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Desde el perro de caza, «seleccionado genéticamente» para su labor, al perro policía, especializado en la detección de explosivos –con la peligrosidad que eso conlleva–, pasando por el que ejerce como terapeuta para personas mayores o con discapacidades severas. También está el perro guía, «crucial» ... en la vida de muchas personas ciegas, los que trabajan con los voluntarios de Protección Civil y los que están entrenados para detectar el cáncer de forma precoz. En definitiva, el mejor amigo del hombre también trabaja. Y mucho.
1.Pirlo de la Barrera
Perro de caza. Setter Inglés
Pirlo de la Barrera, al igual que el resto de perros de caza, está «seleccionado genéticamente» para su labor. Es precisamente este rasgo, junto con el instinto de caza que posee y la obediencia, lo que le hace «indispensable». Lo dice Ignacio Valle, su dueño y compañero de batallas: «Todos los perros de caza tienen en sus genes algo de cazadores. Se han ido seleccionado con el tiempo». Pirlo tiene dos años y orígenes de padres, abuelos y bisabuelos cazadores. Es un perro de muestra, de caza menor, lo que significa que su instinto le hace apuntar con el hocico la dirección donde se encuentra la pieza de caza. De esta forma, permite al cazador moverse y tener la pieza a tiro. «Se centran en aves, conejos, liebres...», explica Valle. E insiste en que su papel es fundamental. «Sin un perro no se entiende la caza. Esto es un equipo», y muchas veces el animal protagoniza el papel «protagonista». «En una jornada normal puede llegar a andar 30 kilómetros. E incluso, a veces, 60. Son atletas». Y como tal, cuida mucho su alimentación. «Le doy comidas con proteína y mucha grasa. Hay piensos especiales para ellos», expone.
2.Roxy
Perra policía especializada en detección de explosivos. Pastora belga malinois
Roxy, una pastora belga malinois, trabaja en el cuerpo de la Policía Nacional de Santander desde hace cinco años. Se incorporó junto a su hermana gemela, Dakota, a la que le acaban de detectar un cáncer. Ambas se encuentran bajo las órdenes del oficial de la Unidad de Guías Caninos Diego Agüero, que, según él mismo cuenta, prácticamente las vio nacer. Y es que, como se suele decir de las personas, estas dos hermanas llevan el trabajo en la sangre. Su madre, ya jubilada, trabajó mano a mano con Agüero. De hecho, ahora que ya está descansando, vive junto a su familia. Roxy está especializada en la detección de explosivos, un trabajo cuyo adiestramiento es más complicado, si cabe, que el de detección de estupefacientes, dinero en curso legal y armas. «El adiestramiento dura entre nueve meses y un año. La droga te permite cometer errores. Cuando empiezas la faena el perro puede fallar y no pasa nada. Vuelves atrás. Pero en explosivos si fallas en señalización o en la búsqueda, hay que volver a empezar por la peligrosidad que conlleva. Por eso, trabajamos mucho la operatividad», explica.
3.Magia y Emi
Terapeutas. Labradores
Magia y Emi son dos labradores cuya labor está orientada a «mejorar la vida de las personas». Así lo explica Rubén Sánchez, dueño del centro canino Besaya, lugar en el que residen. «Son perros entrenados de forma específica para formar parte de un equipo terapéutico que pretende alcanzar los objetivos individuales de cada paciente». En su caso, trabajan en el Centro de Día de Sierrallana con personas con discapacidades severas, como puede ser el autismo o la parálisis cerebral. «Proporcionan a los usuarios apoyo emocional y estimulación física. Nos centramos mucho en la relajación. Se crea un ambiente emocional muy acogedor», detalla. Respecto a la parte física, el responsable del centro cuenta que «está demostrado científicamente» que los perros transmiten un calor a los pacientes que se traduce en bienestar corporal y «rebajan la frecuencia cardiaca». Magia y Emi también se desplazan hasta la residencia de mayores de Cueto con pacientes de la tercera edad. «Trabajamos con personas que pueden cepillar, pasear, dar de comer y moverse con el animal», señala Sánchez. Y con otro grupo, el de los pacientes asistidos: «Con ellos nos centramos en la memoria y en los recuerdos que se les vienen a la cabeza al ver al animal y acariciarlo; son unas sesiones muy satisfactorias».
4.Quiro
Perro guía. Labrador
«Quiro es mis ojos cuando voy andando por la calle, y por eso voy tranquila». Eva Fernández, ciega de nacimiento, camina «mucho más tranquila» gracias a Quiro, su perro guía, un labrador que sortea todos los obstáculos que su dueña se encuentra por el camino. «Un buen perro guía tiene que tener minimizados los instintos de caza, guarda y protección para ejercer bien su labor. Se consigue trabajando todas las etapas desde antes de nacer, con la selección de sus padres», explica. Aun así, las personas invidentes que acogen al animal también reciben formación. «Nos explican cómo cuidarlo, técnicas de guía, las instrucciones que debemos dar...», cuenta Fernández, que reconoce que desde el principio formó «un tándem perfecto» junto con Quiro, que la acompaña casi en el cien por cien de los viajes que realiza.
5.Belle, Trufa y Lando
Perros de rescate. Beagle y Border collie
Ana San Emeterio, voluntaria de Protección Civil en Santander, admite que el desempeño de su trabajo «no podría efectuarse sin Belle, Trufa y Lando». Ni sin el resto de perros que forman parte de este equipo de rescate. «Son animales entrenados para encontrar personas vivas en grandes áreas, deslizamientos de terreno, estructuras colapsadas y avalanchas de nieve». Belle, Trufa y Lando captan las partículas de olores humanos que vienen del aire y son capaces de buscar ese olor por grandes superficies. San Emeterio comenta que no hay una raza determinada para ejecutar esta labor. «Pueden ser perros mestizos, más grandes, más pequeños...». Pero sí existe una condición indispensable: «Deben ser perros vivos, juguetones y que tengan buen fondo físico». Y añade: «Ellos trabajan con una rapidez que no tenemos los humanos». Una cualidad «necesaria» cuando está en juego el bienestar de las personas.
6.Iñaki, Freddy y Laia
Detectores de cáncer. Jack Russell terrier, Border collie y Pastor de las encartaciones
Iñaki, Freddy y Laia fueron seleccionados por los adiestradores caninos Nuria González y José Luis García, de Biodogtor, para desarrollar un proyecto de detección precoz del cáncer bajo la dirección del equipo médico de Oncología del Hospital Valdecilla. «Son animales con mucha capacidad de concentración, hábiles, rápidos y con un gran potencial olfativo», explica Ignacio Durán, oncólogo. Su particularidad es que son perros que residen con familias: «Entrenan cuatro días a la semana y regresan a su hogar». Estos entrenamientos son a base de refuerzo positivo. «Es muy importante para estimular al animal», explica José Luis. «Ponemos muestras de gente sana y de pacientes oncológicos». Y cuando el perro huele los compuestos orgánicos volátiles de las células malignas a partir de muestras de aire, se sienta o se queda parado frente a ellas. «Ahora estamos centrados en que diferencien el cáncer de pulmón de otras enfermedades no oncológicas como la bronquitis crónica», apunta Durán.
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