Mozimán luce abdominales

Cada día es un pequeño desafío para Mozimán que, lejos de ver en el esfuerzo y dedicación un sufrimiento, agradece la oportunidad que este desafío le ha dado para desviarse a tiempo de un camino que, según él mismo, «terminaría, tarde o temprano, en problemas de corazón». Además, su cargo como entrenador del Independiente Rugby Club de Santander le permite rodearse de gente que, al igual que él, aman el deporte y que, sin duda, le ayudan en la consecución de sus objetivos.

Los entrenamientos van siendo cada vez más intensos, no obstante, el paso de los días se ha convertido en un aliado de Mozimán, quien es capaz de realizar ejercicios que hace tres meses parecían una quimera.

Al margen del desafío, la entrada de noviembre le ha servido para dar visibilidad a otras causas como la lucha contra el cáncer y ha pasado a lucir un bigote poco habitual en él.

Una muestra de los entrenamientos a los que se está enfrentando Chucho son las series de escalones que realizó el pasado 15 de octubre, un pequeño desafío en el que retó a sus colegas de viaje a adivinar el tiempo en el que realizaría el ejercicio, objetivo en el que fallaron todos.

Al margen del objetivo claro de perder peso a través de la adquisición de hábitos saludables, una de las metas que tiene Mozimán es la lucha contra la obesidad infantil, un problema que afecta al 50% de los españoles. Para ello, Chucho aprovechó la visita del Betis al Sardinero con motivo de la disputa del partido correspondiente a la Copa del Rey para pedir el apoyo al argentino Giovani Lo Celso, jugador cedido por el equipo francés del París Saint Germain.

En unas semanas seguiremos contando los avances de Chucho en el desafío Tryagain, un reto lleno de esfuerzo, sacrificio, concienciación y buen humor.