menos, me acuerdo de él cuando estoy allí. Por ejemplo, cuando voy a Santander, el ir tan calmada, incluso me estresa. Mi madre, cuando salgo a pasear con ella, muchas veces me dice que no hay prisa y es que yo no siento que vaya rápido. Lo que más echo de menos es a mi familia. Si, por ejemplo, mis padres o mi hermana se cogen un piso en Madrid, sería fenomenal.
-¿Disfrutas ahora de Cantabria más que cuando vivías allí?
-Sí, disfruto mucho más ahora. A veces parezco una turista. Mi familia tiene una casa en Espinama (Picos de Europa), y cuando era pequeña aborrecía tener que ir, me llevaban por obligación. Ahora, sin embargo, si puedo, incluso con amigos, voy. Lo considero un paraíso.
-¿Cómo es un día tuyo en Madrid?
-Mi día a día es estresante, pero en el buen sentido. Como te he dicho antes, soy muy nerviosa y muy activa. Entre semana soy la compi de piso chollo, porque no estoy en casa en la vida. En el trabajo tengo un horario flexible, para lo bueno y para lo malo. Luego, Madrid tiene mucha vida y siempre te lía alguien para unas cañas. Aunque también invita, incluso, a hacer planes en solitario. Muchas veces, me he cogido un zumo y me he ido a dar un paseo. Es una ciudad para perderte y descubrir rincones nuevos y una de las cosas que más engancha de Madrid, es la diversidad que hay de gente y de zonas.
-¿Son los domingos cuando más notas la diferencia entre Madrid y Santander?
-Creo que tiene mucho que ver el hecho de que haya tanta gente de fuera. En mi cumpleaños, por ejemplo, nos juntamos veinte personas aquí y de ese grupo solo dos son de Madrid. Es una ciudad que acoge mucho por eso, porque ser de fuera une más. Aquí, un plan de una caña se puede convertir en una noche loca con unas copas. Siempre se lo digo a mis amigos de fuera cuando vienen, Madrid es una ciudad que nunca se apaga, así que si quieres conocerla, prepararte, descansa, porque si quieres no duermes.
-¿Qué temporada disfrutas más en Madrid?
-Primavera me gusta mucho y verano la que menos. Soy muy sufridora del calor y como buena persona que comparte piso, no tengo aire acondicionado, así que esos meses invierto muchas más horas en la oficina. Quizás disfruto más de septiembre y octubre, en esas fechas Madrid es impresionante, porque puedes estar en la calle, en las terrazas. Y luego la temporada de mayo, junio, me parece brutal. Fíjate, una de las cosas que echo de menos en Madrid es que los pisos con piscina fueran más asequibles. Te he dicho que en un futuro quiero una casa, pero el principal motivo es porque quiero una piscina. En verano se sufre mucho.
-¿Cómo te ves en diez años?
-Me gustaría estar aquí. Me veo con una familia y bien posicionada laboralmente, y educando a mis niños aquí. Cuidado, no confundamos, y tengo que ser realista, que la calidad de vida para un niño no es la misma que en Cantabria. Por ejemplo, yo con las condiciones que tengo ahora laborales, en Santander viviría fenomenal y aquí vivo normal. Estoy encantada, pero, ahora bien, tengo que compartir piso y no tengo responsabilidades.
-¿Alguna época que no te pierdes nunca de Santander?
-En Semana Grande no fallo. Eso de irte al Puntal, al chiringuito a tomarte algo, subir a casa a cambiarte y bajar a las casetas, es maravilloso. Además, yo me siento muy vinculada con las fiestas, porque cuando estudiaba trabajaba en las casetas. Siempre voy, incluso me llevo amigos de aquí, es mi época favorita.
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