Tenía treinta y ocho años y una vida feliz en Cantabria cuando Patricia Higuera Barra (Barcelona, 1975) recibió una oferta de trabajo desde Madrid que no podía rechazar. Esta historiadora y 'community manager' se encontraba en la edad perfecta, como bien cuenta ella, para experimentar ... lo que significaba vivir en la capital. Así que, sin dudarlo, metió todas sus pertenencias en cajas y abandonó la tierra que la había visto crecer desde los cinco años. Aunque le costó dejar los paseos por la playa, los baños en el agua fría del Cantábrico o las rabas de los domingos, desde 2013 es feliz en Madrid donde disfruta, sobre todo, de su oferta cultural y de ocio, en general.
Aunque vive en un barrio tranquilo en el que encuentra la calma de la que gozaba en la 'tierruca', no dudaría en volver si se le presentase una buena oportunidad laboral. Mientras tanto, disfruta de los paseos por el parque de la Dehesa de la Villa o de las tardes en el Museo del Prado o el Arqueológico y siempre que puede, especialmente en verano, sube a Santander en busca de ese fresquito que no encuentra en Madrid.
-¿Qué fue a lo que más te costó acostumbrarte de la capital?
-Al mal estado de las aceras. Te vas a reír, pero como tengas que ir con tacones, te dejas el tobillo. Por Santander ando tranquilamente, pero por Madrid me mato. También me sorprendió la falta de limpieza de la ciudad, aunque ahora no me parece tan diferente…
-¿Se cumplieron tus expectativas?
-Sí, con creces. No tuve ningún problema de adaptación, porque además vivo en un barrio que, siendo un distrito céntrico, es muy tranquilo y lo tengo todo muy a mano. Además llego al centro muy rápido.
-¿Dónde te encuentran si te buscan por Madrid?
-Pues posiblemente dando un paseo por el parque de la Dehesa de la Villa, aunque también es muy probable que me encuentren en un concierto, viendo una obra de teatro o en El Prado o el Arqueológico. Respiro en el parque y me relajo mirando Las Hilanderas, rara que es una…
-Y como buena merengue habrás disfrutado. Llevas cinco años y medio en Madrid y has celebrado cinco copas de Europa.
-Bueno, eso ha sido algo genial. He podido ver las últimas siete y ya en Madrid cuatro. Tres seguidas es incluso demasiado… Bueno, no, eso nunca. Las últimas las he ido a ver al Bernabéu con una buena amiga, también muy merengue, y la verdad es que se viven de otra manera, aunque no se jueguen en el estadio. El ambiente, la alegría y los nervios se viven de otra manera en el templo del fútbol mundial. Los madridistas que somos un poco neuróticos…
«No nos podemos quejar de lo que podemos disfrutar en Cantabria, empezando por una oferta gastronómica muy difícil de igualar»
-¿Qué te ofrece Madrid que no te da Cantabria?
-Pues como toda gran ciudad, ofrece muchas más oportunidades laborales y tiene más oferta cultural y de ocio en general. Sin embargo, no nos podemos quejar de lo que podemos disfrutar en Cantabria, empezando por una oferta gastronómica muy difícil de igualar. Y no sólo tenemos que pensar en el tema gastronómico, sino que también podemos disfrutar de eventos culturales de muy diversa índole y con relevancia nacional. Te hablo del FIS, del ciclo Talía, la UIMP... Recuerdo mis últimos veranos de Santander, en los que no paré de hacer cosas. Fui a muchos eventos, y muchos de ellos gratuitos.
-¿Notas mucho la diferencia de precios?
-Yo he tenido mucha suerte con el alquiler, pero sí es cierto que luz, agua y gas son mucho más caros. Sin embargo, en alimentación, transporte, y gastronomía no lo noto. De hecho, y es lógico porque es una ciudad más grande, en los restaurantes puedes encontrar precios más competitivos en Madrid que en Santander. Pero también es cierto que, en los últimos años, en Cantabria estamos encontrando menús del día estupendos de calidad y a muy buen precio.
-¿Cómo crees que nos ven los madrileños?
-La verdad es que les encanta nuestra comunidad. Cuando cambié de trabajo en 2017 y la gente me preguntaba que de dónde venía, al decirles que era cántabra, todos mostraban su admiración por nuestra tierra. Siempre había alguien que me decía que qué bonito es Comillas o que conocían Santillana y las Cuevas de Altamira. Creo que deberíamos valorar como se merece el legado histórico-artístico de gran nivel que tenemos. El arte del que podemos disfrutar en Cantabria es espectacular, desde el arte paleolítico hasta el modernismo, pasando por los restos romanos y el arte románico. Por supuesto, también conocían nuestras playas y los pueblos del interior y aunque nosotros muchas veces nos quejemos, les gusta hasta nuestro clima.
«El arte del que podemos disfrutar en Cantabria es espectacular, desde el arte paleolítico hasta el modernismo»
-¿Con qué clima te quedas?
-Con el de Cantabria. A mí me gusta mucho el sol, así que en invierno llevo muy bien el clima de Madrid porque el frío es seco, pero, a partir de mayo y hasta noviembre, es la muerte en vida. Me encanta el clima suave de Cantabria, poder dormir en verano con una colcha es lo más maravilloso que puede ocurrir. Recuerdo que en junio de 2017 salí de Madrid con 40 grados y llegué a Cantabria lloviendo y yo feliz… Quedé con una amiga y como sabía que necesitaba respirar, me llevó a tomar algo a Avril en la ría. Todo el mundo estaba dentro, pero nosotras nos quedamos en una terraza de fuera y tan a gusto. Por supuesto, subí la foto a Facebook y mis amigos madrileños se morían de la envidia.
-Casi todos los cántabros dicen que echan de menos el mar, ¿es tu caso?
-Por supuesto, el mar y los paseos por la orilla. Yo tenía un peludín que se llamaba Russ y a partir de febrero, en las horas en las que se permitía, me lo llevaba a dar paseos por la playa y era algo totalmente genial. Además, como en los últimos años vivía en Astillero, íbamos mucho por la Cantábrica y paseábamos al lado del muelle. El mar da tranquilidad y toda la paz necesaria cuando queremos evadirnos un poco. A mi me encantaba bañarme y lo hacía desde que empezaba a ir a la playa, que podía ser perfectamente en marzo. Y si hay una cosa que me gusta del Cantábrico son las olas y que el agua está fría.
«El mar da tranquilidad y toda la paz necesaria cuando queremos evadirnos un poco»
-Antes has dicho que la gastronomía de Cantabria es inigualable. ¿También la echas de menos?
-Como tú también sabes, cuando decimos que somos de Cantabria, aparte de la belleza de nuestra comunidad y todo lo que te comentaba antes, todo el mundo nos dice lo bien que se come. Es una cocina auténtica con productos de primera calidad, tradicional, por una parte, pero sin obviar que cada vez podemos encontrar más oferta especializada. Aunque como la cocina cántabra en sí hay muy pocas. Es que veo unas rabas y se me caen las lágrimas. En Madrid me he prohibido comerlas, no son rabas y nunca lo serán. Sólo lo puedo hacer si voy a algún restaurante de algún cántabro.
-¿Y además de las rabas?
-Por favor, el cocido montañés. Aunque también me gusta mucho el lebaniego, con el montañés se me caen los lagrimones de felicidad. Y si el mismo día que me como un cocido, he desayunado unos sobaos de la Vega de Pas hacemos redondo el día y de paso, también me pongo redonda yo.
-¿Sueles ir a Cantabria?
-No tanto como me gustaría. Mi madre vive en Huesca así que voy a verla a ella todo lo que puedo y eso limita mis visitas a Cantabria. Aunque la última vez que estuve, en diciembre, y eso que solo fueron tres días, ya recargué las pilas y disfruté muchísimo.
-¿Qué es lo primero que haces al llegar?
-Antes de comer unas rabas, o a veces al mismo tiempo, voy a ver el mar. Con la amiga con la que quedo nada más llegar, que ya me conoce mucho, vamos al Faro o a dar un paseo por la zona del Chiqui, la bahía o Reina Victoria.
-¿Te gustaría volver a vivir en Cantabria?
-Sin dudar, la 'tierruca' tira mucho y desde luego, si saliera un buen proyecto no me lo pensaría ni medio minuto. Me encantaría poder volver a vivir en la tranquilidad, es alucinante que el sábado puedas ir a dar un paseo por la playa y el domingo subir a esquiar a Campóo. Creo que no valoramos lo suficiente todo lo excepcional que nos ofrece nuestra tierra. Me imagino que, como a mucha gente le pasa, a medida que pasan los años sientes que tu lugar está donde te has criado.
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