Cómo no vamos a recordar aquellos días de junio en Santander, cuando terminaba el colegio y empezaba el buen tiempo. Bueno, es verdad que no siempre era así y había que esperar más. Pero, ¿y la felicidad de terminar las clases? Seguramente, aunque exista, es difícil de encontrar a una persona de Cantabria que no diga que su estación favorita del año es el verano. Eso sí, cuando dejas la región, igual la cosa cambia. O al menos eso le pasó a Amaya Capracci (Santander, 1990) que, aunque sigue disfrutando siempre que puede de los veranos de Santander, en Madrid se queda con el otoño. Sí, le gusta mucho esa época en la que sigue haciendo buen tiempo y comienza el curso escolar, los estudiantes vuelven a llenar la ciudad y empieza la temporada cultural.
Esta joven periodista, afincada en la capital desde hace once años de manera intermitente, recaló allí como la gran mayoría, para estudiar. Aunque sus opciones de carrera eran varias, por supuesto siempre relacionadas con Comunicación, el destino lo tenía claro: Madrid. Quería probar la experiencia de vivir en una ciudad grande y así lo hizo, y sin duda, se cumplieron sus expectativas. Ahora vive en Malasaña, un barrio al que seguramente te llevaría nada más llegar si vas de visita y del que disfruta día a día gracias a su gente, a las terrazas o a la música en directo.
-¿Cómo ha cambiado tu vida por vivir en Madrid?
-Aquí el ritmo de vida es muy distinto. Hay cosas en las que sales ganando y otras en las que, a lo mejor, sales perdiendo. En general creo que es una ciudad con muchas más oportunidades de todo: ocio, laborales, etc. Madrid está llena de museos, teatros, cines…Me apetecía mucho experimentar vivir en una ciudad así.
-Eso es lo que ganas. ¿Y lo que pierdes?
-Seguramente, que moverme de una punta a otra sea mucho más complicado, pero tampoco siento que en calidad de vida pierda demasiado. Salvo el mar, eso es lo único que creo que he perdido.
Amaya Capracci lleva más de diez años de forma intermitente en la capital.
DM
-¿El mar?
-Creo que no somos conscientes de lo que nos aporta el mar hasta que vivimos sin él. Simplemente pensamos que está ahí, porque paseas, y tanto en invierno como en verano, lo tienes cerca. Y de repente, cuando vives en una ciudad del interior te das cuenta de lo que se echa de menos.
-¿Qué te traerías de Cantabria a Madrid?
-Quizás la posibilidad de moverme por la región los fines de semana, el poder irme a pueblos, a visitar lugares. Aquí es más complicado, vives como en una burbuja que es Madrid capital y la comunidad es más difícil de conocer. Allí en tres cuartos de hora te plantas en la otra punta de Cantabria. Eso sí que te da otras posibilidades que aquí no se tienen.
«Hay muy poca gente de Madrid de toda la vida. El anonimato también se disfruta».
-¿Cómo llevas el anonimato de Madrid?
-Tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. El sentido de comunidad que tiene una ciudad como Santander es muy distinto que aquí. El anonimato siempre tiene dos caras. Aquí eres uno más entre seis millones, para lo bueno y para lo malo. Ese soporte social que tienes en una ciudad más pequeña como Santander, aquí es inimaginable, porque además esto está lleno de gente de fuera. Hay muy poca gente de Madrid de toda la vida. El anonimato también se disfruta. Por ejemplo, el hecho de que haya gente no solo de otras partes de España, sino de otros países, de todos los continentes, también te enriquece mucho.
-¿Cómo crees que acoge la gente en Madrid?
-Muy bien, precisamente porque hay mucha gente que es de fuera. Es como un punto de encuentro. Para mi, comparándolo con otras ciudades, Madrid te acoge súper bien, seas de donde seas. Y la impresión que tengo, tanto por mi experiencia, como por la de otra gente, es que siempre ha sido así. Te recibe muy bien desde el primer momento y te hace sentir que perteneces a ella. Nunca te sientes de fuera.
Retrato de la comunicadora cántabra.
DM
-¿Cuál es tu estación favorita en Madrid?
-Probablemente el otoño. Es la época mas interesante, comienza el año escolar y hay muchos estudiantes, que le dan mucha vida a la ciudad. Además, empiezan todas las exposiciones en los museos y todavía hace calor porque el otoño suele ser muy bueno. Así que de septiembre a noviembre es mi época favorita.
-¿Y de Santander?
-El verano, sin duda. Cambia mucho la ciudad.
-¿Cómo es tu día a día?
-Parecido al de mucha gente. Vas a trabajar, y es verdad que tienes mucho tiempo de transporte para llegar a tu trabajo, pero bueno, al final trabajas, sales y te puedes ir a tomar algo a cualquier sitio. Está la ciudad llena de terrazas y de lugares a los que ir. No tienes ni que repetir en los 365 días del año. Y de vez en cuando ir al teatro, al cine, a alguna exposición o a algún concierto.
«En Santander te tienes que acomodar a un ritmo de vida distinto. Ni mejor ni peor, pero distinto».
-¿Eres de no repetir lugares o al final el barrio te tira?
-Es verdad que yo vivo en un barrio, Malasaña, que te da oportunidades de todo. Aquí tenemos cines, tiendas, teatros, bares con música en vivo… Madrid de alguna forma tiene como «microciudades» dentro de la ciudad, sobre todo en los barrios del centro. Yo en Malasaña puedo hacer todo lo que quiera los siete días de la semana.
-Y a prácticamente todas las horas
-Sí. En Santander me cuesta acostumbrarme a no poder ir a un supermercado un domingo. Aquí puedes hacer cosas como ir a ver música en directo todos los días de la semana. Sin embargo, en Santander te tienes que acomodar a un ritmo de vida distinto. Ni mejor ni peor, pero distinto.
-Después de tantos años en la capital, ¿no te has cansado de Madrid?
-No. De hecho, cada vez me gusta más. Reconozco que los primeros años, aunque me gustaba, no le había cogido tanto el pulso como en la última época. Cada año que pasa estoy más contenta aquí. Es una ciudad con una mentalidad muy abierta, que, aunque haya cambiado y sea una capital, mantiene la esencia de los barrios, de las tiendas, de la gente…
La periodista defiende Madrid como destino de vida y laboral.
DM
-¿Un lugar al que llevarías a una amiga que nunca ha visitado Madrid?
-A Malasaña o a La Latina. Son como los dos barrios más icónicos, uno por la vida cultural que tiene y otro por la historia. El Madrid de los Austrias es una zona muy bonita por la que pasear e ir a comer.
-¿Cómo crees que nos ven a los cántabros aquí?
-Siempre he tenido la sensación de que muy bien. Y además mucha gente de Madrid tradicionalmente veranea en el norte, así que tenemos muy buena fama. Les gusta mucho el norte en general y creo que Cantabria en particular, porque además yo creo que es el sitio más cercano del norte al que ir desde aquí. Debe ser que allí les tratan muy bien y por eso aquí nos lo devuelven.
«Mucha gente de Madrid tradicionalmente veranea en el norte, así que tenemos muy buena fama».
-¿Qué te preguntarías a ti misma?
-Uf, me has pillado. No lo sé.
-¿Y algo que te gustaría decir?
-Que todo el mundo que tenga la oportunidad de venir a vivir a Madrid en alguna época de su vida, sobre todo si es joven, que lo haga. Es una ciudad que te aporta mucho y donde aprendes a valorar muchas cosas que tiene Santander que quizás viviendo allí no somos capaces de ver, pero que en la distancia aprendemos a hacerlo.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.